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psicoanalisis

 

 

 

 

 

 

 

 

PSICOSOMÁTICA

CONFERENCIA INAUGURAL
X Congreso Internacional Grupo Cero

Miguel Oscar Menassa: Como ven, tengo una carpeta parecida a la que tienen ustedes, tengo unas páginas escritas que traje de mi casa, pero no tengo unas páginas en blanco que ustedes tienen, todos ustedes tienen unas páginas blancas adentro de las carpetas que yo no tengo, ¿dónde están mis páginas en blanco para el Congreso?

Yo escribí la Conferencia, que es muy pequeña, y no sé si se le puede llamar conferencia, pero sí claramente palabras de apertura al X Congreso Internacional Grupo Cero bajo la denominación de Medicina, o Psicoanálisis y Medicina. Y si bien el Dr. Carlos Fernández me presentó como médico fue para que ustedes no desconfiaran de mí si yo era sólo Psicoanalista. Pero vieron que comencé a hablar y cometí un lapsus ¿se dieron cuenta? con lo cual quedó trastocado todo: eso que me daban para que me valorizara yo lo utilicé para equivocarme porque no quería esa valorización.

Freud, en un trabajo claramente y en otros trabajos menos claramente, nos dice que cualquier persona puede ser psicoanalista si hace la carrera de psicoanalista, si hace la carrera de aviador será aviador, pero si hace la carrera de psicoanalista, si hace lo que tiene que hacer, puede ser psicoanalista, no sólo los médicos. Esto no quiere decir que el psicoanálisis sea una cosa fuera de la medicina o lejos de la medicina, es una cosa de la medicina, por lo menos para Freud era así. Vamos a ver nosotros qué hacemos con eso.
Yo voy a terminar leyendo las cuatro páginas, ustedes no se preocupen, pero a diferencia de otros Congresos donde, en algunos de ellos hasta no entendía por qué me dejaban a mí dar la clase inaugural, voy a decir la verdad: en otros pensaba que era una obligación, que yo estaba parado ahí y el que estaba parado ahí tenía que dar la clase inaugural. Pero esta vez el asunto de la Medicina y el Psicoanálisis, como vine con mi problema en pequeñas cuatro páginas, es un dilema que a mí se me planteó a los 18 años de edad, es decir, que es una cuestión que como bien dice el escrito no he terminado con ella pero que arrastro hace más de 40 años. Es decir, que lo primero es agradecer que, justamente esta vez que era de mi interés, ustedes podían haber decidido no dejarme dar la ponencia inaugural, entonces les agradezco que también me hayan llamado para dar la conferencia inaugural en un tema de mi interés.

Si ustedes leen el programa les va a pasar lo mismo que me pasó a mí, se van a quedar mudos, sordos y yo sin manos porque para la conferencia, tuve que leer un montón de libros, tuve que leer varias veces el nombre de las ponencias del programa para poder escribir apresuradamente esta mañana estas pequeñas cuatro páginas, porque eran tantos los temas de las ponencias, tan bien ubicados, hablaban desde las enfermedades hasta la reducción del gasto sanitario, la posibilidad de que el psicoanálisis interviniera como un instrumento de precisión en el cáncer, en la hipertensión, y sobre todo —creo haber leído, ni leí las ponencias, en los títulos de las ponencias— hasta en la educación de ciertos médicos, entonces estoy hablando de los antecedentes sobre los cuales escribí la conferencia, sobre mis lecturas sobre el tema, sobre los 41 años que tengo la cuestión del psicoanálisis y la medicina, la medicina y el psicoanálisis y la lectura reiterada del programa del X Congreso Internacional Grupo Cero. Psicoanálisis y Medicina.

«Mañana comienza el X Congreso Internacional del Grupo Cero, esta vez, bajo la denominación «PSICOANÁLISIS Y MEDICINA». En principio, por no haber podido, hasta hoy, ponerme a escribir la conferencia inaugural del Congreso, me siento un incapacitado, alguien que va por la vida creyendo, precisamente, que su defecto tiene premio.
El tema en cuestión, la medicina, el psicoanálisis, me daba cuenta, eran una cuestión que yo me había planteado hace cuarenta años y que, aún, no había resuelto. Aunque mucho había conseguido, en parte para los médicos y en parte para los pacientes en general, la cuestión estaba ahí, latiendo.

Cuando joven pensaba junto con Freud que el psicoanálisis debía incorporarse a la medicina para aliviar un poco el dolor de enfermos y médicos y dar cuenta de cientos de enfermedades que atacan, lesionan y, en algunos casos, llegan a matar al sujeto, sin microorganismos de por medio ni causa ni origen, a tal punto que muchas de ellas se llegaron a llamar, se llaman actualmente, esenciales.
Y como sabemos desde antes de los Griegos, si existiera algo esencial que mata es el diablo o Dios o el alma. Y desde entonces la humanidad, sus científicos incluidos, se dividió entre los que se quedaban con el diablo y los que se quedaban con Dios.
El psicoanálisis produce una fractura en la historia del conocimiento humano, en la historia de la vida de los hombres. Cuando Freud dice «el pensamiento inconsciente no juzga, no calcula, sólo le interesa desear, trabajar», da un paso que coloca al ser humano fuera de la dialéctica del bien y del mal y en esa interpretación se queda con el alma.

Más que morada, soplo, nos enseña el psicoanálisis cuando nos habla del alma. Más que relación, desencuentro. Más que cuerpo, imagen de la imagen.

Eros es indestructible, por eso mata y la Pulsión de Muerte tampoco puede destruir a Eros, sólo puede interrumpirlo de tanto en tanto con los signos de puntuación, por eso, sólo por eso, es que vivimos.

A la luz de estos saberes es que me pregunto, cuarenta años después, si el psicoanálisis no debería, más allá de dejarse usar y hasta de buenas maneras por la medicina, me pregunto si no debiera incluir a la medicina dentro del campo del psicoanálisis y de esa manera intentar transformar los criterios de salud y enfermedad.

Acabo de plantear una tesis que espero, con inteligencia, ustedes sabrán desarrollar durante el congreso o bien durante el desarrollo de toda vuestra vida.

He dado con cierta dificultad mi primer paso. Intentaré, ahora, dar mi segundo paso que versará sobre la prevención.

Estando el psicoanálisis ordenando la salud de la población no hubieran ocurrido los siguientes desagradables sucesos:

Un padre enloquecido golpea brutalmente hasta matarlo a su hijo de 6 años y luego se suicida cortándose los huevos.

Una madre de cuarenta años, suponemos que insatisfecha sexualmente, se tira por el balcón al vacío con su hijito pequeño en brazos.

Un padre rompe de tres golpes, suponemos brutales, el cráneo de su hijo de menos de dos años.

Soldado del ejército viola sin ningún goce a una mujer joven y luego le arranca los ojos.

Marido celoso mata de 77 puñaladas a su mujer porque ésta se compró una falda ajustada en las rebajas. Y lo que sigue, para mostrar que el psicoanálisis le haría bien a todo el mundo, los jueces o el juez responsable diagnosticaron que asesinato sí, pero sin alevosía.

Los políticos, nuestros políticos, los que hacen la política, un poco angustiados, un poco enloquecidos, se pelean, se infartan, se matan entre ellos y luego, entre todos, rebajan el presupuesto de educación y cultura.

El cáncer y el sida avanzan sobre las defensas disminuidas por la depresión en la mitad de la población mundial.

La anorexia se come a los jóvenes, en algunos casos dramáticos, hasta hacerlos materialmente desaparecer, porque, si bien reciben cuidados médicos y varias entidades gastan bastante dinero en el estudio y tratamiento de esta enfermedad, al confundir el centro de la cuestión creen que la anoréxica tiene una relación con la comida, cuando en realidad el mecanismo productor de la enfermedad parte de la imagen que la paciente tiene de su cuerpo, los resultados siguen siendo negativos.

Centenares de mujeres alemanas sufrieron la amputación del pecho por diagnóstico erróneo y el médico supuestamente responsable, se suicidó. Con el psicoanálisis como prevención se hubieran evitado la amputación y el suicidio que, como nos enseña el psicoanálisis, el suicidio no es más que un sencillo asesinato.

Nadie se mata a sí mismo, el suicida castiga y mata en él a la persona que él mismo hace responsable de su situación actual. En el caso del médico que consigue amputar las tetas de cientos de mujeres sin ningún motivo médico, su propia madre.

El infarto de corazón es una amenaza para todo aquél que no sabe amar.

Un hombre que sostiene que el amor se siente o está en el corazón, es infinitamente más propenso a romper su corazón infartándolo que un hombre que dice que su amor son las acciones en la realidad con la persona amada.

Y la medicación, Dios-laboratorios mediante, que debería curar o por lo menos disminuir el dolor, mata por error en el diagnóstico más personas que los accidentes en carretera.

Espero haber puesto las bases de una demostración de la importancia del psicoanálisis en la prevención de la salud y considero esto mi segundo paso.

El tercer paso, para que ustedes no duden de que ya he comenzado a caminar, tiene que ver con los números.

Para poder desarrollar un ejemplo nos dirigimos al Hospital Doce de Octubre y nos informamos de lo siguiente:

Con un promedio de 425 pacientes por día, han visitado el hospital del 1 de enero al 22 de febrero 24.472 supuestos pacientes.
20% Se internan o quedan en observación. 
20% Son pacientes llamados crónicos, concurren al hospital periódicamente.
20% Son pacientes que padecen enfermedades agudas leves.
10% Crisis de angustia.
10% Cefaleas.
10% Mareos inespecíficos.
5% Dolores torácicos sin patología.
5% De casos puramente psiquiátricos.
Un 1% de estos casos tienen causa orgánica; EL 99% NO TIENE NADA.»

No tienen nada y no se los puede medicar porque por ahí se los medica y se oculta una enfermedad que realmente tienen y que no apareció ese día. Entonces: no tienen nada, no los puedo medicar y se descarta la patología urgente en ese momento actual, no puedo hacer otra cosa.

No tengo más nada que decirles, si ustedes me quieren hacer alguna pregunta... Dicen que el 1% del 35% de los pacientes que concurren a todos los hospitales de España, sólo 1 de cada 100 está enfermo. Mentira, el 99% restante también está enfermo, de enfermedades que la Medicina no considera enfermedades. Era lo único que quería decir.

Entonces no entiendo por qué, si ustedes quieren (porque estuve pensando mucho), es como llegar al hospital y decir: «bueno la radiología no nos gusta» y dejamos al hospital sin rayos X ¿a ustedes se les ocurre eso? Después que una disciplina fina hace un progreso, la medicina lo captura, claro está. Porque no estamos hablando mal del 99% de los pacientes que van a consultar a un médico que no sabe que está enfermo, no, estamos diciendo por qué los médicos que tan bien derivan a todos los otros pacientes, no derivan a estos pacientes, por qué la Seguridad Social que está tan preocupada por los viejitos no les da este tipo de atención, porque nosotros, los viejitos, tenemos angustia, no hay pastilla que nos calme, es una conversación la que nos calma.

Soporto hasta cuatro preguntas. Sí por favor. Espere a que traigan el micrófono de sala.

Integrante: Hace ya tiempo que quería hacerle esta pregunta pero no había tenido oportunidad o valor. Desde el punto de vista estricto del paciente en una situación más bien precaria o más bien atrabiliaria.

MOM: ¿Más bien?

I: Atrabiliaria, cómo describirle a un médico de cabecera siquiera, a un Psiquiatra totalmente ajeno al psicoanálisis, ciertos estados de confusión mental que te hacen preguntas totalmente dispersas y que te hacen preguntarte sobre casi tu propia condición de existencia, es decir, te colocan en un mundo irreal y en un mundo aparte. ¿Qué hacer en esos casos? Gracias.

MOM: Mira, si el discurso de alguien me pone en un mundo irreal ¿dijo usted? o me hace preguntar por mi propia problemática, le pago, es mi psicoanalista. A mí los pacientes no me hacen poner en ese estado, entonces si uno se pone en ese estado tiene que darse cuenta que surgió un psicoanalista, lo tiene que aprovechar.

I:...

MOM: Yo no dije eso, yo dije que el psicoanálisis tendría que intervenir en la medicina y pensamos que estos trastornos son trastornos mutiladores. Explico, una persona angustiada es una persona que puede hacer muy pocas cosas, si además encima tiene la capacidad de tener ataques de angustia, quiere decir que no solamente durante todos los días de la semana hace mal todo sino que encima uno o dos días por semana lo hace peor, son enfermedades mutiladoras, como para ser tenidas en cuenta como enfermedades, eso estoy diciendo. Las cefaleas a veces no se calman con ningún analgésico, hasta que el paciente no va al hospital y la médica de guardia le da la pastillita pequeña, el paciente no se cura. Entonces yo digo, pero ¿esa pastillita pequeña que le da el médico de guardia no era la pastilla que él podía haber comprado en la farmacia? Bueno, pero es esa relación mínima con el médico de guardia lo que le cura, porque la pastilla se la podía haber tomado en su casa y cuando se las toma no se le va el dolor de cabeza. Después, una cefalea cuando se presenta, si es orgánica, es una cosa gravísima ¿o estoy confundido? Si me duele la cabeza por una causa orgánica es que ya estoy frito.

I: Yo quería a raíz de la pregunta del compañero, que el Dr. contestó muy bien dándole la vuelta, pero hay una cosa importante ahí que el psiquiatra o el médico de cabecera que se enfrenta al paciente no orgánico, tiene el problema de que no está en una cadena de transmisión, no hay nadie que se ocupe de su salud mental. Por eso en psicoanálisis es tan importante estar en una cadena de transmisión, el análisis del psicoanalista. Ahí los psiquiatras están totalmente desprotegidos.

MOM: Me imagino que venimos a un Congreso para conversar. Cómo la joven médica, tratando de ayudarme, en realidad me descalificó. Hablar es bárbaro, porque ella dice: «el profesor le dio vuelta». Que yo no le di vuelta, yo interpreté que el médico estaba fuera de formación.

I: Hoy conversando con un médico oncólogo me decía que, si bien ellos se dan cuenta que sería interesante hacer una derivación a un profesional del psiquismo, no sabían la diferencia entre un psicoterapeuta y un psicoanalista, es decir, un psicólogo y, fundamentalmente, me preguntaba cómo es eso de educar a los médicos, porque son interesantes las diferencias en esto de que el psicoanálisis es médico, nace de la medicina.

MOM: A veces es difícil hablar delante de tanta gente, también a mí me cuesta, pero a ver si entendemos, ¿usted quiere hacer hincapié en que los médicos se tendrían que psicoanalizar, por ejemplo? pues a mí me parece que no se puede ayudar a tanta gente, no se puede andar por la calle con un látigo diciéndole a los médicos que se psicoanalicen. Lo que se puede hacer es lo que estamos haciendo nosotros: profundizar, abrir el panorama teóricamente, mostrar las posibilidades que la presencia del psicoanálisis haría en el mundo de la medicina, entonces sí, a mí me gusta el psicoanálisis. ¿Quién fue el culpable, los psicoanalistas o los médicos? Porque no se puede decir la medicina o el psicoanálisis. La ciencia, las disciplinas no son culpables de nada, se desarrollan según los hombres que las desarrollan, tienen una historia. Evidentemente, sin las matemáticas y sin la física no hubiese existido el psicoanálisis, pero también es a partir del psicoanálisis que encontramos en esas otras disciplinas el modo en que se produjo el psicoanálisis.

No es antes, es después de la ciencia o de la teoría más o menos constituida que uno se puede imaginar de dónde proviene, no puede ir al supermercado y comprar materia prima para hacer una ciencia ¿entienden? Aunque tengo que trabajar materia prima y además, no hay psicoanálisis posible si yo le pido al sujeto que se psicoanalice, eso lo tienen que entender, porque cuando el paciente está muy enfermo, muy enfermo, alcanza con que yo, que soy psicoanalista y me psiconalizo, tenga el deseo de curarlo. Pero una vez que el paciente no está enfermo tiene que decidir psicoanalizarse o el psicoanálisis no sirve, no se puede hacer, por ejemplo, si uno estuviera enfermo de tuberculosis lo puedo curar obligándolo a tomar el medicamento, pero no puedo obligar a la gente a psicoanalizarse, como no puedo obligar a la gente a estudiar. Hubo países donde se creyeron que podía estudiar todo el mundo, por la libertad y por la armonía y mandaron a todo el mundo a estudiar y después de veinte años se dieron cuenta que los que venían del campo a estudiar volvían al campo, y que al final, si no modificaban los modelos ideológicos profundamente, los hijos de médicos eran médicos, los hijos de ingenieros eran ingenieros, los hijos de la fábrica trabajaban en la fábrica y los hijos de los agricultores eran agricultores, con muy pequeños porcentajes que a veces hacían otra cosa, que servían para demostrar la regla. Digo que, aunque pasaran pájaros cerca de nosotros, habría alguno que se quedaría sin el pájaro. Alguno diría ¿para qué? y ahí se quedaría sin pájaro, o ese pájaro que me toca no me gusta, y se quedaría sin pájaro, el ser humano es capaz de cualquier cosa. Hoy a la mañana, en una conferencia de prensa —que a mí me impactó, no tanto por no saberlo sino con la precisión con la cual lo enunciaban— decían cómo la molécula del ADN se puede modificar con el entorno, entonces el entorno de un sujeto psíquico es el lenguaje, y tengan cuidado los genetistas porque se van a tener que ir a psicoanalizar. Nosotros ya habíamos anunciado, en el congreso que hicieron en Francia hace 25 años donde vieron que las unidades cromosómicas están estructuradas como un lenguaje, y si además de estar estructuradas como un lenguaje (yo no sé si lo voy a decir bien) tienen focos que pueden ser modificados por el entorno, puede ser —como decía el médico del cual lo escuché— que en tres o cuatro generaciones de familias que pasa lo mismo psíquicamente, se pueden producir alteraciones cromosómicas. Bueno, yo no soy especialista en eso pero me encantó escucharlo decir y se lo traigo, como un juguete.

Es una investigación que están haciendo, yo ahí me enteré, después seguramente el profesional encargado de esto dirá más, ahora estoy robando información. Que la trisomía se produce después de tres generaciones de un ambiente psicótico familiar (han descubierto los genetistas, no nosotros los psicoanalistas), es un descubrimiento que no saben a qué explicarlo, entonces lo explican diciendo que el entorno transforma el ADN. Después, una cosa dramática que escuché (y se la digo a ustedes porque solo no la puedo soportar) estos enfermos duran generalmente entre 30 y 35 años ¿puede ser? y parece que con el psicoanálisis de los padres o de la familia, estos enfermos pueden vivir 70 años, por lo que el psicoanálisis diagnostica que los padres no los soportan más y el chico se muere. El narcisismo de la familia no soporta que el producto de esa unión maravillosa que ellos tuvieron sea un chico deforme, entonces muere a los 30 años, pero con el psicoanálisis de los padres, ni siquiera del chico, se alarga la vida de este sujeto. ¿Usted me quería preguntar algo? Amelia Díez.

I: Hola, buenas tardes, siempre que hablamos del psicoanálisis parece que uno está haciendo publicidad pero bueno, es así —es así las dos cosas—.

Me pareció entender que al psicoanálisis hay que darle una oportunidad, pero de ser psicoanálisis, esas condiciones de existencia que necesita o de crecimiento en un lugar determinado, no en uno ya preestablecido de otra ciencia o de otra disciplina, porque el hombre se resiste tanto o la disciplinas que normalmente acogen nuevas tendencias o nuevos pensamientos acerca de esa luz. ¿Por qué al psicoanálisis no?

MOM: Lo que pasa es que una ciencia fuerte. Eso quiere decir, siguiendo a Spinoza, que el observador se transforma con la lectura del campo. Pasa con la teoría freudiana pero ya Spinoza sabía, es un gran avance en la teoría del conocimiento, en el sentido de que primero se dice que hay un sujeto cognoscente, que el objeto no tiene esencia, por lo tanto si el objeto no tiene esencia no puede tener ninguna capacidad de transmitir nada, es un sujeto cognoscente en el campo que le da vida al objeto. Pero claro, después se da el paso de Spinoza que es grandioso en el sentido de que no, el sujeto cognoscente en el campo transforma al objeto. Lo que pasa es que nosotros sabemos que en el momento en que se transforma el objeto con mi mirada, se transforma mi mirada, y entonces, cuando estoy en el campo del psicoanálisis, está claro que si le tengo envidia al paciente porque es más alto que yo no lo puedo psicoanalizar. Se acuerdan de una película de Peter O’tool y Peter Sellers ¿puede ser «La pantera rosa»? viejísima, donde él es el psicoanalista de Peter O’tool y Peter O’tool era realmente más alto que este otro y entonces le empieza a hablar: estuve con una mujer y estuve con otra y estuve con otra y estuve con una rubia, decía Peter O’tool tumbado en el diván, y entonces el otro, Peter Sellers, dice: continuamos la próxima. Y el otro dice: pero si todavía no le dije nada. Pero para mí es suficiente, le dijo el otro.

I: Podríamos decir entonces que la cuestión es que el ser humano no está preparado para ser científico o para ser eso que le pide la ciencia.

MOM: El ser humano está preparado para ser «ser humano», yo no sé si los filósofos —que son muy inteligentes— que están aquí en la sala, los filósofos psicoanalíticos me permitirían decir esto: el hombre sólo está preparado para ser hombre y la mujer sólo está preparada para ser mujer, el resto es la neurosis. Que envejeció siendo un enano, es una neurosis porque el envejecimiento tiene que dar sabiduría, tiene que dar inteligencia; si te vas haciendo cada vez más estúpido, eres un enano, pero eso es la neurosis, no es el envejecimiento. La gente va a terminar diciendo que el amor hace mal, que no, que si me hace mal el amor es porque soy un neurótico perdido que me hace mal el amor y el chocolate con frambuesa y el flan con nata y... ¿Cuántas consultas al psicoanálisis se hacen porque el amor le hace mal? el 95%. Si uno escucha, escucha, escucha, al final los pacientes en general terminan diciendo que el amor les hace mal: vivo con ésta que no aguanto, vivo con éste que no me paga, vivo con aquél que no me goza, vivo con aquella que no sé qué... Siempre ambiciono estar en otro lugar, bueno: neurótico perdido. Puedo leer un sólo libro porque como no quiero ser fiel, soy un libertario pero después soy fiel con los libros, leí un sólo libro en mi vida, la Biblia, y nunca más leí un libro. Y bueno, es un ignorante.

I: Entonces el psicoanálisis, que es un entregarte a la metonimia del lenguaje, es como que te enseña lo nuevo.

MOM: A mí me parece que el psicoanálisis, el gran aprendizaje que trae, la venda que levanta, primero es sobre los sentimientos, después del psicoanálisis se sabe por qué se siente lo que se siente, lo que pasa es que ¿quién quiere saber que se siente lo que se siente? Es muy difícil, ni pagándole a la gente quiere saber lo que siente y menos que menos por qué lo siente. Entonces me enfermo de algo de lo cual no quiero saber nada. A ver si entienden la paradoja del psicoanálisis: cuando me enfermo, me enfermo de algo de lo cual nada quiero saber, por lo tanto cuando el psicoanalista viene y me dice vamos a hablar, tengo inhibición, empiezo a hablar bien después de 14 años de análisis ¿Por qué? porque no quiero saber nada de aquello que me enfermó, porque si me entero de lo que me enfermó, lo tengo que modificar.

Y ya el psicoanálisis no tiene nada que ver, es una cosa que depende del sujeto, uno elige en la vida ser un idiota, ser inteligente, no existe la gente que nace idiota o inteligente, uno se hace idiota o inteligente según cómo va eligiendo en su vida. Cuando alguien mata a alguien hay que condenarlo por asesinato, no se puede decir: yo la quería abrazar y como soy muy bruto la maté, eso no se puede decir, eso no hay que aceptarlo. No, como estaba nervioso, como me engañó, estaba nervioso, y entonces, como yo soy un ser nervioso
y mi mamá me trató mal, pum, la maté. No, no, no, no sólo
hay que condenarlo a cadena perpetua a ese asesino sino que además
obligarlo a que se trate cuatro o cinco veces por semana con un psicoanalista malo. Que no.

I: Pero eso es malo para el psicoanalista.

MOM: Es importante la observación de la psicoanalista que me dice que cuando es un mal psicoanalista es muy difícil hacerle mal al paciente, el que se hace mal es el psicoanalista, eso me acaban de decir, yo lo he oído, ella sabrá por qué lo dice.
Yo les voy a explicar una cosa, que no sé si están en condiciones de entender. El problema es que el hombre y la mujer quisieran poder plantearse muy seriamente, a nivel de grandes pensamientos, tener hijos o no tener hijos, por ejemplo, pero no es una cosa de la mujer ni del hombre tener hijos, es una cosa de la especie humana. La especie humana elige, yo estaba distraído y tuve seis hijos, y tenía que estudiar, tenía que hacer esto, tenía... te agarra distraído y tienes tres o cuatro hijos.

I: Es que en ese caso el ser humano deja de ser humano porque ya no razona, porque si tiene que razonar en lo más importante que es traer un ser humano...

MOM: No, no, no, no seamos fanfarrones, la especie es más
grande que el hombre, ¿o no? Hace un montón de años que está el hombre ahí y yo voy a vivir apenas ciento cincuenta, ciento sesenta años, tienen que comprender.

I: Así estamos.

MOM: Bueno pero es el problema del hombre, por eso que nosotros decimos que el hombre, la mujer tienen cuatro sexos, no solamente masculino y femenino sino también padre y madre. Es decir, que no es que haya que tener un hijo o dejar de tenerlo para serlo, son condiciones de la sexualidad humana. ¿Que no puedo tener hijos? pero bueno, no pudiste tener discípulos, no pudiste tener compañeros, no pudiste tener esto o aquello, no tiene nada que ver con no tener hijos, eres un desviado mental, para no dar diagnóstico. Es decir, no nos podemos escapar al designio de la palabra, porque si no, estaríamos fuera del lenguaje y el lenguaje indica que el hombre, cuando nace, cae en algo que ya existía y cuando se muere, con él no termina nada, sólo él, éste es el drama del humano. El que mejor tolere esto, es feliz, puede echarse un polvo algún día, leer algún libro, no tan seguido tampoco porque no hay tanta felicidad, la felicidad es un invento que van a ver que no tiene nada que ver con la felicidad, sino que tiene que ver con un ocio programado por la fábrica para que los obreros vuelvan a trabajar. Lo que no entiendo es porqué tantos intelectuales hacen lo mismo que los obreros, que tienen que trabajar y después tienen que volver a la fábrica, por lo tanto tienen que tener un tiempo de ocio programado desde el Estado en conjunto con la fábrica.

Eso pasa hace más de 200 años, no me miren con esa cara, donde el hombre en los sistemas actuales de producción, cuando es un trabajador tiene incluido su tiempo de ocio, su felicidad. Es necesario que al otro día vuelve a trabajar, es su destino. Lo que no entiendo es por qué los intelectuales no nos copiamos de eso.
Alguna pregunta fácil para que me luzca, hacen preguntas muy difíciles. Sí por favor.

I: Yo me quedé pensando que durante mucho tiempo y hasta la fecha quizá, la influencia de la medicina en la psicología ha sido muy fuerte y de hecho sigue privando en muchos enfoques un enfoque psicopatológico, me pongo nerviosa también

MOM: No es para menos.

I: Entonces pensaba yo, ahora que te estaba escuchando pensaba ¿y no será también que podría existir el riesgo contrario, es decir, que entonces ahora todo lo vamos a psicoanalizar?

MOM: Te agradezco la información porque yo iba a terminar la conferencia diciendo que él que creía que yo estaba en contra de los médicos, de la medicina y de los medicamentos, no había entendido nada. Yo soy un hombre muy respetuoso con la historia de la humanidad porque creo que un hombre tiene que darse cuenta para poder utilizar lo que ha ocurrido en el mundo, y la medicina y los medicamentos es algo que ha ocurrido en el mundo, además la medicina llevó al hombre que vivía 28 años, me dijeron hoy, yo creía que 36, pero había un momento donde todavía vivía 28 años, al momento actual donde cualquier cristiano puede vivir entre 100-150 años tranquilamente, si lo dejaran, gracias a la medicina. Entonces no estamos discutiendo la medicina, no estoy discutiendo los medicamentos, yo soy una persona adulta, estoy por entrar en la tercera edad, y sé que un poco de psicoanálisis y algunos medicamentos son la única estética posible para la vejez. Cómo voy a hablar mal de los medicamentos, no se le puede llamar drogodependiente a una persona que toma una cafiaspirina para evitar el infarto —si esto fuera así— o algún antidoloroso o vitaminas porque se le cae la piel o se gasta 45.000 pesetas en una crema para no verse las arrugas. ¿Se entiende lo que digo o no? Que no puedo estar en contra de lo que va a ser mipróxima estética, yo estoy por entrar en una edad donde si no me psicoanalizo como me venía psicoanalizando de joven y además no utilizo ciertos medicamentos,  absolutamente probado el efecto que hacen sobre el organismo, me quedaría sin la estética de la vejez, entonces no hablo en contra de los medicamentos, no hablo en contra de la medicina, porque creo que son unos genios que hicieron que nosotros pudiéramos vivir más años, sino que en la conferencia lo que dice es que hay un 35% de enfermos que van al hospital y la medicina dice que no están enfermos. ¿Ven que no me estoy metiendo con la medicina? Estoy metiéndome con ese 35% que tendrían que ser tratados con un medicamento apropiado, ¿cuál? el psicoanálisis, nada más. No estoy peleado con la medicina, por favor quiero que la medicina siga haciendo lo que está haciendo y además puede mejorar bastante si empieza a escuchar de manera distinta, cosa que es posible porque las experiencias mínimas que tenemos de los médicos que se psicoanalizan o de los médicos que estudian psicoanálisis y que además se psicoanalizan es muy interesante. No es que no sepan atender un infarto, todo lo contrario, porque cuando uno quiere imponer algo nuevo o mostrar algo nuevo tiene que estudiar bien lo viejo, si no, no le dejan imponer lo nuevo. Eh, jóvenes, que algo hay que estudiar, después que estudias algo puedes decir alguna cosa novedosa. Que no puedo andar por la vida creyendo que nací de un repollo, no puedo, y que el mundo existe cuando yo lo miro, no puedo, no puedo andar por la vida así. El mundo existe aunque yo no lo mire y desgraciadamente nací de una unión deforme: un hombre y una mujer, seres absolutamente diferentes, radicalmente diferentes que tienen muy poco que ver a menos que uno se vaya a condiciones generales: somos todos humanos, bueno sí claro, pero gozan diferente, piensan diferente y para colmo de males tienen un sistema psíquico bastante parecido, es decir, que la diferencia no es estructural, a mí no me lo parece, lo podemos discutir pero no es éste el congreso. Por favor, si no me va a hacer una pregunta déjeme el número de su teléfono. A ver el micrófono.

I: Que estaba pensando que estructuralmente son iguales porque en los dos es frente a la madre fálica, que la castración de la que se habla en psicoanálisis es la castración materna, entonces es la misma, el mismo lugar donde comienza todo es para uno y para otro la castración materna.

MOM: ¡Qué horror! ¡Qué barbaridad! que todo el conocimiento pase por aceptar que mi madre es imperfecta es una barbaridad, el psicoanálisis por eso no funciona, si el psicoanálisis hubiese dicho que hay que soportar que el padre sea imperfecto, estaríamos todos en Psicoanálisis. Que no, es una cosa muy importante ¿no es cierto, doctora? El psicoanálisis dice que no.
Separarse de la madre no quiere decir maltratar a esa persona que ya tiene unos cuarenta años, que veo que son todos muy grandotes, sino que separarse de la madre significa que uno deje de atribuirle la perfección, la potencia exagerada que ella nunca tuvo, que fue una atribución infantil por nuestra impotencia, era nuestra impotencia la que hacía que ella fuera grande, linda, bella y todo poderosa.
Pues bueno, tengo que renunciar a esa creación que ni siquiera era mi madre, era una creación de mi impotencia. No quiero renunciar, y bueno, tengo 40 años y sigo siendo impotente, ¿no conocen a nadie? No quiero renunciar, tengo 40 años y no puedo leer; no quiero renunciar, tengo 60 años y no puedo escribir.

Entonces me entrego a mi madre, es decir, hablando mal me entrego a algo que me condena a ser eso, claro que no va a poder una interpretación modificar ese equilibrio iónico pero si yo no estoy entregado al psicoanálisis (para que eso ocurra me tengo que entregar al psicoanálisis) si estoy entregado a mi madre no hay modificación iónica, no hay modificación del equilibrio iónico, me tengo que morir de eso. Por favor, estoy contestando con mucha libertad.

I: Yo aquí me siento fuera de sitio porque no soy de la profesión, pero me estoy haciendo muchísimas preguntas referentes a mis circunstancias personales o familia. Yo tengo un hijo de 15 años y tengo con él montones de problemas y digo los adolescentes empiezan a sentir la realidad ésta de descubrir las imperfecciones de su madre, vienen los enfrentamientos, muchos problemas y a mí me da miedo en la lucha diaria, me da terror hacer daño a mis hijos, me veo muy impotente y a veces digo, ¿me he equivocado siempre? ¿qué es lo que tengo que hacer? me desorienta muchísimo, por eso he venido, buscando una orientación, una idea que me aclare algo. ¿Es bueno que un chaval de esas edades descubra y se enfrente rudamente y te diga así, con toda libertad todo lo que ve mal, se rebele? Bueno yo haría infinidad de preguntas.

MOM: Yo creo que no podemos decir qué es bueno o no para un adolescente. Ese adolescente en particular hace eso, vive de eso y entonces tiene que ser estudiado ese adolescente en particular, esa madre en particular, esa relación, no hay de ninguna manera moldes para todos los chicos de quince años ni para todas las madres de los chicos de 15 años. A ver si podemos entender lo que es el psicoanálisis, es ese caso especial, el consejo que les damos a los psicoanalistas jóvenes es que no se acuerden de su propio psicoanálisis para no querer hacer con los pacientes lo que hicieron con ellos, porque cada paciente es una estructura diferente, es un mundo diferente, debe ser escuchado de manera diferente y evidentemente lo que sí ya le puedo asegurar es que es esa estructura es usted y su hijo de 15 años. Cuando usted dice: hay algo que no anda, son los dos en esa relación, hay algo que no anda pero no tengo recetas, sólo en un desarrollo de la conversación las cosas pueden cambiar. ¿Se entendió lo que contesté o no se entendió nada? Que está muy bien que usted tenga el problema, la preocupación porque el problema también es suyo, que lo que me pasa en la vida, aunque yo no quiera que me pase, es mi problema porque me está pasando, es mi vida...

I: Lo de unión deforme entre hombre y mujer a mí me sugirió algo monstruoso, me gustaría que me contara cuál es el sentido que le da a ese deforme, informe, sin forma.

MOM: Simplemente quise hablar de las diferencias radicales entre un hombre y una mujer, que seres tan diferentes tengan que acoplarse no es algo que dependa de esos seres, sino que depende de la especie. La especie necesita que esos dos seres tan radicalmente diferentes, vuelvo a insistir, se tengan que acoplar, tengan que unirse para producir un nuevo ser y que no lo decide el hombre, no lo decide la mujer. Si ustedes me preguntan en el bar, les diría que sí me acuerdo cuando decidí el nacimiento de mi primer hijo, iba con mi mujer por la calle y... Que el sujeto también es ingenuo frente a los acontecimientos, es como decir que uno decide ir a una manifestación, no: uno aparece en una manifestación, en su vida aparecen las manifestaciones. No es que yo esté eligiendo ir a la manifestación. Es decir, que ustedes, me parece por cómo me miran, tienen un sujeto humano, un hombre muy libre, muy libre... Que no, que no, que hay un pequeño grado de libertad, que además hay que producirlo con trabajo, es decir, ese es el único grado de libertad del sujeto actual, una libertad que se produce con el trabajo. Ningún estado actual puede pensar la libertad del ser humano (esta mañana en la rueda de prensa, fue muy interesante, yo no intervine pero estuve escuchando), es decir, que ningún estado está preocupado por la salud, que los estados, nuestro Estado, nuestra Seguridad Social, está preocupado de los que se enferman, no está ocupado de los sanos. Nadie está ocupado en que este hombre que está sano siga sano otros diez años más, entonces de la salud nadie está ocupado, temas para discutir.

Bueno, un psicoanalista se tiene que ocupar de la salud y, un poco para ir terminando, una especie de chiste, de interpretación que yo hago es que los pacientes conmigo se curan rápido porque yo a los pacientes enfermos no los puedo psicoanalizar. Entonces, pensando que para psicoanalizarse no hace falta estar enfermo, el paciente ya pierde absolutamente la necesidad de estar enfermo porque no es que yo, que soy médico, le voy a atender solamente si está enfermo, de ninguna manera, la curación realmente es un beneficio extraordinario, rápido además, del intento de psicoanalizarse.

Además (no sé si me tengo que meter en esto en este momento del congreso que recién empezamos) el enfermo en lugar de seguir enfermando su cuerpo enferma el cuerpo de la transferencia, es por eso que al final de mes me tiene que pagar.

I: Yo hay una diferencia que veo muy básica y es que la medicina se basa en la evidencia, la base de la medicina es la historia clínica, entonces cuando escucha al paciente en la anamnesis, escucha las palabras tal cual, y cuando lo explora en la auscultación, la inspección, la percusión, se basa en los sentidos, en la información directa que venga de los sentidos, en cambio el psicoanálisis produce una ruptura, dice que la certeza de los sentidos es algo engañoso, que no hay certeza.

MOM: Sí pero con tu forma de decir la situación yo hubiese seguido adelante diciendo: la medicina no tuvo ningún inconveniente en incorporar el examen químico que podía demostrar que lo que se veía era falso, ¿sí doctor? no hizo ninguna resistencia en incorporar los rayos X, cuando otra vez el médico miraba y la radiografía mostraba otra cosa. ¿Ven que no era que se resistiera a que se demostrara que él se equivocaba? Lo que no sabemos es porqué, porqué con la radiología incorporada a la medicina se eguía comportando en el amor y en la forma de atender a los pacientes de la misma manera. El psicoanálisis no permite eso, en psicoanálisis, me molesté en traer a Spinoza (cuando en la sala hay varios especialistas mejor que yo) para decirles que el practicante se transforma en el contacto con el objeto. ¿No me transformo? No estoy en contacto con el objeto psicoanalítico. Por favor.

I: Volviendo al hospital, en la sala de guardia por el discurso se supone que debería haber un psicoanalista ahí que evitaría que ese 35% huyera. La sala de guardia es como un territorio, institucional pero un territorio del poder, no sólo del poder médico, del poder del Estado. Entonces ¿cuál sería el diagnóstico de una doble huida? la del Estado que no deja que entre un psicoanalista y la de las asociaciones psicoanalíticas que han prohibido en su momento que los médicos accedieran a los hospitales bajo prohibición expresa institucional. Entonces, mi pregunta ¿hay una propia resistencia del psicoanálisis al psicoanálisis desde sus asociaciones. ¿Cuál sería el diagnóstico?

MOM: Del psicoanálisis no pero yo creo que de los psicoanalistas sí, porque tenemos que darnos cuenta que es una disciplina que dice: vuelvo sobre lo mismo, me transformo con el objeto. Fíjate lo que implica, hago una interpretación, que no sé cuando es una interpretación, porque los jóvenes que me vienen a decir, «ayer hice una interpretación maravillosa» y la traen escrita, yo ya sé que eso no fue la interpretación, la interpretación se procesa inconscientemente, sólo puedo averiguar que hice una interpretación por sus defectos, entonces yo hago una interpretación, vamos a suponer, para hacerlo sencillo, el paciente se transforma con esa interpretación, 
yo también me tengo que transformar y cuidadito con que al día siguiente siga atendiendo al paciente de antes de la interpretación. 
Pero también atender al paciente, aunque yo considere que el paciente ha cambiado, seguir atendiendo al paciente de antes de la interpretación es que yo no haya cambiado, yo creo que esa es la complejidad. Y además, implicarse, el paciente viene a ver a un médico desconocido y uno más que más tiene su prestigio entre otros médicos, pero el paciente es verdaderamente desconocido para el médico. A veces el paciente dice: «tengo miedo de estar con un desconocido», pero si el desconocido es usted, a mí me conoce un montón de gente, ¿qué desconocido? El que tiene que tener miedo soy yo no usted, entonces yo digo todas personas desconocidas, donde tiene que establecer una relación única en su género, donde tiene que poder pasar de sus determinaciones familiares y biológicas, no que no las tenga, las tiene que pasar. Yo a veces lo comparo con el obrero que maneja el balancín y que se pone a pensar mucho en su novia, mucho en su novia y se corta los cuatro dedos, es decir, el psicoanalista tiene que rebajar la categoría de los sentimientos, por eso hay que psicoanalizarse toda la vida, si no, no se puede ser psicoanalista, la gente que haga lo que quiera pero los psicoanalistas se tienen que analizar ¿por qué? bueno porque tengo que rebajar la categoría de los sentimientos.

El paciente me da odio y yo no tengo que decir que tengo odio ni tengo que hacer las cosas que hace el odio, tengo que rebajar la categoría del sentimiento, tengo que poner la teoría, la transferencia, todo, antes que mis sentimientos, es decir, mis sentimientos quedan en quinto lugar, sexto lugar. Eso es intolerable, si encima tienes que trabajar 6-7 horas diarias todos los días de la semana y lo haces de verdad y no eres psicoanalista y no te psicoanalizas, te vuelves loco o, peor todavía, la teoría psicoanalítica. Está más o menos bien, al pobre psicoanalista lo que le pasa, es un trabajo insalubre, por eso hay que especializarse tanto. Sí por favor.

I: ...diciendo algo que no es una pregunta, un sentimiento, como se habla de sentimientos y de rebajar los sentimientos, a ver si consigo que usted me rebaje este mío porque le he seguido con una enorme atención, pero verá, aparte del piropo al ingenio, que ya se lo doy de mano, antes de que perdamos la identidad y nos convirtamos en Estado Europeo Americano, le voy a hacer una cita cervantina.

MOM: Por favor, yo la conozco.

I: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enloquece que con razón me quejo profesor de la vuestra fermosura.

MOM: Bueno pero Einstein que también era parecido a Cervantes dice: es más difícil cambiar un prejuicio que desintegrar un átomo y era Einstein, tenía que saber. Bueno, muchas gracias.

DEPRESIÓN

Ponencia inaugural 
VI Congreso Internacional Grupo Cero
LA DEPRESIÓN
Una enfermedad sin rostro

Diferencia entre salud y enfermedad
Un ejemplo: Duelo y Melancolía
Miguel Oscar Menassa
Director de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero

He preparado quince intervenciones para hablarles de la dificultad en la cual me veo. Por ejemplo un pequeño paréntesis, nunca me gustó dar las conferencias inaugurales de los Congresos porque es el momento del Congreso donde hay menos gente, siempre pasa lo mismo, son a las 10 de la mañana. A mí me gustaría dar la ponencia inaugural a las 8 de la noche, pero nunca, nunca tuve esa suerte, siempre envidio a mis discípulos que con eso de que son más jóvenes hablan a las 8 de la noche. Una de las ponencias que seguramente voy a publicar en alguna revista, que no voy a tratar hoy, era una ponencia donde de una manera brillante, saliéndome de mi capacidad como escritor había preparado una conferencia de ocho páginas donde ustedes no entendían absolutamente nada y yo quedaba bien; esa era una. Después preparé otra conferencia donde yo hablaba de los pacientes con cierto grado de depresión o melancolía que yo había tratado a lo largo de los 30 anos que llevo de ejercicio, bueno por decir una cifra, creo que son más de 30 años, serían 30 años si hubiera empezado a los 27 y a los 27 ya era director del Grupo Cero.

Otro paréntesis, recordé un médico que hizo un tratamiento para los chicos que se meaban en la cama. Era genial el tratamiento, el señor tenía el cien por cien de curación ¿qué hacía? Fácil. Se meaba un chico a las dos de la mañana y se levantaba a las dos de la mañana y le cambiaba las sábanas, se meaba un chico a las tres y media de la mañana, porque tenía varios chicos en un hospital, y le cambiaba las sábanas. Todos los chicos se curaban, el 100 por 100 de curación, es decir, a lo largo de dos o tres meses, el niño no
se meaba más. Entonces quiso hacer de esto un método terapéutico y hubo una década donde todos los médicos y todas las enfermeras se levantaban a cambiarle las sábanas a los chicos y los chicos se seguían meando de por vida. Que el método, la cura, tiene que ver con el curador. No quiero ilusionarlos pero hasta los antibióticos según quien los receta hacen o no hacen el efecto para lo cual están encomendados. Los antibióticos, que supuestamente antibióticos... ¿no doctora?. Los medicamentos se pierden en la mente del paciente, los consejos los médico se pierden en lamente del paciente, es decir, la existencia del pensamiento inconsciente hacen hábil cualquier cuestión que tenga que ver con el ser humano. La propia locura tan denostada y perseguida y tan mal entendida, anida en cualquiera de vosotros. A veces a la mañana temprano cuando os levantais lo primero que hacen es forcluir el nombre del padre. Se miera al espejo y se dice: este mundo es una mierda. Una frase común de todos los días, que usted habrá dicho ayer y usted habrá dicho antes de ayer, usted vaya a saber si la dijo mañana por la cara que tiene. Ahí nos pasa lo mismo que nos pasa al loco, al psicótico, ahí es cuando pensamos que no provenimos de una mujer y un hombre, ahí es cuando pensamos que somos inmortales, todas las cosas que le pasan al psicótico para padecer de los padecimientos que padece, por lo tanto, a pesar de que estaba en un paréntesis y enojado porque estaba dando la ponencia inaugural a las diez de la mañana cuando realmente a las diez de la mañana debería estar trabajando, pero sin embargo he entrado en la cuestión de la salud y la enfermedad con la presencia del concepto inconsciente también se hacen hábiles, es decir, es muy complejo determinar el límite entre la salud y la enfermedad. Tan complejo es y yo sé que hay psicoanalistas y hasta los podrán nombrar que diagnostican a sus pacientes en las primeras entrevistas pero nosotros sabemos que en psicoanálisis el diagnóstico se realiza a la culminación del tratamiento, es decir, cuando concluye el tratamiento el psicoanalista dice: He atendido, he tenido bajo tratamiento psicoanalítico a fulana de tal que padecía de fenómenos histéricos en tales y tales ocasiones, que se relacionaba de manera obsesiva con el padre; un leve toque paroanoico de su personalidad permitió que escapara a Bulgaria a la persecución de la mujer esclava. al finalizar el tratamiento, al finalizar el tratamiento, al finalizar...estaba hablando de ustedes que llegan tarde a las conferencias inaugurales y entonces normalmente en la conferencia inaugural que es una conferencia importante hay menos público, estaba hablando de ustedes.

Para los más inteligentes yo he planteado un problema, yo leeré después las páginas y preparé para ustedes, es decir, espero que alguno tome este problema y me gustaría que lo discutamos, problema del límite absolutamente fantasmal, precisamente fantasmal, que es lo que hace la escucha.

Un psicoanalista escucha, bueno fue lo primero que me pasó cuando entré en el campo, es decir, el psicoanalista con el cual yo supervisaba me dice: te envío una paciente un poco nerviosa. Yo la comencé a ver y realmente era una mujer, no era una chica, era una mujer, era mayor que yo, en aquella época, era una mujer muy nerviosa que había estado en tratamiento psiquiátrico, que ahora estaba internada en una clínica psiquiátrica con el diagnóstico de esquizofrenia paranoide. Como el supervisor me la mandó como una chica nerviosa, a mí no me parecía nerviosa. Yo no voy a decir que era un genio cuando era joven, yo era tan estúpido como ustedes, es decir, que yo también creía que la persona esa estaba un poco loca y que el supervisor me había metido un paquete encima, enviándome a una chica nerviosa cuando en realidad yo no sabía atender a nadie y me había mandado un paciente psicótico de internación. Yo pensaba así, pero, sin embargo, obediente a la consigna del supervisor, yo empecé a escucharle... Bueno, era una gran poeta, era una gran poeta
maltratada por la psiquiatría, como después demostró, con los tres libros que publicó durante el tratamiento. Lo único que había cambiado no era ni siquiera mi escucha, porque yo era el que la tenía ahí, peleaba con ella y luchaba, mi escucha ni siquiera había cambiado, había cambiado la escucha de mi supervisor. Mi supervisor era el que pensaba que esta paciente no estaba loca y eso, esa escucha del supervisor era lo que había modificado la conducta y la vida de la paciente. Evidentemente yo estoy metido en el cuento porque yo después, por haberme comportado de esa manera tan plástica, tratando a una paciente no como si fuera yo, con las cosas que yo pensaba, sino con las cosas que pensaba mi supervisor, terminé siendo psicoanalista.

Les acabo de plantear la absoluta necesidad de una cadena de transmisión para que existan los psicoanalistas. Es decir, que sin una Escuela de Psicoanálisis se nos hace casi imposible pensar la existencia de psicoanalistas. Planteé dos problemas. Planteé la debilidad de los conceptos de salud y enfermedad y planteé que para poder curar alguna enfermedad mediante el método psicoanalítico lo más importante es la formación del psicoanalista. Ni siquiera lo que el psicoanalista piensa o cree, sino lo que piensa y cree la Escuela a la cual pertenece. Yo sé que es una cosa compleja. El resultado final de haber hecho quince exposiciones, que después les voy a demostrar que las hice, porque las van a ir leyendo a medida que las vaya publicando, decidí que en Duelo y Melancolía Freud era el que mejor había hecho las cosas, quiero decir que después de quererme independizar, después de querer aparecer frente a ustedes como si yo fuera el inventor de algo, Freud me convenció que en esto de la depresión él tiene la última palabra, por lo tanto en realidad esto no va a ser ni siquiera una conferencia, sino que va a ser un apunte que he hecho del texto de Freud, Duelo y Melancolía, para que ese texto rija todo el Congreso, esto no es ninguna indicación sino que es la expresión de un miserable, pequeño, estúpido deseo inconsciente. Diferencias entre salud y enfermedad. Un ejemplo: Duelo y Melancolía.

Escribir estas páginas que espero puedan ser el Acto que abra sin más el VI Congreso Internacional del Grupo Cero, La Depresión -una enfermedad sin rostro-, me ha llevado 40 años. Esta Conferencia la comencé a escribir; exactamente en el año 1958, año del comienzo de mi propio psicoanálisis, momento de mi primera depresión, al darme cuenta que no eran mis funciones cerebrales más inteligentes las que gobernaban mi vida sino que mi vida era gobernada por sencillas certezas inconscientes, pequeñas equivocaciones,
gestos para nada sobresalientes, afectos absolutamente inútiles, sueños efímeros, amores sencillos, deseos, simples deseos inconscientes. Ya en esa época comencé a pensar que el duelo por las situaciones de cambio era necesario y nunca alcanzaba el grado de enfermedad y que la tristeza era un sentimiento que bien llevado se abría sin más a la libertad del pensamiento. La angustia, la tristeza, a veces el dolor, no eran sino condimentos normales de toda vida interesante, de todo momento de creación, también me enseñaban por otro lado que la tristeza, la angustia, el dolor llevaban en ocasiones a la mutilación, a la enfermedad, a la muerte.

Mecanismos psíquicos normales, presentes en todos los seres humanos, llevaban en un caso al amor y en otros a la muerte, en un caso a la estupidez, en la cual nos sume cualquier enfermedad mental y en otro al sublime estado de la creación. En el orgasmo feliz o en la negativa impotencia, anidan los mismos afectos, tristeza, angustia, dolor. Freud nos dice para sostener estas palabras que yo digo tanto tiempo después, las múltiples analogías del cuadro de la melancolía, con el de la afección o duelo, justifican un estudio paralelo de ambos estados. Es decir, que Freud, pensaba que por el mismo mecanismo que una persona normal elaboraba la muerte de un ser querido, con los mecanismos parecidos a estos, se instalaba de golpe sin saber por qué una verdadera enfermedad, en tanto el duelo, como ustedes saben cuando uno puede elaborar, es decir, sustituir a la persona amada perdida, hay una reparación total del yo, es decir, el yo no queda con ningún defecto de haber padecido la situación de duelo. Freud decía que es un mecanismo normal, a nadie se le ocurre dice, después lo voy a decir, pero lo digo, así se repite, a nadie se le ocurre mandar a un afligido al médico, a nadie se le ocurre pensar que a una persona que se le acaba de morir un ser querido y está llorando a nadie se le ocurre decir: vaya a ver al psicoterapeuta, vaya a ver al psicoanalista, o vaya al psiquiatra. Y además con motivo, dice Freud, porque mal le hacemos al afligido al entorpecer su afligimiento, es decir, que el duelo no debe entorpecerse. En cambio por los mismos mecanismos y frente también a la pérdida de una persona amada se instala a veces, dice Freud, la melancolía, una enfermedad terrible, mutiladora.

También me quisiera detener en las palabras, en una frase de las palabras del doctor Chacón en ese sentido de que él dice que no cree, o él no ha verificado que sea el 50 de la población, y eso es muy interesante, porque es muy discutible en el sentido de que es cierto, en el diagnóstico no, pero en la producción, en la etiopatogenia del 70 de las enfermedades sí, es decir, a ver si podemos entenderlo, no es que cuando yo reviso al canceroso está deprimido, está canceroso, lo que pasa que profundizando en la etiopatogenia
del cáncer está la depresión, es decir sin depresión previa no hay cáncer, no hay infarto de miocardio. Todas las personas, ya están hechos los estudios, Estados Unidos, Argentina, Méjico, ya están hechos los estudios, él trajo los estudios de Estados Unidos, todos los enfermos que se mueren de infarto antes de los 45 años, el motivo, el único motivo, es la depresión. No hay trastornos vasculares, no hay ateroma, no hay nada, no hay nada de lo que produce el infarto en una persona mayor de 45 años. Uno se lo puede creer esto o no se lo puede creer. Cuál sería la manera de creérselo, la manera de creérselo es comenzar realmente, cosa que es absolutamente imposible, no me miren con esta cara, una campaña de prevención de la depresión. No del cáncer, del SIDA o de las enfermedades, sino de la depresión. Y veríamos asombrados o asombradísimos, la disminución radical, no sólo de los accidentes de trabajo sino de los infartos de miocardio y de los cánceres. Además el cáncer I hace más de 50 años que se está investigando, su relación con el sujeto psíquico, más que con el sujeto biológico. Yo sé que hay neurólogos en la sala. Un gran tumor devastador del cerebro, uno de ellos por lo menos aceptado por los neurólogos, sólo se produce frente a una catástrofe anímica, si me equivoco por favor me ayudan, el glioblastoma, el glioblastoma, tumor devastador, te mata rápidamente ¿no es así doctora? El glioblastoma sólo acontece frente a grandes catástrofes amorosas, anímicas. Podemos seguir haciendo líos solos, yo prefiero que ustedes aprovechen esta oportunidad para rastrear el mecanismo, los síntomas de la depresión. Cierto grado de inapetencia sexual, cierto grado de insomnio, cierto grado de desprecio por las personas iguales, ciertas fantasías de empobrecimiento, de ruina, de catástrofe, bueno, todos esos son síntomas melancólicos, entonces ya no sería el 50 de la población, según Freud el 89 de la población padecería de depresión ¿quién no tiene hoy miedo a empobrecerse? Bueno, eso es un síntoma de la depresión.

Tengo explicaciones, yo sé que a ustedes les interesa aunque al final termine no dando la conferencia pero es muy interesante porque nosotros hace 30 años, por ejemplo el doctor De Brasi que estaba cuando nosotros hacíamos esas cosas sociológicas que no deben hacerse pero que los intelectuales hacemos, cuando pensábamos que el mundo era neurótico obsesivo, por el problema que tenía y realmente, todos los pensadores eran obsesivos, eran racionalistas. Así como cuando Freud comenzó sus investigaciones, la enfermedad
psíquica era la histeria, después vino como un desmadre sexual y detrás del desmadre sexual, la culpa melancólica de haber deseado o haber participado en la desaparición del objeto amoroso.

Hemos perdido casi todos los ideales, en esta parte del siglo, hemos perdido todos los objetos amorosos, porque si usted era de derechas ya no puede haber más revolución de derechas y si usted era de izquierdas ya no puede haber más revolución de izquierdas y si usted era cristiano ya no puede haber revolución cristiana y si usted era verde le van a terminar metiendo un árbol por el culo, pero no hay revolución del obrero. No hay cristianismo, no hay feminismo, fracaso del feminismo, por lo tanto, no le demos más vueltas, estamos deprimidos, históricamente hablando. Ahora van a hacer una guerra, están por hacer una guerra, nos quieren convencer que los chicos norteamericanos son más lindos que los chicos irakíes, y nos van a convencer de eso, estamos todos convencidos, es decir, ya existe, somos todos racistas, nos hacen creer que existe lo bueno y lo malo, que hay seres humanos que merecen el castigo y hay seres humanos que merecen la gloria. Estamos deprimidos, nos han quitado todos los valores, no tenemos cómo sustituirlos, Freud nos dice ¿qué le pasa al melancólico? ¿Por qué el duelo es normal y la melancolía es patológica? Porque el melancólico no puede sustituir, no puede sustituir. El
duelo: se murió el ser querido y yo puedo creer que todo es gris, la realidad es gris, todo es gris, pero la vida me va mostrando que el objeto amado no está en la realidad, no está en la realidad, no está en la realidad y entonces yo voy aceptando. Yo soy una persona, voy aceptando que no está en la realidad, entonces despacito voy conociendo una persona, de golpe veo que alguien se ríe como ella. Ya empecé a cambiar, ya empecé a sustituir, es decir, ¿qué me saca del duelo?, un enamoramiento, así de sencillo.

En la melancolía no, no tengo la capacidad de sustitución, tengo la capacidad de sustitución abolida, entonces como no puedo sustituir a la persona amada que se fue, y esto es una genialidad de Freud, me identifico con ella, me transformo en la persona que se fue, entonces la persona no se fue. ¿Pueden entender lo maravilloso que es esto? Entonces ¿qué hago ahora cuan- do ya estoy identificado con la persona?

Puede llegar a suicidarse. Puede llegar a suicidarse porque no es a él a quien mata sino que es a la persona amada que lo ha abandonado. Freud dice, sólo es posible matarse si me confundo con otra persona, que no existe el suicidio, sólo es posible matarme si me confundo con otra persona. Yo he tenido muchos maestros pero uno de los que reconozco como maestro, el doctor Pichón Riviére, cuando puso un Instituto de atención al suicida, cuando el suicida llamaba por teléfono al Instituto, Pichón Riviére le preguntaba: ¿a quién
quiere matar? Esto producía que el paciente en lugar de matarse fuera a la consulta a comenzar su tratamiento psicológico, psicoanalítico. El depresivo, es un asesino, no un suicida, es un asesino, porque cuando intenta, lastimarse o matarse, está lastimando o matando al objeto amoroso que lo ha abandonado. Es un estado de ánimo profundamente doloroso, para que se vayan identificando, cesación del interés por el mundo exterior. Cuando veo al paciente al borde de la ruina psicológica, la cesación del interés por el mundo exterior se ve, es evidente. Pero en cualquiera de nosotros, cuando nos enamoramos grandemente de una persona, pensamos que el mundo somos ella y yo. En ese momento padecemos de la cesación del interés por el mundo exterior, hasta nos dejan de gustar las películas, los vecinos nos parecen torpes, los otros enamorados descarriados. Por ejemplo en ese momento se produce en nosotros la cesación del interés por el mundo exterior y la pérdida de la capacidad de amar. La pérdida de la capacidad de amar que es un síntoma melancólico por excelencia, es algo del padecimiento común, en tanto la gente dice que tiene muchos problemas para el amor y cuando se enamora se enamora de una sola persona, es decir de la madre, por lo tanto sigue teniendo problemas para amar. La pérdida de la capacidad de amar y por último la inhibición de todas las funciones normales, pudiendo llegar a haber una torpeza hasta para los movimientos más cotidianos, caminar, hablar.

Público: El borde ese, ese pasaje entre salud y enfermedad es permanente porque antes marcó que el enamoramiento podía sacar a una persona del duelo, pero ahora está marcándolo como otra especie de locura.

Miguel Oscar Menassa: El enamoramiento puede sacar a una persona del duelo, es como sale del duelo, sustituyendo al objeto amoroso por otro objeto amoroso, si no no saldría del duelo. Lo que pasa es que el objeto amoroso puede ser una persona o no, pueden ser viajes, por eso que algunos psiquiatras recomiendan viajes y el que está en duelo cuando vuelve del viaje vuelve bien. Ayer casualmente una persona me llamó para decirme: yo me deprimí como soy agente de turismo, me mandaron a viajar y viajé y cuando volví a los tres meses, me encontraba bien. En lugar de estar aguantando a la familia, viajando tres meses por allá y por acá, hasta yo salgo de la depresión. Sobre todo cuando la depresión es normal, cuando la depresión es un duelo. Freud hace una puntualización maravillosa, en el duelo normal la pérdida es consciente, se me murió mi papá, me abandonó mi mujer, en cambio cuando hay melancolía, cuando hay depresión, con la pérdida el paciente no sabe lo que perdió, y si sabe lo que perdió no sabe qué perdió con lo que perdió, es decir, actuación inconsciente. En el duelo la elaboración es inconsciente, pero en el duelo yo sé lo que me pasa, el mundo es gris porque se ha muerto mi enamorada, no que el mundo sea gris. A ver si pueden entender, una persona normal en duelo no cree que el mundo es gris, sabe que lo ve gris porque ha muerto su enamorada, ven que es diferente. No es un loco, un loco ve el mundo gris y dice «el mundo es gris», la persona en duelo no, la persona en duelo sabe que existen los colores, no existen para él, su mirada está nublada por el llanto. Llegamos a algo fundamental para poder discriminar el diagnóstico diferencial entre la salud y la enfermedad en el caso de la depresión, en el duelo jamás hay disminución del amor propio, en el duelo normal jamás hay disminución del amor propio. ¿Por qué? Porque en el duelo normal no existe la fantasía de haber intervenido en la pérdida, en el duelo normal, es una desgracia que me pasó no es algo que yo haya provocado, es una desgracia, es un acontecimiento- la muerte de alguien, el alejamiento de una persona. Entonces nunca necesito
desvalorizarme, nunca necesito autodespreciarme. Una característica esencial de la melancolía, de la depresión patológica, es la disminución del amor propio, esto que nunca ocurre en la aflicción. Se traduce en reproches, acusaciones de que el paciente se hace objeto a sí mismo y puede llegar incluso a una delirante espera de castigo, incluso la muerte. Como espero que estemos todos de acuerdo que los únicos que pueden suicidarse son los melancólicos ningún histérico se suicida, ningún paranoico se suicida. Esto lo sabían los psiquiatras clásicos, la recomendación del electroshock en la melancolía era contra el suicidio, ellos sabían que el melancólico librado al azar de su enfermedad terminaba suicidándose, entonces la aplicación (no vayan diciendo por ahí ahora que estoy de acuerdo con la aplicación...) la aplicación del electroshock hace 200 años era porque ellos percibían que interponían algo en el camino directo de la melancolía que era el suicidio. ¿Desde dónde partía? De esa condición de la disminución del amor propio, reproches, acusaciones. Puede llegar incluso a una delirante espera de castigo, incluso a la muerte.

En el duelo dice Freud, en el duelo normal, el examen de la realidad ha mostrado que el objeto amado no existe ya y demanda que la libido abandone todas las relaciones con el mundo. En el duelo lo normal es que el respeto a la realidad obtenga su victoria. Pero su mandato no puede ser llevado a cabo inmediatamente, ha de ser realizado de un modo paulatino, con gran gasto de energía psíquica, de esa manera el sujeto prolonga la existencia psíquica del objeto perdido. Mantengo la presencia del objeto perdido pero en la medida que lo voy perdiendo, en la medida que voy aceptando que no está en la realidad, prolongando el proceso de separación prolongo la vida del objeto abandonado. Estos ejemplos, lo que acabo de decir, se ejemplifica en la transmisión del psicoanálisis, algo que les pasa a ustedes muy a menudo cuando se supone pasar de una posición a otra posición, más cercana a la de psicoanalista en los procesos de formación, es decir que cada vez que un psicoanalista acontece en una interpretación, en un tiempo, en una situación grupa, institucional, donde se va a acercar a la posición de poder ejercer como psicoanalista prolonga la aceptación de dicho cambio. Lo mismo que cuando se muere una persona amada, la realidad me vence, me dice: usted ha perdido, el objeto amado no está en la realidad, yo lo sé, pero lentamente y con un gran gasto de energía voy aceptándolo mientras tanto prolongo la estancia viva del objeto, bueno en los procesos de formación la realidad me indica que ya no soy el que era, sin embargo puedo pasarme años tratando de elaborar la  nueva situación para que se prolongue mi estado anterior, es decir, cuando yo  era un estúpido, cuando yo era un niño, cuando yo tomaba la teta, cuando yo estaba en brazos de mi madre. Por eso es absolutamente necesario que un psicoanalista continúe su psicoanálisis, es decir, que para poder entender la enfermedad en psicoanálisis, hay que entender que el sujeto nunca abandona lo que consigue y cuando lo abandona, lo abandona con un gran gasto energótico, que esa es la enfermedad.

A ver si pueden entender, ni siquiera lo que me hace mal, bueno, todo  el día se escuchan: «no sé qué hago con este hombre», «no sé qué hago con  esta mujer», «no sé qué hago con este trabajo». ¿Lo escuchan o no lo escuchan? Bueno, está ocurriendo eso. Evidentemente al final de la labor del duelo o aflicción vuelve a quedar el yo libre y exento de toda inhibición. La depresión en una serie de casos constituye también una reacción a la pérdida de un objeto amado dice Freud, en la melancolía, una enfermedad, también pasa
como en el duelo, pero otras veces dice Freud, observamos que la pérdida es de naturaleza más ideal. Es muy difícil hacer un duelo normal por la pérdida de un ideal, en cambio es más fácil, el objeto no ha muerto dice, pero ha quedado perdido como objeto erótico.

En el caso de la novia abandonada o el candidato a psicoanalista, que llevado por los avalares de su formación debe cambiar de supervisor o de psicoanalista, y así como la novia abandonada puede llegar al suicidio, el candidato, candidata también, pueden dar por finalizada su carrera por la imposibilidad de sustituir el objeto amoroso. Además Freud hace hincapié en que la única salud psíquica posible, diferencia entre salud y enfermedad, es que el sano psíquicamente tiene la capacidad de sustituir un objeto amoroso por otro
objeto amoroso y por otro objeto amoroso, un ideal de vida por otro ideal de vida, por otro ideal de vida, por otro ideal de vida. Hay una ética. O vamos a esperar, hablando de nuestra propia enfermedad, vamos a esperar ya sin insultar a nadie, que los Estados Unidos de Norteamérica, o que la Unión Europea a la cual pertenecemos o que la reunión de los Países Árabes, desgraciados y unidos, resuelvan el problema ético que les ha planteado la humanidad este siglo. Viviríamos sin ética, moriríamos sin ética. Si dejamos que el Estado resuelva el problema que ha creado al hombre. El hombre tiene que poder resolver el problema que el Estado le ha creado. Tenemos que poder generar una ética, estamos sin ética y no se puede vivir sin ética. Ni los griegos vivían sin ética. Este problema del planteamiento de que no hay ideales, no hay utopías, no hay utopías. No se puede vivir sin utopías, hay que generar utopías, hay que generar sueños. Me van a decir, más sueños todavía, no. Es que lo que tenemos no son sueños, son realidades oscuras.

En muchas depresiones no solemos distinguir claramente lo que el sujeto ha perdido, algo ha perdido pero no sabe qué. A veces el paciente sabe a quien ha perdido pero no lo que con él ha perdido. Ejemplo: se muere la madre del paciente, el paciente en apariencia hace un duelo normal en el sentido de que llora, está unos días triste, esto, lo otro. El paciente pierde a su madre y hace como una tristeza pequeña, aparentemente elabora el duelo va a trabajar vuelve de trabajar, vuelve a tener relaciones con su mujer, sale va por la calle Princesa con los hijos. Y un día pierde el camafeo donde estaba la fotografía de su mamá y ahí se instala en él una melancolía. El paciente sabe lo que perdió va al médico y le dice perdí el camafeo. No, ese día de la pérdida de la fotografía de la mamá, acaba de morir la mamá, ese día no el día que murió la mamá sino el día que él perdió el camafeo, es decir a veces ciertos objetos de ciertos seres amados, y esto sí les pasó a todos, son más importantes que los objetos amados. El doctor guarda en un cajón de su escritorio un panuelito de seda bordado con las iniciales «Peti te amo» sin embargo Peti ya no esta más en su vida, pero el pañuelito sí, bueno cuando pierda el pañuelito vera lo que perdió cuando perdió a aquella mujer. La mujer, el amor el hombre también, les puede pasar con un hombre también, el hombre queda embalsamado en el pañuelito, embalsamado en la fotografía. Ustedes se dan cuenta que cuesta menos trabajo ir con una fotografía en el bolsillo que con una mujer colgada del brazo. Es más barato. Creyendo que hace una economía psíquica ha tomado el camino de la enfermedad, que generalmente ocurre asi, en todos los ahorristas, en todos los que ahorran energía psíquica terminan en el hospital. La energía psíquica está hecha para ser gastada el deseo esta permanentemente en actividad, cuando deja de estar en actividad el deseo, morimos, por lo tanto la enfermedad es cada vez que yo detengo el funcionamiento del deseo, que no se detiene, es decir, los intentos de detener la producción...(entran tres congresistas) estuvimos hablando toda la mañana de ustedes tres ¡qué suerte! En serio, ellos nunca lo sabrán, porque cómo se lo explicamos, imposible. Eso de que el paciente sabe lo que ha perdido pero no lo que perdió con eso que perdió, debemos entonces relacionar la melancolía dice Freud con una pérdida de objeto sustraída a la conciencia, y ésta es la segunda diferencia importante con el duelo, en el cual nada de lo que respecta a la perdida es inconsciente, la inhibición melancólica nos ofrece una impresión enigmática.

En el duelo el mundo aparece desierto, empobrecido frente a los ojos del sujeto, en el duelo normal. En la melancolía es el yo lo que ofrece estos rasgos a la consideración del paciente, el paciente nos describe su yo como indigno de estimación, incapaz de rendimiento valioso alguno y moralmente condenable, son tres cosas que ustedes sienten en los pasillos de la institución... indigno de estimación (el profesor no me quiere), incapaz de rendimiento valioso alguno (la ponencia que voy a dar no sirve), y moralmente condenable porque me copié de un libro y de otro libro. Se dirige amargos reproches el paciente, se insulta y espera la repulsa y el castigo, por eso que tienen un alivio cuando alguien los castiga. Si él no me besa, todavía no siento nada, pero si él me dice que no me besa por lo que le hice anteanoche, siento un alivio de ese castigo, leve en realidad, por aquella falta cometida. El cuadro se completa y aquí entramos casi todos, con insomnios, inapetencias y un sojuzgamiento total casi total de las funciones sexuales, el paciente es realmente tan incapaz de amor, de interés y rendimiento como dice, pero todo esto es secundario dice Freud, y constituye un resultado de la ignorada labor que
S devora su yo.

Es decir que toda la sintomatología que es considerada como la sintomatología de la depresión, de la melancolía Freud dice, pero todo esto es secundario y constituye un resultado de la ignorada labor que devora su yo. Y, por último, comprobamos que el melancólico no se conduce como un individuo normal, agobiado por los remordimientos, carece en efecto de todo pudor, más bien tiene deseo de comunicar a todo el mundo sus propios defectos, ven que no es normal, como si en este rebajamiento hallara una satisfacción, es decir, es tanto el interés que el melancólico pone en denigrarse, en insultarse y en reprocharse que Freud sospecha, que en este rebajamiento encuentra el paciente un goce, un placer. ¿Entendieron esto? Carece en efecto de todo pudor, como esos candidatos que tratan de que sus defectos de formación sean compartidos. Ven que no tienen pudor por sus defectos, son melancólicos. El melancólico entonces ha sufrido la pérdida de un objeto igual que en el duelo, pero en sus manifestaciones, de lo que el paciente nos dice inferimos que la pérdida del objeto ha tenido objeto en su propio yo. No ha perdido un objeto como decíamos antes sino que ha perdido una parte de su yo, ¿cuál parte? Aquella parte del yo donde por identificación se constituye el objeto perdido, esa parte queda perdida del yo, entonces lo que antes era el conflicto entre la persona amada y yo, ahora es el conflicto entre el yo y la parte modificada por identificación. Proceso de identificación donde el yo contra el yo como si fuera el objeto, alguien a quien el paciente ama, ha amado o debía amar, los reproches con los que el enfermo se abruma corresponden a otra persona. Por eso es que no tiene remordimientos, cuando dice soy un inútil, no habla de ella, habla de él, cuando dice soy una persona muy mala, no habla de ella habla de él. ¿Entienden la maravillosa explicación de por qué un depresivo puede suicidarse? Puede suicidarse porque no se mata a él mismo, mata al objeto. Sus lamentos, sus acusaciones, no se avergüenzan ni se ocultan porque todo lo malo que dicen de sí mismo se refiere en realidad a otra persona.

Freud aprovecha una vez más para recordamos que la salud psíquica tiene que ver con la capacidad de sustitución, casi totalmente anulada en la melancolía. Al no poder sustituir el objeto perdido, la libido es retraída al yo para establecer una identificación del yo con el objeto perdido y entonces Freud dice «la sombra del objeto ha caído sobre el yo». «La sombra del objeto ha caído sobre el yo», ha empobrecido el yo. En lugar de aceptar que lo perdí, lo conservo pero a costa de ensombrecer mi yo, a costa de perder parte  de mis atributos. De este modo se transformó la pérdida de objeto en una pérdida del yo... y el conflicto entre el yo y la persona amada es una discordia entre el yo y la parte modificada del yo por identificación.

Y aquí Freud nos da una clave, ya para terminar, de la relación sociológica que hicimos en un momento de la conversación, cuando dijimos que antes éramos neuróticos obsesivos y que ahora somos depresivos, bueno Freud dice que ahí donde está la neurosis obsesiva, haber deseado la perdida del objeto amado e incluso ser culpable de ella, el tormento indudablemente placiente que el melancólico se inflige a sí mismo significa la satisfacción de tendencias sádicas, es decir, que cuando él intenta suicidarse, en realidad no es masoquista, es sádico, está tratando de hacerle daño a alguien, orientadas a un objeto pero retrotraídas al yo por el mecanismo de identificación, en realidad él odia a la persona que lo abandona, pero como la persona que lo abandona es él, entonces el autocastigo, el autorreproche. De este modo la carga erótica del melancólico experimenta un doble destino, una parte de ella retrocede hasta la identificación como hemos visto y la otra se detiene en el sadismo, bajo el influjo de la ambivalencia, es decir, la ambivalencia, esa persona que yo amaba pero que a la vez deseaba que se muriera. Y esto es muy fácil, un adolescente, se le muere el padre, dentro de quince días y hace quince días el padre dijo que no podía ir a veranear a Galicia y el chico dijo, por qué no se muere, en voz baja...

Ese chico está bajo el influjo de la ambivalencia. El amante que frente a una pelea con la mujer o con el hombre le dice «no te quiero ver más» y ella desaparece, por lo tanto «no te quiero ver más» una frase que yo he pronunciado es responsable de que el objeto haya desaparecido, estoy en el estado de ambivalencia. Es decir que estar en el estado de ambivalencia es una cosa muy sencilla, no es tan complicado. Este sadismo nos aclara el enigma de la tendencia al suicidio que tan interesante y tan peligrosa hace a la melancolía, el yo sólo puede darse muerte cuando se le hace posible tratarse a sí mismo como si fuera el objeto. Por eso que siempre es efectivo aun en el caso de los candidatos a psicoanalistas preguntarle al suicida ¿a quién quiere matar? Muchas gracias.

Este es el único momento que me pueden hacer preguntas de todo el Congreso porque después no es a mí a quien tienen que hacerle preguntas.

Público: El melancólico se refiere a algo perdido o solamente se refiere a...

Miguel Oscar Menassa: No, no, sabe lo que ha perdido pero no lo que ha perdido con eso que ha perdido... El desarrollo de los procesos inconscientes, la enfermedad psíquica no existe bajo el control de la conciencia, es decir, que todo aquello que yo puedo pensar no me puede enfermar, para que haya enfermedad psíquica tenemos que aceptar la presencia del inconsciente, eso es lo dificultoso, la gente dice, y entonces cómo hacemos para. Nada de lo que pueda pensar conscientemente, a ver si podemos entender esto, que yo le podía dar una receta ahora para tranquilizarles, pero es que no la tengo, la receta es la aceptación plena de la existencia material de inconsciente, es decir, cada vez que dos personas se ponen a hablar, está presente el inconsciente, esa es la receta, la receta es tener en cuenta el inconsciente, así como se tienen en cuenta los factores biológicos, endógenos, climáticos, nada más, no pedimos más, alcanzaría con tener en cuenta el inconsciente como se tienen en cuenta los otros factores que coadyuvan a toda enfermedad.

Público: Yo quería preguntar. Dijo al principio de la ponencia que el diagnóstico debía hacerse al final del tratamiento, entonces, ¿esto significa que la técnica que se aplica es la misma para cualquier tipo de enfermo o se va modificando la técnica?

Miguel Oscar Menassa: Usted trajo algo fundamental, el método psicoanalítico siempre es el método de interpretación, se trate de lo que se trate, se trate de una enfermedad, se trate de otra enfermedad, se trate de un texto, porque también la teoría psicoanalítica progresa por interpretación, no hay, porque si hubiese modificación de la técnica, perderíamos otra vez la dimensión inconsciente, pensaríamos que eso que aparece en la conciencia es la enfermedad, pensaríamos que la enfermedad de la histérica es que no se pueda acostar con su novio, y esa no es la enfermedad de la histérica, esa no es la enfermedad de la histérica, o que el vaginismo, o que la impotencia del histérico hombre, que esa es su enfermedad, que no tenga erección esa es la enfermedad. Esa no es la enfermedad, ese es el resultado de la enfermedad, la enfermedad está transcurriendo inconscientemente, es decir, según la posición inconsciente del sujeto, tengo tal o cual enfermedad, por eso que no tengo que tratar lo que aparece, creo que además me conviene no atender a eso, porque además la gente que hace clínica hace muchos años, muchas de estas, ya nos dimos cuenta que la enfermedad se disfraza, que ella viene para hacemos la histérica y resulta que no es una histérica. Y si decimos que es una histérica, porque hace todo como la histérica, dramatiza, teatraliza, está disociada y seduce, pero nos dimos cuenta que eso que son características de la histeria, lo puede hacer cualquier persona, un niño, traemos a un niño lo ponemos acá y hace eso, se disocia, dramatiza y seduce, entonces ella entra así, pero resulta que después al segundo o tercer año de escucharla ella nos descubre su verdadera realidad, no es que quería seducir al padre sino que tenía un problema con el padre a ver si el padre era o no un padre al cual se podía o no se podía matar, es neurótica obsesiva.

Público:... establecer un duelo, que a una afligida no se la mandaba al médico, sin embargo si una persona que está en un duelo pide un psicoanálisis y le favorecería un psicoanálisis a ese duelo.

Miguel Oscar Menassa: Si yo estoy haciendo un duelo y creo que un psicoanálisis me haría bien, claro, lo que pasa que, el duelo normal, no quiero engañarles, es muy difícil, porque uno siempre tiene un cierto grado de ambivalencia. Todos, todos, con los seres más queridos, lo piensan, quién no tuvo envidia de un hermano, quién no creyó que el padre era severo o demasiado bueno, quién no pensó que la madre era un poco torpe. Si ahí se muere, justo en ese momento, entonces aparece la ambivalencia, yo la quería, yo la amaba pero yo la criticaba mucho, bueno entre las mujeres eso, las mujeres critican a la madre, aman a la madre desesperadamente pero critican a la madre permanentemente, no sabe cocinar, no sabe cuidar a los chicos, mira lo que hizo con el dinero, mira lo que hizo con mi papá, yo hubiese hecho con mi papá mejor que ella, si esa persona se llega a morir en ese momento, la mujer siente que fue responsable en algo, no hace falta sentirse estrictamente responsable, ¿no es cierto?

Público: Más allá de mandar a un psicoanalista a un afligido, también estaría bien mandar a un psicoanalista un afligido.

Miguel Oscar Menassa: No, yo lo que le digo es mire, lamento que usted haya entendido lo que entendió de mis palabras porque resulta que yo termino no recomendando el psicoanálisis, cuando yo estoy diciendo que el psicoanálisis es la única posibilidad de que el mundo entero no caiga en la depresión, yo estoy diciendo eso, por lo tanto recomiendo el psicoanálisis, pero lo que digo es que a nadie se le ocurre, a nadie se le ocurre, y a veces se le ocurre al paciente porque, saben por qué se le ocurre, porque se da cuenta que no es normal lo que le pasa, al paciente mismo que le ha ocurrido la muerte no consulta a ningún médico, llora, pero a los diez días cuando siente que siente el mismo dolor, el mismo dolor que el primer día, ahí ya consulta al médico, ya es patológico, porque diez días ya no es el mismo dolor, no es el mismo dolor, además cuando te dan de festivo, tres días, te dan tres días en el trabajo ¿hay algún trabajador en la sala? Tres días de duelo, entonces si a los diez días todavía siento lo que sentía el primer día, entonces... ya no me puedo adaptar, ya no puedo ir a trabajar cuando tendría que haber empezado a trabajar hace siete días, ya no puedo ir a dar la clase, ya no puedo salir con mi novia, entonces ya está, te consulta, y aunque no sea patológico del todo ya es patológico, porque Freud dice ¿tuvo que enfermar tanto el paciente para darse cuenta que es un estúpido? Freud dice así, porque cuando el melancólico está muy enfermo dice: soy un tarado, no sirvo para nada, ¿pero tuvo que enfermarse para darse cuenta que no sirve para nada? una persona normal se puede dar cuenta que no sirve para nada sin necesidad de enfermar porque no servir para nada es todo un aprendizaje, no sirvo para dar clase, dando clase aprendo, si me doy cuenta de que no sirvo puedo aprender no ven que es una cosa del crecimiento normal, darme cuenta que no sirvo en cambio el melancólico enferma y se da cuenta que no sirve. Eso como la pregunta la hizo usted, que es una psicoanalista entonces, que no tienen que dejar de psicoanalizarse ni siquiera cuando se les muere algún familiar querido.

Público: Diferencia entre salud y enfermedad dice el título de su Ponencia, entonces yo me preguntaba, porque la noción de inconsciente en las Facultades de Medicina o en las Facultades de Psicología no se imparte, entonces los médicos, los psicólogos atienden a la enfermedad ¿son los psicoanalistas los que atienden la salud? .

Miguel Oscar Menassa: No, yo diría que con paciencia, con trabajo, con esfuerzo algo conseguiremos, algo se está consiguiendo. No creo que los psicoanalistas atiendan la salud y que los médicos atiendan solo la enfermedad porque hay voces, hay palabras, bueno hay médicos que se psicoanalizan, hay directores de hospitales que se psicoanalizan, que no es una cosa tan despreciable el psicoanálisis, los neurólogos recomiendan el psicoanálisis los cardiólogos recomiendan el psicoanálisis, los ginecólogos se están dando cuenta que el60 de las enfermedades de sus pacientes no son enfermedades, no son enfermedades, y el gasto social que esto ocasiona, el gasto social infinito que esto ocasiona, querer curar con medicamentos a una persona que se curaría con otro medicamento, a ver si entienden, producen un gasto en la salud infinito porque el paciente no se cura, un hipocondríaco no se cura en la Seguridad Social, pero no sabes el dinero que gasta, gasta el dinero de 100 pacientes, de 100 pacientes, fíjate tú el ahorro que significaría que un hipoI condríaco entrara en tratamiento psicoanalítico, que un enfermo capacítado para una enfermedad psicosomática entrara en tratamiento psicoanalítico, sería un ahorro impresionante, hasta cirugía se ahorraría, porque el psicosomático en su pretensión de querer convencer al médico de que esta enfermo hasta se hace operar, escuchen bien lo que estoy diciendo, se hace mutilar para convencer al médico que está enfermo, porque los médicos no creen que esta enfermo El problema que tienen los hipocondríacos y los enfermos psicosomáticos es el problema que tendrían las histerias, las histéricas en la época de Charcot,... se acuerdan que le apretaban el lóbulo ocular, le apretaban los ovarios le daban inyecciones de leche, producían dolor porque creían que fingían el psicoanálisis qué viene a traer, viene a traer que la histeria es una enfermedad, no es una simulación, la simulación es parte fundamental de la enfermedad. Bueno yo creo que estamos consiguiendo eso en este momento, con la histeria ya se consiguió, hoy día es un asesino el que maltrata a una histérica, pero sin embargo maltratan mucho a los enfermos psicosomaticos... ¿por qué? Porque no le dan el tratamiento adecuado, los tratan de otra enfermedad que ellos no tienen

Público: Yo no sé si he concluido o he entendido bien cuando hablaba de la melancolía y la formación o que cura el curador, se podría decir que lo que cura es la posición del analista en la cadena de transmisión.

Miguel Oscar Menassa: Sí, la cura es una cosa muy complicada, el Chamán cura... es decir, la eficacia simbólica no tiene que ver con ningún símbolo, con ningún estudio médico, la eficacia simbólica que cura tiene que ver con el cuerpo, entonces tiene que ver con la presencia, yo por ejemplo ayer en la radio discutí acerca del porcentaje de curación de la melancolía, y después me fui descontento porque no dije que era conmigo que se curaba el 95 de los deprimidos, que yo no sé si el psicoanálisis cura el 95 de los deprimidos, yo sé que he curado el 95 de los pacientes melancólicos que tenía en tratamiento, pero yo no sé, el problema de la cura es muy subjetivo, el problema de la cura no tiene que ver con ninguna teoría... una novia te cura, pero no te cambia de personalidad, no te cambia de posición del inconsciente por lo tanto te cura y te enferma, como antes me preguntó Degli Esposti, te cura el amor y te enferma el amor, no estás en análisis, cualquier cosa te cura y cualquier cosa te enferma. Te regalo dinero, te hace bien, te regalo dinero la semana siguiente y haces una depresión, una persona normal no, hace la depresión cuando no le doy dinero, no cuando le doy dinero.

Público: Porque se trata no de que cura el curador sino que había puesto la cura en relación al curador, o sea ¿la cura tiene que ver con la transferencia?

Miguel Oscar Menassa: La cura tiene que ver con lo que el psicoanalista es, un psicoanalista cura más por lo que es que por lo que dice, es la discusión de todo el Congreso, qué es un psicoanalista, ¿qué es? Es su formación, es su disciplina en el psicoanálisis, son sus estudios, son los trabajos que presenta, es la aceptación comunitaria que tenga, un psicoanalista que no es aceptado por su comunidad, no puede curar, es muy sencillo, lo que pasa es que nadie lo quiere aceptar pero es muy sencillo, cura aquel que está inscripto como curado. Cómo va a venir un paciente que el pobrecito tiene problemas con la familia, con la ley, como va a venir si yo tengo problemas con mi comunidad psicoanalítica, cómo le voy a curar, no le puedo curar, porque no es que yo ame a mi mamá, no eso no tiene nada que ver, ahora tengo que amar a aquello que me produce como nuevo ser, como psicoanalista, esa no es mi mamá, no es mi papá, esos son frases, son esquemas teóricos, son producciones teóricas, son personas unidas a través de pactos teóricos, ideológicos, filosóficos.

Eso es lo que me produce como nuevo ser. Cómo va a venir un paciente a curarse conmigo si yo no estoy curado de eso, imposible, no es como en la medicina que un tuberculoso no toma la medicación antituberculosa y hace una ley donde los tuberculosos tienen que ir presos, pasó eso en Inglaterra, los tuberculosos que no usaban la medicación antituberculosa, la policía iba a la casa a buscarlos. El que puso esa ley era tuberculoso y no tomaba la medicación, bueno un psicoanalista no puede hacer eso, un psicoanalista no puede aplicar lo que no se aplica, no puede, está dentro del método, está dentro del método dice Freud, no puedo liberar su pensamiento si mi pensamiento no ha sido liberado de alguna manera. No es sencillo, lo que pasa es que no es tan sencillo porque la gente tiene incapacidad de amar, porque la gente está deprimida, entonces, si tengo incapacidad de amar a la persona que me hace el bien cómo voy a amar una teoría, cómo voy a amar un ideal, cómo voy a amar, cómo voy a hacerle bien a la humanidad, cómo voy a amar, defender el derecho de los adolescentes y el derecho de los jóvenes a vivir, a expresarse y a ser libres y a ser grandes y a ser ricos, cómo voy a defender todo eso si no lo tengo para mí, ven que no se puede, no se puede, vaya a saber si por este motivo no fracasó el marxismo, perdóneme, vaya a saber si por este mismo motivo donde aquellos que aplicaban las disciplinas a la realidad, no habían transformado su personalidad, según indicaba aquello que aplicaban,... querían aplicar la libertad por métodos dictatoriales, a ver si pueden entender, es imposible, qué libertad vamos a imponer si lo hacemos de una manera dictatorial, imposible, cómo vamos a creer que va a venir el bien después de una
E guerra, ven que es imposible, cómo vamos a creer, cómo vamos a creer que una guerra, la matanza indiscriminada de personas puede traer algún bien, no lo podemos creer.

Público: En el caso de la pérdida del objeto amoroso, la identificación es general para todo el mundo, es lo que...

Miguel Oscar Menassa: No, en usted es más fuerte.

Público: Cómo inició la enfermedad o no sé, otra manera de... la pérdida.

Miguel Oscar Menassa: No, si hay enfermedad hay identificación, pero dijimos que hay una manera normal de resolver la pérdida que es sustituyendo el objeto amoroso,... ni usted ni nadie, todo el mundo quiere conservar lo que perdió, ¿cuántas personas usted conoce que fuman? ahora no voy a hablar mal de los fumadores, no quiero hablar mal de nadie pero todas esas personas... están todo el día chupando la teta, no pueden perder la relación primitiva con la madre, han aumentado el número de infartos, han aumentando el número de cánceres, han aumentado el número de no sé cuantas porquerías y no pueden abandonar la teta materna, millones y millones de personas. Ahora es imposible detener... el tabaco, el porro y todas estas cosas, es absolutamente imposible detenerlas porque hay millones de persona que viven de eso, hay millones de personas que viven de la incapacidad del ser humano de abandonar la teta de la madre ¿entendió? El sujeto no abandona aquello que consiguió, solamente mediante un trabajo, mediante un esfuerzo puedo alejar, como la señora de ayer pobre que consulta... pero yo me quedé vacía, el mundo se quedó vacío, mis hijos se fueron, no hicieron la vida que yo quería para ellos, entonces estoy deprimida, y dije no pero usted no está deprimida porque sus hijos se fueron, usted está deprimida porque al irse sus hijos se dio cuenta de que no tenía vida para usted, que usted no tiene ninguna vida, que la vida suya era querer doblegar a sus hijos a que hicieran una vida determinada, como sus hijos hicieron lo que se les cantó, usted se quedó sin vida, por eso está así. Me lo agradeció la señora, claro porque realmente era lo que le pasaba, no era que se había vaciado el nido, ella estaba vacía de amor, no tenía vida, su único amor era doblegar a sus hijos a que hicieran el camino que ella había pensado para sus hijos, eso nos pasa a todos, a mí también.

Público: Retomando lo de candidato a psicoanalista ese poder amar lo que nos produce como candidatos es como, se me ocurre debe de tener que ver con la ética del psicoanálisis en cuanto al psicoanalista, en el sentido de la vida del psicoanalista, en el sentido de que si la salud está en la posibilidad de sustituir...

Miguel Oscar Menassa: Una sola frase mire, usted tiene que cambiar, nosotros tenemos que cambiar, el psicoanálisis me ha hecho bien por la sencilla frase de «el psicoanálisis hace bien» porque cuando yo digo «el psicoanálisis me hace bien», me hizo bien porque soy inteligente, bello y alto, ven que soy un racista, en cambio la frase que tengo que decir, «el psicoanálisis hace bien» y como el psicoanálisis hace bien se lo voy a recomendar al señor, al señor, a la señorita, al señor, al tuberculoso, al deprimido, al fóbico porque el psicoanálisis hace bien. No que me hizo bien a mí, no, el psicoanálisis porque hace bien, también me hizo bien a mí. Ven que siempre es un complejo
narcisístico el que se opone a la verdad, a la realidad.

Público: Y eso lo que exigiría o convendría en el presente cuando decimos psicoanálisis permanente para el psicoanalista, digamos que eso es lo que lo justifica o que lo exige, esa necesidad de la reapertura al mundo, a la realidad.

Miguel Oscar Menassa: Sí, lo que pasa es que sin un trabajo fuerte sobre cada uno de nosotros, nos olvidamos de la existencia del inconsciente. Por ejemplo el Harrison, que es el libro que utilizan todos los médicos del mundo, porque yo lo conozco de un país, la doctora ha hecho la universidad aquí, lo conoce de este país, todos los médicos del mundo utilizan Harrison. Harrison dice que el corazón no existe como órgano, es una caja de resonancia, ningún médico leyó eso, caja de resonancia, es decir en el corazón dice pasan todas las cosas que le pasan al sujeto con la realidad. Harrison, un anatomopatólogo, no tanto no, ¿un anatomopatólogo es? no, no, clínico, un
clínico, caja de resonancia y eso nadie lo leyó, nadie, es decir, en los libros de medicina hay un 30 por ciento de enfermedades de causa desconocida, etiopatogenia, es decir, el modo de producirse la enfermedad desconocido, son enfermedades psíquicas, nadie lo lee, nadie lo leyó, no es que tengo que traer un libro de psicoanálisis, en los libros de medicina está escrito y el hombre no está todavía capacitado para escuchar que sus procesos inconscientes le producen enfermedad e incapacitación, mutilación y muerte. No estamos en condiciones de comprenderlo, entonces ahí es donde decimos que la ciencia del psicoanálisis es joven, joven en el sentido de que el universo de las
personas que nos tenemos que encontrar con el psicoanálisis, no estamos en condiciones de comprender la dimensión de lo que nos dicen porque no es una frase la que usted ha puesto o sus compañeros han puesto en la carta que yo también he recibido, no son meras frases, es verdad, los accidentes de trabajo se deben a la depresión. Ayer escuché por la radio, por la televisión que los obreros de la construcción, el 70 de los accidentes laborales en la construcción son en trabajadores temporarios, a ver si pueden entender esto, una diferencia abismal entre trabajador que ya está deprimido porque sabe que su trabajo va a terminar el mes que viene, dentro de dos meses, dentro de tres meses, ahí es donde se produce el 70 de los accidentes laborales. Yo lo escuché por la televisión al pasar, no va a hablar para mí la televisión o a ver si voy a creer que la televisión habla para mí, o va a hablar para mí, habla para todo el mundo y nadie lo escucha, es verdad como usted dice, que el fracaso escolar, el fracaso escolar, cómo va a tener que ver con que el chico se volvió tonto. No, el chico está deprimido porque pierde los ideales, el chico va a encontrar un profesor y se encuentra con otra cosa. Qué quieren, que no se deprima, se deprime. Entonces, el fracaso escolar es por la depresión, no que el fracaso escolar trae la depresión, como andan los psicólogos hablando tonterías por ahí. No, la depresión hace que el chico fracase en el colegio. Los divorcios, los divorcios, no digo que el 100, bueno pero el 30 ya es suficiente, de cada 10 personas 3 personas se separan porque están deprimidas, no porque tienen motivos para separarse, no tienen motivos para separarse.

Y lo del infarto no es ninguna broma, por ejemplo fíjense, ¿usted no es doctora recibida en la Facultad de Medicina?, bueno ella cree absolutamente que los infartos antes de los 45 años son de causas psíquicas, lo cree firmemente, entonces quiere decir que no son palabras esas que pusimos en la carta, que son verdades que no nos podemos creer, no nos podemos creer porque aunque haya en este momento algún, alguien con capacidad institucional como para imponer esto que estamos diciendo, no lo hace, no lo cree. Si a veces no lo creo ni yo, si a veces ustedes me hacen dudar de la existencia del inconsciente, entonces, cuando yo pienso que les tiene que dar alegría estudiar y curar a la gente y a ustedes no les da alegría eso, yo digo, me habré equivocado, no existe el inconsciente.

Público: Sí pensando en la intervención de la... para la creencia de la existencia de los procesos inconscientes, me acordé que hace un par de años en el Congreso duodécimo de psiquiatría mundial que se hizo en Madrid, uno de los avances generales de esta disciplina que ellos planteaban como una de las síntesis de esa reunión que los métodos, las técnicas terapéuticas eran diferentes para cada enfermedad que ellos reconocían... no sé si es justamente por la contraposición absoluta, por lo que se dijo.

Miguel Oscar Menassa: Ese pensamiento en medicina, por favor, atención los médicos de la sala, ese pensamiento en medicina produce que haya enfermos. Ese pensamiento de creer que cada enfermedad se trata con un método terapéutico diferente, a veces lleva a ciertos médicos a no hacer los exámenes indicados por creer que hay enfermedades que necesitan radiografías, que hay enfermedades que no necesitan radiografías, que hay enfermedades que se necesita saber cuánto potasio hay en sangre, que hay enfermedades que no necesitan saber cuánto potasio hay en sangre. Cuanto potasio hay en sangre se necesita saber siempre, eso hace al método terapéutico, entonces no se puede pensar que cada enfermedad se tiene que tratar de diferente manera. Si cada enfermedad se trata de diferente manera, estaríamos librados, como está librado, a los delirios de cada médico que se levanta a la mañana y se pelea con su mujer o con su hombre o con su abuela, la conducción de un tratamiento médico, no. Las leyes generales del método psicoanalítico tienen que estar presentes en todos los tratamientos psicoanalíticos, se trate de quien se trate y se trate de la enfermedad que se trate, pero en medicina también.

Público:... es importante también que...

Miguel Oscar Menassa: Eso lo tendrá que imponer usted... creo que los educadores también pero, por ahora vamos a tratar que los psicoanalistas se psicoanalicen.

Público: Una preguntita, es verdad que Freud dice que toda queja es una querella, él mismo, la palabra alemana es la misma... es... toda queja es querella, ahora me interesó mucho esto porque yo había pensado precisamente en Las 2001 Noches, ayer en la cadena de sustitución desde ahí es una obra...voy andando despacito hacia donde voy y me interesaba esto de la cadena de sustitución porque me parece que ahí está la producción del saber y la garantía de la formación, no me cabe ninguna duda, también he pensado esto de la lábil frontera entre la salud y la enfermedad, y esto ¿a qué apuntaba?, porque la lábil frontera que hay entre la salud y la enfermedad, me hizo pensar en la lábil frontera que hay entre lo que podríamos llamar un espacio de reclusión y el espacio extemo o en la vieja terminología espacio privado y público, porque Freud dice, bueno, la cesación del principio de realidad parecería que hay una aumento de un principio perverso de realidad, me aumentó el principio de realidad, pero sólo de realidad virtual para ese tipo recluido, la realidad está virtual, tiene más realidad virtual y ha escamoteado la otra y digo esto que nos había interesado... ahí parecería que el sistema produce patología.
Miguel Osear Menassa: Yo diría peor, el sistema se aprovecha en condicionamientos normales, porque qué religión habría sin el sentimiento de culpa inconsciente, sería imposible la religión, lo que pasa es que el sujeto tiene sentimientos de culpa inconscientes, es imposible no tener, yo creo que es así, yo creo que la realidad virtual me convence, donde yo ya estoy totalmente convencido acerca de que lo que yo pienso es la verdad, con respecto a lo que el mundo piensa, por lo tanto cuando yo estoy en la realidad virtual, esa realidad
virtual es la que me produjo, entonces si es la que me produjo, soy un solitario, es decir, no sé exactamente si soy un depresivo o soy alguien que todavía no ingresó en el proceso de identificación primordial, en tanto no soy un ser humano que proviene de seres humanos sino que soy un ser, no se sabe si humano o no, que proviene de la realidad virtual que yo mismo genero, ves, soy un hermafrodita, me autoprocreo, es decir, cuando yo digo que psicoanalizarse es luchar contra el Estado, no digo ninguna tontería. Lo que pasa es como lo digo y me río, ustedes creen que es un chiste, pero psicoanal izarse es luchar contra el Estado, porque psicoanalizándome impido que el Estado utilice mis estupideces para dominarme, el Estado utiliza las estupideces de la gente para dominarla, si hasta nos han convencido, el Estado es el que te convence, que no pagar los impuestos es mejor que pagar los impuestos, cuando sólo soy un ciudadano si los pagué. El Estado te convence de que no seas un ciudadano ¿por qué? Porque los ciudadanos son los que le hinchan las pelotas al Estado, entonces el Estado mismo te enseña a no pagar impuestos, es decir te enseña a que eres inteligente si no pagas los impuestos, ¿para qué? para no tenerte en cuenta como ciudadano. No te quiero enseñar bajo ningún concepto que sólo el que paga es el que puede producir conocimiento, no te lo pueden enseñar, te lo enseñan al revés, ¿por qué?, porque al Estado no le interesa que el sujeto produzca conocimiento.

Público: Entonces un criterio de salud y ético es la resistencia al Estado.

Miguel Oscar Menassa: La resistencia a la hegemonía es un criterio de salud porque la resistencia a la hegemonía es lo que dice que yo soy capaz de sustituir y eso es la salud. La salud es el engrandecimiento y la liberación de mi capacidad de sustituir.

Público: Y respecto al desafío que me tiraste, tienes razón, el conductismo político ha fracasado, el marxismo no.

Miguel Oscar Menassa: El conductismo político ha fracasado, el marxismo hay que estudiarlo, hay que pensarlo, el año que viene vamos a empezar un curso.

Público: Me parece que no entendí. Parece claro que en toda melancolía se da la ambivalencia... en la base...

Miguel Oscar Menassa: Sí, pero no está el pensamiento, Freud lo explica como ambivalencia común, normal, yo te amo y te odio, pero no soy responsable de ese amor y de ese odio, y además ese amarte y odiarte no es responsable del bienestar ni es responsable del malestar, en cambio el odio del melancólico te ha hecho daño, la diferencia es abismal... en un amor común, en un amor común, cuando uno es normal tiene que ir por la vida pensando algo que ustedes no pueden pensar del todo que es: «no hay acto humano que  genere ningún acto humano», porque parecería ser que el que yo les explique hace que ustedes entiendan y no es así, yo explico y de ustedes depende entender o no entender, no es que de mí dependa, no es que de mi explicación  dependa que ustedes entiendan, no es que de mi amor ha de depender lo que ustedes me aman. Lo que ustedes me aman depende de vuestra madre, no de mi gran amor, porque si dependiera de mi gran amor no estaríamos discutiendo lo que discutimos, todos harían lo que yo hago con mi gran amor, pienso que el psicoanálisis también les haría bien a ustedes. Pero eso es normal, para poder pensar así tengo que ser muy normal, como todos somos un poco anormales vamos por la vida pensando que porque la quise se mató, porque la odié abandonó la disciplina, porque la mandé a estudiar más que al compañero no estudió nada. No, nada que ver, ni los honorarios que cobro tienen que ver conmigo, hay pacientes que quieren psicoanalizarse con un psicoanalista caro porque eso les hace bien y hay pacientes que quieren psicoanalizarse con un mercenario estúpido y poco inteligente, pues yo me tengo que someter a ser estúpido y poco inteligente para ese paciente que sólo se puede psicoanalizar con un psicoanalista estúpido y poco inteligente, gordo, feo y sin dinero, ¿entienden? Porque no hay nada en mí que pueda provocar nada en ustedes, si ustedes no están absolutamente convencidos de que lo tienen que hacer, por eso que cuando yo le pido algo al paciente, lo que le pido es que acepte el tratamiento, es decir que acepte el inconsciente, por eso que Lacan, que no es ningún estúpido, decía sólo someto a tratamiento psicoanalítico a aquellas personas que vienen a demostrar la existencia del inconsciente, no me pidan hora cuando tengan ganas de demostrar otra cosa. Porque la gente pide hora, ayer me pidieron una hora en público para demostrar que ella tenía razón, no se le puede pedir una hora a un psicoanalista para demostrar al psicoanalista que tengo razón, cuando pido una hora, tengo que pedir una hora porque estoy dispuesto a edificar toda mi vida en una creencia de la existencia material del inconsciente, entonces voy y pido una hora de análisis. Parecería que tengo muchas horas libres con esta última frase, pero se entendió, ojalá que lo hayan entendido bien todos, para que después lo utilicen. Para mí fue dura esta Conferencia, porque yo, entre el lucimiento personal y la presencia del discurso freudiano guiándonos, sobre todo para mí que podría tener bastantes ilusiones y con bastante fundamento, de poder elaborar una teoría psicológica que me desligue de la omnipresencia de Freud, sin embargo, reconocer que él ha dicho mejor que yo es lo que me salva, es decir que esa creencia que tienen de que lo hacen mejor que nadie, es una mala creencia, es una mala creencia, algunos de ustedes los he visto, son capaces de someterse y perder absolutamente vuestra libertad a pensar de esta manera que dice Freud, bueno tampoco lo tienen que resolver ahora.

PSICOSIS

Conferencia Inaugural
I Congreso Internacional Grupo Cero

Psicoanálisis y Psicosis
Dr. Miguel Oscar Menassa
Director de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero

«Algunos delirios en su persistencia, pueden,
con el tiempo, transformarse en proyectos sociales.»

Por haber sido encargado por los Organizadores del Congreso a exponer mis ideas sobre el tema Psicoanálisis y Psicosis, en la ponencia inaugural, soy el que os dice:

Para el Grupo Cero Madrid, la clínica en psicoanálisis, es el tiempo del concepto y teniendo en cuenta que el psicótico padece aunque de manera muy singular la estructuración edípica, la clínica de la psicosis será el tiempo de la teoría de la psicosis y la clínica de la psicosis incluye como tratamiento psicoanalítico, dentro del tiempo transferencial de la cura, a la familia del psicótico y a todas las instituciones en las que se articula.

Es decir que para traer mi novedad, lo digo rápidamente, para que haya psicoanálisis de la psicosis (de la familia, del estado) tendríamos que contar con una teoría de las ideologías.

Antes del psicoanálisis, antes que el psicoanálisis se ocupara de la locura (más o menos desde 1907) los tratamientos de la misma se dividían en dos: los que maltrataban al paciente psicótico, haciéndole responsable directo y total de sus padecimientos. Los que bien-trataban al paciente psicótico, haciéndole irresponsable de todos sus padecimientos.

Tanto en una como en otra forma (de manera diversa) el paciente quedaba aislado. Si era culpable, se lo condenaba a la soledad, con lo cual se ahondaba uno de sus problemas (el rechazo primordial de lo Otro). Y si era inocente, se lo acompañaba demasiado, con lo cual se ahondaba otro de sus problemas (no poder discriminarse del Otro como otro).

Debemos decir que es el psicoanálisis el que viene a plantear las cosas de tal manera que no habría tratamiento psicoanalítico de la psicosis antes que el paciente establezca un lazo (de cualquier signo o color)
con el que de esa forma habría sido su psicoanalista. Si hay psicoanalista, decimos, aunque sea uno, el loco ya no está solo. Ha comenzado, también, para la locura una conversación.

No hay crueldad más cruel que la locura. Ni hay bondad ni amor que puedan contenerla. Es, sencillamente la palabra, la que tocada por el lazo establecido quitará al psicótico lo que le sobra.

Ya que es precisamente por no faltarle nada, que lo único que se significa en él, es el deseo de una madre totipotente y sin fallas, ya que es él , precisamente, el colgajo que la completa.

En el psicótico el Otro no está fuera del cuerpo de su madre, él mismo no está fuera del cuerpo de la madre. En el psicótico hay algo único, completo, inmortal. Es esa unidad, ese paraíso casi sin voz, lo que el psicótico defiende con uñas y dientes y no ha de ser tarea fácil arrancar al psicótico del cuerpo de su madre, porque eso significa, exactamente, arrancar al sujeto de los brazos de la especie y herirlo de tal manera, que por esa herida abierta al inconsciente, será sexuado y morirá.

No se trata de la forclusión (rechazo) del tres edípico, que hasta los animales tienen de eso representación, sino de la condición de mortal del ser humano. Aquel vacío que introduce en el sujeto el cuarto como muerte. Esa rajadura que anuncia que todo ha de terminar algún día, eso es lo que el sujeto forcluye (rechaza). No al Otro, porque del lenguaje se sigue tratando, sino la metáfora que al sustituir el deseo de la madre por el nombre del padre o bien, la inmortalidad por el goce, desprende al sujeto psíquico de la especie y lo mata.

Y esto tal vez plantee uno de los problemas más importantes en la clínica de la psicosis, ya que todo hombre, por más psicoanalista que sea, o que lo pretenda, queda atrapado de una u otra manera en la promesa de la psicosis, que no es otra que la promesa de la inmortalidad, que, además, transcurriría en plena libertad.

El psicótico nos propone ser un potro salvaje en plena libertad para siempre, y, ¿quién no quiere ser un potro salvaje en plena libertad para siempre?

Alguien que pueda contestar, yo soy ese potro salvaje, que no quiero serlo. Tengo plena libertad de hablar, pero estoy dispuesto a perderla para escucharlo.

Alguien que pueda decirle al psicótico, que no hay nada que dure tanto como las estrellas y, sin embargo, no siempre son las mismas. Ese ha de ser el psicoanalista de la locura y no vengo a deciros que ha de ser un poeta el que lo consiga, sino la poesía misma (como función poética), al borde mismo de la locura, podrá descifrarla y darle un destino dentro de los destinos de la palabra.

Quiero decir, que es como psicoanalista que me presento en el territorio de la locura, ya que no es del saber que no se consume. Lo que parece no consumirse en el territorio de la locura es un psicoanálisis que arrase, no sólo la vida del psicoanalista, sino también la vida del paciente. Un psicoanálisis, donde el psicoanalista, más allá de su condición de asalariado, no se someta, hasta el límite, de no poder cumplir ya con la función.

Función que de devenir como tal, tendrá mi deseo en eso, porque sólo el deseo de quien se ocupa de eso, es la función, 
Y si eso de ser la función, invade eso de no ser nada en mí, mi deseo será social cada vez que le cuadre expresarse. Y cuando digo social, quiero decir, que en su expresión no me dará el ser que ambiciono en el movimiento, sino, por el contrario, aquel otro ser temido, por ser deseo de Otro y que de ustedes ha partido, porque la función no habla sólo de sea. Y sordo es el desear de la función, ya que ella nada desea para sí, sino para la retórica que la crea como tal.

Que los poetas legislen con sus versos la vida de los hombres y que los psicoanalistas interpreten, los mecanismos intrínsecos de dicha legislación, no son todavía, pruebas suficientes para que sigamos galardonando a nuestros poetas y a nuestros médicos y sigamos recluyendo a nuestros locos en los manicomios o sus sustitutos, no siempre diferendados de la fuente de la cual provienen.

Una manera de pensar inhumana genera una manera de pensar humana y, esto, sin embargo, no le da al asunto criterio de verdad. Porque debemos decirlo: no es en la verdad de la locura donde anida la humanidad y, por tanto, no es, precisamente, humanidad lo que ambiciona el discurso psicótico, sino, más bien, una palabra que por su brusquedad, interrumpa el flujo de lo que teniendo que ser deseo, todavía, es necesidad en él.

Palabra que por su imposibilidad de ser reducida a cosa alguna (si ustedes quieren: falo, significante de falta), sirva como ejemplo (porque ¿de qué otra cosa se trata que de un proceso de identificación?), para que el habla del psicótico pueda, para dejar de ser psicótico: separar la cosa de la palabra que nombra la cosa, o bien, en otro nivel, separa lo bueno de lo bello, o bien, si se trata de hablar de los diferentes niveles de la locura, una palabra que le permita al hombre, separar lo bello de lo divino.

Y para semejante transformación habrá de ser necesario el cuerpo del psicoanalista, no nos pondremos a tratar de saber si es demoníaco o divino que el psicoanalista oficie de madre, pero diremos que la verifícación del cuerpo no da más garantía al símbolo, sino, por el contrarioone en cuestión, precisamente, al símbolo, porque el poder de curar esta en el cuerpo. Porque si se tratase de curar, es de la eficacia simbólica de lo que se trataría y de ella, de la eficacia simbólica, es más capaz el cuerpo, que la propia palabra.

Y si totalmente faltase el cuerpo, no tendríamos, tampoco, el símbolo en su belleza pura o, mejor dicho, no habría símbolo posible en
m esa debilidad.

Esta manera de no poder no estar y, tampoco, poder estar, hace del cuerpo del psicoanalista una nube de polvo ardiente y helada a la vez que, en todos los casos, envuelve a quien por su boca habla, en esa pasión.

A nada temo, dice el sujeto, sólo a mis propias palabras.

Y sujeto, quiero estar diciéndolo, también está el loco. Ya que se trata de falta de significante, es decir que forclusión significa que se trata de un sujeto como efecto del significante, pero singularmente, del significante que falta.

Lo que aparece desde el principio comprometido en la psicosis es la representación del sujeto por el significante. Ocurre una dispersión de los significantes que representan al sujeto. Porque no se trata de represión que permite que el otro significante funcione como referente de la representación del sujeto, sino del mecanismo de forclusión (rechazo) que se caracteriza por impedir la representación significante del sujeto.

Esta pequeña disgresión casi teórica es para permitirme decir que si el neurótico habita el lenguaje, el psicótico es habitado, poseído por el lenguaje.

Esa luz que debería iluminarlo, lo ciega.

Le di una patada al teclado de la máquina y conseguí, acto al fin, olvidar todo mi pasado y, sin embargo, no tuve ningún trastorno de la memoria (según Freud), es decir, ningún trastorno del lenguaje.

Esto quiere decir según Lacan que yo no he rechazado (a pesar de ser tan rechazante y de haber utilizado una negación para decirlo) ningún significante primordial o, según Freud que, todavía, no me ha llegado la hora. El trauma, el gran amor que lo destruya todo.

La psicosis podría ser ese: ha llegado tu hora.

Más allá de la represión, previo a la negación, algo existía. Algo hubo de ser rechazado. No como en la neurosis no realizado sino no habido, no rememorable. Imposible de ser estructurado como lenguaje a menos que, subvirtiendo las propias leyes del lenguaje aparezca, no como significante atando al sujeto a otro significante, sino propiamente como un agujero en la cadena.

Una ausencia que ni siquiera se dialectiza en el fort-da, ya que su partida doble o su otra posibilidad no es ninguna presencia, sino otra ausencia.

Lo que de lo primordial fue condenado como ajeno (nada se abre y se cierra en ese lugar, lo que fue agujero en la cadena de los cuerpos es ahora agujero en la concatenación significante) no retorna como lo reprimido envuelto en hojarasca y ni siquiera podemos decir que retorna como en la represión lo que, precisamente, por haber sido rechazado de manera primordial, se vanagloria de estar allí, sin posibilidades de representación.

Lo rechazado, debemos por ahora pensarlo así, al tiempo, se cobra su tributo y por ser desde un más allá de la represión no será neurosis lo que pida sino psicosis, así de fácil.

Los delirios son fantasías habladas y este hablar de las fantasías Lacan, entre otros, lo hace partir del yo ideal, aunque preguntándose, aún ¿quién habla, cuándo habla el yo ideal? ¿Quién habla en ese yo ideal? Yo, de cualquier manera, ya que el yo ideal no deja de acompañar esa soledad donde el yo cuando no da más (y esto ocurre más a menudo de lo que se piensa) se enamora de eso ideal como la imagen, pero que más que anticiparlo lo acompaña. Que más que someterlo a la agresividad primitiva de la dialéctica de la identificación, lo consuela.

Colgajo de ser que sólo habla por boca de lo que no fue necesario reprimir, porque primordialmente fue ser forcluido, rechazado, puesto fuera, fuera de toda marca posible de simbolización.

Trozo de ser que ya no pertenece ni ha lugar, por eso al querer representar al sujeto en la cadena significante, rompe, desarticula, agujerea.

La ansiedad por deciros algunos pensamientos producidos en mi actividad clínica, me hacen temer no poder hilar mis pensamientos en el sentido de una exposición general que a todos refresque el modo en que la psicosis y el psicoanálisis encontraron sus destinos.

Hubo, debemos decir, antes de un pensamiento terapéutico sobre la psicosis, una tendencia a la segregación social, a la incapacitación jurídica, a la injuria, a la burla, al castigo y/o a la reclusión en verdaderas fortalezas como infinitas cárceles.

Pero también es cierto que casi desde principio de siglo, surgen tendencias psiquiátricas moderadas que comienzan a dar al paciente psicótico, si no una solución, por lo menos otro trato. Sin haber comprendido todavía el proceso psicótico, se intentaba comprender al loco. En esta dirección hubo hallazgos y excesos, entre los hallazgos podemos • mencionar no sólo algunas frases de Lacan sino toda la corriente psiquiátrica que permite pensar al loco como un ser del lenguaje como nosotros, los psicoanalistas, los psiquiatras, los neuróticos, los perversos.

Entre los excesos para no perdernos podemos mencionar la confusión de la locura con la creación o peor aún hablarle al psicótico en su mismo lenguaje, con lo cual muchos llegaron a volverse locos y ni, aún así, | consiguieron hablar el mismo lenguaje que los locos.

Es bueno poder esclarecer en este momento de mi exposición, que cuando hablo de psicosis, de locura, no estoy hablando de los pacientes que aparecen como casos en los libros más modernos. Sencillamente no se puede considerar psicótico, o loco, a quien me ha llamado por teléfono para pedirme una entrevista, y luego viene y luego, aún, acepta seguir viniendo y paga a fin de mes o consigue que alguien pague a fin de mes, y no lo puedo considerar loco aunque algunos problemas del lenguaje tenga o bien, delire con alguna cosita o alucine, sin más. Estos pacientes no presentan otra dificultad al tratamiento psicoanalítico que cualquier otro paciente, aunque sea el psicoanálisis de un candidato en formación psicoanalítica.

Otros pacientes son los que plantean la cuestión, a mi entender, estrictamente ética. Estos pacientes que además de tener trastornos del lenguaje y algún delirio, alguna alucinación, no pueden hacer todo lo otro, llamarme por teléfono, cumplir con el contrato, y además, tienen todavía una negatividad por todo, también, por un tratamiento psicoanalítico. Y es aquí donde en lugar de afirmar o negar algo me gustaría hacerme junto con ustedes algunas preguntas:

¿Cómo imponer un tratamiento que sólo es posible, por el lazo que la palabra establece entre el paciente y el psicoanalista, a quien no ha bla? o bien si habla, habla con una lengua que no es la lengua que hablamos y no que sea un idioma diferente sino que es otra dimensión del lenguaje donde eso de la locura, habla, aunque el sujeto en apariencia no hable.

¿Qué atributos debemos concebir en nosotros como psicoanalistas para suspender con nuestra voz, nuestra presencia, nuestro cuerpo in terpretante, ese paraíso, esa completud donde el psicótico ha decidido ¿Bajo qué deseo intentaríamos rescatar y dar significación a un su jeto que quiere ahogarse en su propia mierda, cuando el espectáculo inhibe cualquier significación? Cómo atreverse, teniendo en cuenta que la mierda ajena es la que tiene el peor olor a menos que un profundo amor (valga la palabra como transferencia) haya aniquilado los receptores olfativos.

¿Cómo atreverse a danzar frente al inmóvil, movimientos posibles?
Cómo decirle al psicótico de buenas a primeras:

Es una vertiente iluminada lo que te detiene. 
Ningún vacío es, ningún horror de las negruras. 
Lo que te da miedo y bruscamente detiene tu camino 
es, simplemente, una luz, una clara visión del futuro, te detiene.

Es una catarata ardiente de palabras, lo que te matará. 
Ningún puñal, ninguna daga antigua y misteriosa. 
Lo que te llama a morir, lo que te mata, no es natural, 
es, simplemente, por haber gozado, que un día del futuro, morirás.

Me alegra saberte vivo y muerto, al tiempo que te hablo. 
Iluminado como un gran poeta por fulgurante luz 
y al mismo tiempo, enceguecido, quieto, petrificado, 
Ya nadie robará tus amores porque será el deseo, 
Ya nadie robará tu pensamiento porque será palabra, 
Y ya nadie podrá ser inmortal, porque será el poema.

A medida que van pasando los años y sin poder decir que fue aumentando mi experiencia, me resulta cada vez más fuerte poder diagnosticar a unapersona como psicótica. Y no quiero decir con esto que no hay psicóticos (los hay, pero como las brujas, sólo para quien las busca, sólo para quien cree en ellas) sino que digo peor, digo que me resisto al diagnóstico de psicosis, aunque esté hecho por alguno de mis colegas más apreciados.

Trastomos del lenguaje tenemos todos y la esquizia fundante en el proceso psicótico, también, lo dice Lacan, es constitutiva del sujeto psíquico.

Cuando más joven, hasta tenía en cuenta, para hacer el diagnóstico, las llamadas relaciones sexuales. Los locos con esta mirada, se multriplicaban a mi alrededor, infinitamente.

Después, aún, fui comunista y evaluaba a las personas según tuvieran o no «buenos» lazos sociales. Ahí, bajo esos ojos la locura era total; el que no era loco, era un cabrón.

Hoy día me pregunto, ¿quién no está loco
      allí, donde el tiempo arrasa la memoria?

En esto de la locura, siempre se tienen maestros. Yo tuve por lo menos tres: Pichón Riviere, David Cooper, Armando Bauleo.
Pichón Riviere fue el maestro del cuerpo, cuando una tarde serena de noviembre le conté que una paciente me había besado él me dijo rápidamente: Mire, Menassa, alguien lo quiere matar.

David Cooper fue el maestro de la discreción: Cuando se lo llevaban encerrado en una ambulancia para internarlo, por la ventana con
rejas de la parte de atrás de la ambulancia, cuando yo intenté forcejear para que no se lo llevaran, él me dijo: ¡Discreción!, Miguel, ¡Discreción!

Años después David Cooper pagaría con su vida no haber escuchado lo que a mí, me pudo transmitir: El problema del siglo con la locura, no era la locura, sino la discreción.

Armando Bauleo fue el maestro de lo posible. Cuando me hablaba de los locos, nunca los llamaba locos. Siempre me decía, esa gente nerviosa y nerviosos, yo lo entendía, perfectamente bien, éramos todos, no sólo los locos.

Tal vez por eso, ya han pasado más de veinte años de mi vida ocupándome de la locura, como si la locura fuera una cosa mía.

No sólo llegué a estar rodeado de locos, sino que yo mismo vivía como los locos. Hasta que una mañana me levanté y me dije: vivir como un loco es una vida alucinante y yo no me veía así, por eso que a partir de ahí, busqué alguna diferencia entre yo mismo y los locos. Yo mismo tenía un mundo fantasmático, el loco era el que tenía un mundo alucinado.

Y si bien esa no era en apariencia una gran diferencia, para mí fue fundamental. El psicótico entonces no tenía fantasías y las palabras que decía o escuchaba no tenían polisemia.

En su momento hasta me daba risa, darme cuenta que las diferencias estribaban en que la fantasía estaba en el psicótico reemplazada por la alucinación y la polisemia de las palabras quedaba anulada porque en el delirio cada palabra quiere decir una sola cosa.

No éramos iguales, pero tampoco se podía decir que éramos diferentes. Ya que no sólo lo dicen otros investigadores, sino que también los psicóticos atendidos por mí, atravesaban en algunos momentos del tratamiento, períodos de una lucidez, aún, envidiable por mí. Períodos donde toda la locura, también, era el sesgo de esa inteligencia.

Había frases que salían de su boca, puntuadas como si fueran poesía (sin que por esto el discurso llegara a ser poético o sencillamente más coherente) y esto, para mí por lo menos estaba claro no pasaba nunca en el paciente llamado neurótico, pero sí en mí.

Estos pensamientos, esta vecindad de mí con el psicótico me resultaba escalofriante.

¿Una vez más se agotaban las diferencias?

¿O esta vez se marcaban definitivamente las diferencias?

La puntuación me hacía pensar que tanto creación como locura, provenían de la «libertad» de la propia pulsación del inconsciente. Es decir, algo más allá de la represión, más allá del placer, repite. Y, esto, es verdad, pero mientras que en el creador lo que pulsa es un universo Otro, en el psicótico lo que pulsa es el rechazo a ese Otro universo. Y no es que luego no lo comparta con nosotros como otro ser más del lenguaje, sino que, sencillamente, no puede concebirse como posterior al lenguaje. Ni puede como dice el poeta, yo es Otro. En mí dirá el poeta, lo que me puntúa es una falta. En el loco lo que puntúa y eso no lo puede decir el loco sino un psicoanalista, es el rechazo de esa falta.

Soy como sujeto del lenguaje dice el poeta, ese ser desaparecido por ser representado por un significante para otro.

Soy invadido diría el loco, por el lenguaje. Soy una aparición en forma de rechazo. Un agujero presente, que no puede ser representado.
Como Director de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, no debería concluir mi exposición sobre el psicoanálisis y la psicosis sin antes
hablar de la formación a la cual debe aspirar un candidato a psicoana| lista que se fuera a dedicar al tratamiento psicoanalítico de la psicosis.

Primero he de decir que durante mucho tiempo, hasta hace unos pocos años, yo pensaba que era imposible formarse completamente como psicoanalista y de la locura, al fin y al cabo, no pensaba que debiera extirparse del mundo.

Así que, con esos pensamientos donde cohabitaban un psicoanalista formado por la mitad o incompletamente y un psicótico constituido como tal, se hacía evidente, que la locura no podía tener el tratamiento adecuado.

El segundo paso fue pensar que, tal vez, varios analistas formados incompletamente, pudieran encarrilar el discurso psicótico. De ahí, a los grupos analizadores de contención estábamos a un paso. Pero hubimos de esperar un tiempo más frente a la pregunta ¿quién se resiste?

Y si bien Freud y Lacan llegaron a enunciar y hoy seguramente algún trabajo versará sobre eso, que en el tratamiento de la psicosis el paciente será toda la resistencia y el psicoanalista, por tanto, será el que tenga que poner en juego su propia transferencia para que sea posible el tratamiento, sin embargo, lo que veíamos no era exactamente eso. En todos nuestros casos siempre fue la familia del psicótico el núcleo de todas las resistencias a la curación. Además pudimos comprobar, lamentablemente, que la sociedad en su totalidad se resiste a que el loco cure como para volver a inscribirse en la matriz social de materializaciones.

El tercer paso fue darnos cuenta que además de utilizar varios analistas en el tratamiento de la psicosis, varios habrían de ser, también, los pacientes y varios y diferentes los niveles de análisis que un psicoanalista tendrá que poder para aspirar a cierto éxito en el tratamiento de la locura.

Y si desde Freud sabemos que de la palabra se trata, el psicótico anuncia en su decir, que pertenece a una raza de hombres que no se reproducen por sexuación y, que por tanto, son criaturas inmortales. Su decir, por otra parte, no puede en ningún caso separarse del decir de la familia. Institución ésta, encargada de humanizar al cachorro de hombre y puesta estos últimos siglos por los cielos como matriz privilegiada de todo proceso de civilización, en realidad fue algo surgido, directamente de la selva; ya que los animales antes de la palabra, en los estadios presimbólicos, se organizaban en familias para reproducir y cuidar sus especies. Quiero decir que la familia, también la familia del psicótico, sólo por el hecho de ser familia guarda en algún registro del discurso que transmite, los mismos inconvenientes con el lenguaje, que luego padecerá o se harán evidentes en el psicótico.

Ví nada ni vacío ni altura.
Oí lo que ya no hablaba.
Bebí con desesperación la sed.
Toqué lo muerto. Todo lo inacabado.

NEUROSIS

Ponencia inaugural 
VI Congreso Internacional Grupo Cero
LA DEPRESIÓN
Una enfermedad sin rostro

Diferencia entre salud y enfermedad
Un ejemplo: Duelo y Melancolía
Miguel Oscar Menassa
Director de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero

He preparado quince intervenciones para hablarles de la dificultad en la cual me veo. Por ejemplo un pequeño paréntesis, nunca me gustó dar las conferencias inaugurales de los Congresos porque es el momento del Congreso donde hay menos gente, siempre pasa lo mismo, son a las 10 de la mañana. A mí me gustaría dar la ponencia inaugural a las 8 de la noche, pero nunca, nunca tuve esa suerte, siempre envidio a mis discípulos que con eso de que son más jóvenes hablan a las 8 de la noche. Una de las ponencias que seguramente voy a publicar en alguna revista, que no voy a tratar hoy, era una ponencia donde de una manera brillante, saliéndome de mi capacidad como escritor había preparado una conferencia de ocho páginas donde ustedes no entendían absolutamente nada y yo quedaba bien; esa era una. Después preparé otra conferencia donde yo hablaba de los pacientes con cierto grado de depresión o melancolía que yo había tratado a lo largo de los 30 anos que llevo de ejercicio, bueno por decir una cifra, creo que son más de 30 años, serían 30 años si hubiera empezado a los 27 y a los 27 ya era director del Grupo Cero.

Otro paréntesis, recordé un médico que hizo un tratamiento para los chicos que se meaban en la cama. Era genial el tratamiento, el señor tenía el cien por cien de curación ¿qué hacía? Fácil. Se meaba un chico a las dos de la mañana y se levantaba a las dos de la mañana y le cambiaba las sábanas, se meaba un chico a las tres y media de la mañana, porque tenía varios chicos en un hospital, y le cambiaba las sábanas. Todos los chicos se curaban, el 100 por 100 de curación, es decir, a lo largo de dos o tres meses, el niño no
se meaba más. Entonces quiso hacer de esto un método terapéutico y hubo una década donde todos los médicos y todas las enfermeras se levantaban a cambiarle las sábanas a los chicos y los chicos se seguían meando de por vida. Que el método, la cura, tiene que ver con el curador. No quiero ilusionarlos pero hasta los antibióticos según quien los receta hacen o no hacen el efecto para lo cual están encomendados. Los antibióticos, que supuestamente antibióticos... ¿no doctora?. Los medicamentos se pierden en la mente del paciente, los consejos los médico se pierden en lamente del paciente, es decir, la existencia del pensamiento inconsciente hacen hábil cualquier cuestión que tenga que ver con el ser humano. La propia locura tan denostada y perseguida y tan mal entendida, anida en cualquiera de vosotros. A veces a la mañana temprano cuando os levantais lo primero que hacen es forcluir el nombre del padre. Se miera al espejo y se dice: este mundo es una mierda. Una frase común de todos los días, que usted habrá dicho ayer y usted habrá dicho antes de ayer, usted vaya a saber si la dijo mañana por la cara que tiene. Ahí nos pasa lo mismo que nos pasa al loco, al psicótico, ahí es cuando pensamos que no provenimos de una mujer y un hombre, ahí es cuando pensamos que somos inmortales, todas las cosas que le pasan al psicótico para padecer de los padecimientos que padece, por lo tanto, a pesar de que estaba en un paréntesis y enojado porque estaba dando la ponencia inaugural a las diez de la mañana cuando realmente a las diez de la mañana debería estar trabajando, pero sin embargo he entrado en la cuestión de la salud y la enfermedad con la presencia del concepto inconsciente también se hacen hábiles, es decir, es muy complejo determinar el límite entre la salud y la enfermedad. Tan complejo es y yo sé que hay psicoanalistas y hasta los podrán nombrar que diagnostican a sus pacientes en las primeras entrevistas pero nosotros sabemos que en psicoanálisis el diagnóstico se realiza a la culminación del tratamiento, es decir, cuando concluye el tratamiento el psicoanalista dice: He atendido, he tenido bajo tratamiento psicoanalítico a fulana de tal que padecía de fenómenos histéricos en tales y tales ocasiones, que se relacionaba de manera obsesiva con el padre; un leve toque paroanoico de su personalidad permitió que escapara a Bulgaria a la persecución de la mujer esclava. al finalizar el tratamiento, al finalizar el tratamiento, al finalizar...estaba hablando de ustedes que llegan tarde a las conferencias inaugurales y entonces normalmente en la conferencia inaugural que es una conferencia importante hay menos público, estaba hablando de ustedes.

Para los más inteligentes yo he planteado un problema, yo leeré después las páginas y preparé para ustedes, es decir, espero que alguno tome este problema y me gustaría que lo discutamos, problema del límite absolutamente fantasmal, precisamente fantasmal, que es lo que hace la escucha.

Un psicoanalista escucha, bueno fue lo primero que me pasó cuando entré en el campo, es decir, el psicoanalista con el cual yo supervisaba me dice: te envío una paciente un poco nerviosa. Yo la comencé a ver y realmente era una mujer, no era una chica, era una mujer, era mayor que yo, en aquella época, era una mujer muy nerviosa que había estado en tratamiento psiquiátrico, que ahora estaba internada en una clínica psiquiátrica con el diagnóstico de esquizofrenia paranoide. Como el supervisor me la mandó como una chica nerviosa, a mí no me parecía nerviosa. Yo no voy a decir que era un genio cuando era joven, yo era tan estúpido como ustedes, es decir, que yo también creía que la persona esa estaba un poco loca y que el supervisor me había metido un paquete encima, enviándome a una chica nerviosa cuando en realidad yo no sabía atender a nadie y me había mandado un paciente psicótico de internación. Yo pensaba así, pero, sin embargo, obediente a la consigna del supervisor, yo empecé a escucharle... Bueno, era una gran poeta, era una gran poeta
maltratada por la psiquiatría, como después demostró, con los tres libros que publicó durante el tratamiento. Lo único que había cambiado no era ni siquiera mi escucha, porque yo era el que la tenía ahí, peleaba con ella y luchaba, mi escucha ni siquiera había cambiado, había cambiado la escucha de mi supervisor. Mi supervisor era el que pensaba que esta paciente no estaba loca y eso, esa escucha del supervisor era lo que había modificado la conducta y la vida de la paciente. Evidentemente yo estoy metido en el cuento porque yo después, por haberme comportado de esa manera tan plástica, tratando a una paciente no como si fuera yo, con las cosas que yo pensaba, sino con las cosas que pensaba mi supervisor, terminé siendo psicoanalista.

Les acabo de plantear la absoluta necesidad de una cadena de transmisión para que existan los psicoanalistas. Es decir, que sin una Escuela de Psicoanálisis se nos hace casi imposible pensar la existencia de psicoanalistas. Planteé dos problemas. Planteé la debilidad de los conceptos de salud y enfermedad y planteé que para poder curar alguna enfermedad mediante el método psicoanalítico lo más importante es la formación del psicoanalista. Ni siquiera lo que el psicoanalista piensa o cree, sino lo que piensa y cree la Escuela a la cual pertenece. Yo sé que es una cosa compleja. El resultado final de haber hecho quince exposiciones, que después les voy a demostrar que las hice, porque las van a ir leyendo a medida que las vaya publicando, decidí que en Duelo y Melancolía Freud era el que mejor había hecho las cosas, quiero decir que después de quererme independizar, después de querer aparecer frente a ustedes como si yo fuera el inventor de algo, Freud me convenció que en esto de la depresión él tiene la última palabra, por lo tanto en realidad esto no va a ser ni siquiera una conferencia, sino que va a ser un apunte que he hecho del texto de Freud, Duelo y Melancolía, para que ese texto rija todo el Congreso, esto no es ninguna indicación sino que es la expresión de un miserable, pequeño, estúpido deseo inconsciente. Diferencias entre salud y enfermedad. Un ejemplo: Duelo y Melancolía.

Escribir estas páginas que espero puedan ser el Acto que abra sin más el VI Congreso Internacional del Grupo Cero, La Depresión -una enfermedad sin rostro-, me ha llevado 40 años. Esta Conferencia la comencé a escribir; exactamente en el año 1958, año del comienzo de mi propio psicoanálisis, momento de mi primera depresión, al darme cuenta que no eran mis funciones cerebrales más inteligentes las que gobernaban mi vida sino que mi vida era gobernada por sencillas certezas inconscientes, pequeñas equivocaciones,
gestos para nada sobresalientes, afectos absolutamente inútiles, sueños efímeros, amores sencillos, deseos, simples deseos inconscientes. Ya en esa época comencé a pensar que el duelo por las situaciones de cambio era necesario y nunca alcanzaba el grado de enfermedad y que la tristeza era un sentimiento que bien llevado se abría sin más a la libertad del pensamiento. La angustia, la tristeza, a veces el dolor, no eran sino condimentos normales de toda vida interesante, de todo momento de creación, también me enseñaban por otro lado que la tristeza, la angustia, el dolor llevaban en ocasiones a la mutilación, a la enfermedad, a la muerte.

Mecanismos psíquicos normales, presentes en todos los seres humanos, llevaban en un caso al amor y en otros a la muerte, en un caso a la estupidez, en la cual nos sume cualquier enfermedad mental y en otro al sublime estado de la creación. En el orgasmo feliz o en la negativa impotencia, anidan los mismos afectos, tristeza, angustia, dolor. Freud nos dice para sostener estas palabras que yo digo tanto tiempo después, las múltiples analogías del cuadro de la melancolía, con el de la afección o duelo, justifican un estudio paralelo de ambos estados. Es decir, que Freud, pensaba que por el mismo mecanismo que una persona normal elaboraba la muerte de un ser querido, con los mecanismos parecidos a estos, se instalaba de golpe sin saber por qué una verdadera enfermedad, en tanto el duelo, como ustedes saben cuando uno puede elaborar, es decir, sustituir a la persona amada perdida, hay una reparación total del yo, es decir, el yo no queda con ningún defecto de haber padecido la situación de duelo. Freud decía que es un mecanismo normal, a nadie se le ocurre dice, después lo voy a decir, pero lo digo, así se repite, a nadie se le ocurre mandar a un afligido al médico, a nadie se le ocurre pensar que a una persona que se le acaba de morir un ser querido y está llorando a nadie se le ocurre decir: vaya a ver al psicoterapeuta, vaya a ver al psicoanalista, o vaya al psiquiatra. Y además con motivo, dice Freud, porque mal le hacemos al afligido al entorpecer su afligimiento, es decir, que el duelo no debe entorpecerse. En cambio por los mismos mecanismos y frente también a la pérdida de una persona amada se instala a veces, dice Freud, la melancolía, una enfermedad terrible, mutiladora.

También me quisiera detener en las palabras, en una frase de las palabras del doctor Chacón en ese sentido de que él dice que no cree, o él no ha verificado que sea el 50 de la población, y eso es muy interesante, porque es muy discutible en el sentido de que es cierto, en el diagnóstico no, pero en la producción, en la etiopatogenia del 70 de las enfermedades sí, es decir, a ver si podemos entenderlo, no es que cuando yo reviso al canceroso está deprimido, está canceroso, lo que pasa que profundizando en la etiopatogenia
del cáncer está la depresión, es decir sin depresión previa no hay cáncer, no hay infarto de miocardio. Todas las personas, ya están hechos los estudios, Estados Unidos, Argentina, Méjico, ya están hechos los estudios, él trajo los estudios de Estados Unidos, todos los enfermos que se mueren de infarto antes de los 45 años, el motivo, el único motivo, es la depresión. No hay trastornos vasculares, no hay ateroma, no hay nada, no hay nada de lo que produce el infarto en una persona mayor de 45 años. Uno se lo puede creer esto o no se lo puede creer. Cuál sería la manera de creérselo, la manera de creérselo es comenzar realmente, cosa que es absolutamente imposible, no me miren con esta cara, una campaña de prevención de la depresión. No del cáncer, del SIDA o de las enfermedades, sino de la depresión. Y veríamos asombrados o asombradísimos, la disminución radical, no sólo de los accidentes de trabajo sino de los infartos de miocardio y de los cánceres. Además el cáncer I hace más de 50 años que se está investigando, su relación con el sujeto psíquico, más que con el sujeto biológico. Yo sé que hay neurólogos en la sala. Un gran tumor devastador del cerebro, uno de ellos por lo menos aceptado por los neurólogos, sólo se produce frente a una catástrofe anímica, si me equivoco por favor me ayudan, el glioblastoma, el glioblastoma, tumor devastador, te mata rápidamente ¿no es así doctora? El glioblastoma sólo acontece frente a grandes catástrofes amorosas, anímicas. Podemos seguir haciendo líos solos, yo prefiero que ustedes aprovechen esta oportunidad para rastrear el mecanismo, los síntomas de la depresión. Cierto grado de inapetencia sexual, cierto grado de insomnio, cierto grado de desprecio por las personas iguales, ciertas fantasías de empobrecimiento, de ruina, de catástrofe, bueno, todos esos son síntomas melancólicos, entonces ya no sería el 50 de la población, según Freud el 89 de la población padecería de depresión ¿quién no tiene hoy miedo a empobrecerse? Bueno, eso es un síntoma de la depresión.

Tengo explicaciones, yo sé que a ustedes les interesa aunque al final termine no dando la conferencia pero es muy interesante porque nosotros hace 30 años, por ejemplo el doctor De Brasi que estaba cuando nosotros hacíamos esas cosas sociológicas que no deben hacerse pero que los intelectuales hacemos, cuando pensábamos que el mundo era neurótico obsesivo, por el problema que tenía y realmente, todos los pensadores eran obsesivos, eran racionalistas. Así como cuando Freud comenzó sus investigaciones, la enfermedad
psíquica era la histeria, después vino como un desmadre sexual y detrás del desmadre sexual, la culpa melancólica de haber deseado o haber participado en la desaparición del objeto amoroso.

Hemos perdido casi todos los ideales, en esta parte del siglo, hemos perdido todos los objetos amorosos, porque si usted era de derechas ya no puede haber más revolución de derechas y si usted era de izquierdas ya no puede haber más revolución de izquierdas y si usted era cristiano ya no puede haber revolución cristiana y si usted era verde le van a terminar metiendo un árbol por el culo, pero no hay revolución del obrero. No hay cristianismo, no hay feminismo, fracaso del feminismo, por lo tanto, no le demos más vueltas, estamos deprimidos, históricamente hablando. Ahora van a hacer una guerra, están por hacer una guerra, nos quieren convencer que los chicos norteamericanos son más lindos que los chicos irakíes, y nos van a convencer de eso, estamos todos convencidos, es decir, ya existe, somos todos racistas, nos hacen creer que existe lo bueno y lo malo, que hay seres humanos que merecen el castigo y hay seres humanos que merecen la gloria. Estamos deprimidos, nos han quitado todos los valores, no tenemos cómo sustituirlos, Freud nos dice ¿qué le pasa al melancólico? ¿Por qué el duelo es normal y la melancolía es patológica? Porque el melancólico no puede sustituir, no puede sustituir. El
duelo: se murió el ser querido y yo puedo creer que todo es gris, la realidad es gris, todo es gris, pero la vida me va mostrando que el objeto amado no está en la realidad, no está en la realidad, no está en la realidad y entonces yo voy aceptando. Yo soy una persona, voy aceptando que no está en la realidad, entonces despacito voy conociendo una persona, de golpe veo que alguien se ríe como ella. Ya empecé a cambiar, ya empecé a sustituir, es decir, ¿qué me saca del duelo?, un enamoramiento, así de sencillo.

En la melancolía no, no tengo la capacidad de sustitución, tengo la capacidad de sustitución abolida, entonces como no puedo sustituir a la persona amada que se fue, y esto es una genialidad de Freud, me identifico con ella, me transformo en la persona que se fue, entonces la persona no se fue. ¿Pueden entender lo maravilloso que es esto? Entonces ¿qué hago ahora cuan- do ya estoy identificado con la persona?

Puede llegar a suicidarse. Puede llegar a suicidarse porque no es a él a quien mata sino que es a la persona amada que lo ha abandonado. Freud dice, sólo es posible matarse si me confundo con otra persona, que no existe el suicidio, sólo es posible matarme si me confundo con otra persona. Yo he tenido muchos maestros pero uno de los que reconozco como maestro, el doctor Pichón Riviére, cuando puso un Instituto de atención al suicida, cuando el suicida llamaba por teléfono al Instituto, Pichón Riviére le preguntaba: ¿a quién
quiere matar? Esto producía que el paciente en lugar de matarse fuera a la consulta a comenzar su tratamiento psicológico, psicoanalítico. El depresivo, es un asesino, no un suicida, es un asesino, porque cuando intenta, lastimarse o matarse, está lastimando o matando al objeto amoroso que lo ha abandonado. Es un estado de ánimo profundamente doloroso, para que se vayan identificando, cesación del interés por el mundo exterior. Cuando veo al paciente al borde de la ruina psicológica, la cesación del interés por el mundo exterior se ve, es evidente. Pero en cualquiera de nosotros, cuando nos enamoramos grandemente de una persona, pensamos que el mundo somos ella y yo. En ese momento padecemos de la cesación del interés por el mundo exterior, hasta nos dejan de gustar las películas, los vecinos nos parecen torpes, los otros enamorados descarriados. Por ejemplo en ese momento se produce en nosotros la cesación del interés por el mundo exterior y la pérdida de la capacidad de amar. La pérdida de la capacidad de amar que es un síntoma melancólico por excelencia, es algo del padecimiento común, en tanto la gente dice que tiene muchos problemas para el amor y cuando se enamora se enamora de una sola persona, es decir de la madre, por lo tanto sigue teniendo problemas para amar. La pérdida de la capacidad de amar y por último la inhibición de todas las funciones normales, pudiendo llegar a haber una torpeza hasta para los movimientos más cotidianos, caminar, hablar.

Público: El borde ese, ese pasaje entre salud y enfermedad es permanente porque antes marcó que el enamoramiento podía sacar a una persona del duelo, pero ahora está marcándolo como otra especie de locura.

Miguel Oscar Menassa: El enamoramiento puede sacar a una persona del duelo, es como sale del duelo, sustituyendo al objeto amoroso por otro objeto amoroso, si no no saldría del duelo. Lo que pasa es que el objeto amoroso puede ser una persona o no, pueden ser viajes, por eso que algunos psiquiatras recomiendan viajes y el que está en duelo cuando vuelve del viaje vuelve bien. Ayer casualmente una persona me llamó para decirme: yo me deprimí como soy agente de turismo, me mandaron a viajar y viajé y cuando volví a los tres meses, me encontraba bien. En lugar de estar aguantando a la familia, viajando tres meses por allá y por acá, hasta yo salgo de la depresión. Sobre todo cuando la depresión es normal, cuando la depresión es un duelo. Freud hace una puntualización maravillosa, en el duelo normal la pérdida es consciente, se me murió mi papá, me abandonó mi mujer, en cambio cuando hay melancolía, cuando hay depresión, con la pérdida el paciente no sabe lo que perdió, y si sabe lo que perdió no sabe qué perdió con lo que perdió, es decir, actuación inconsciente. En el duelo la elaboración es inconsciente, pero en el duelo yo sé lo que me pasa, el mundo es gris porque se ha muerto mi enamorada, no que el mundo sea gris. A ver si pueden entender, una persona normal en duelo no cree que el mundo es gris, sabe que lo ve gris porque ha muerto su enamorada, ven que es diferente. No es un loco, un loco ve el mundo gris y dice «el mundo es gris», la persona en duelo no, la persona en duelo sabe que existen los colores, no existen para él, su mirada está nublada por el llanto. Llegamos a algo fundamental para poder discriminar el diagnóstico diferencial entre la salud y la enfermedad en el caso de la depresión, en el duelo jamás hay disminución del amor propio, en el duelo normal jamás hay disminución del amor propio. ¿Por qué? Porque en el duelo normal no existe la fantasía de haber intervenido en la pérdida, en el duelo normal, es una desgracia que me pasó no es algo que yo haya provocado, es una desgracia, es un acontecimiento- la muerte de alguien, el alejamiento de una persona. Entonces nunca necesito
desvalorizarme, nunca necesito autodespreciarme. Una característica esencial de la melancolía, de la depresión patológica, es la disminución del amor propio, esto que nunca ocurre en la aflicción. Se traduce en reproches, acusaciones de que el paciente se hace objeto a sí mismo y puede llegar incluso a una delirante espera de castigo, incluso la muerte. Como espero que estemos todos de acuerdo que los únicos que pueden suicidarse son los melancólicos ningún histérico se suicida, ningún paranoico se suicida. Esto lo sabían los psiquiatras clásicos, la recomendación del electroshock en la melancolía era contra el suicidio, ellos sabían que el melancólico librado al azar de su enfermedad terminaba suicidándose, entonces la aplicación (no vayan diciendo por ahí ahora que estoy de acuerdo con la aplicación...) la aplicación del electroshock hace 200 años era porque ellos percibían que interponían algo en el camino directo de la melancolía que era el suicidio. ¿Desde dónde partía? De esa condición de la disminución del amor propio, reproches, acusaciones. Puede llegar incluso a una delirante espera de castigo, incluso a la muerte.

En el duelo dice Freud, en el duelo normal, el examen de la realidad ha mostrado que el objeto amado no existe ya y demanda que la libido abandone todas las relaciones con el mundo. En el duelo lo normal es que el respeto a la realidad obtenga su victoria. Pero su mandato no puede ser llevado a cabo inmediatamente, ha de ser realizado de un modo paulatino, con gran gasto de energía psíquica, de esa manera el sujeto prolonga la existencia psíquica del objeto perdido. Mantengo la presencia del objeto perdido pero en la medida que lo voy perdiendo, en la medida que voy aceptando que no está en la realidad, prolongando el proceso de separación prolongo la vida del objeto abandonado. Estos ejemplos, lo que acabo de decir, se ejemplifica en la transmisión del psicoanálisis, algo que les pasa a ustedes muy a menudo cuando se supone pasar de una posición a otra posición, más cercana a la de psicoanalista en los procesos de formación, es decir que cada vez que un psicoanalista acontece en una interpretación, en un tiempo, en una situación grupa, institucional, donde se va a acercar a la posición de poder ejercer como psicoanalista prolonga la aceptación de dicho cambio. Lo mismo que cuando se muere una persona amada, la realidad me vence, me dice: usted ha perdido, el objeto amado no está en la realidad, yo lo sé, pero lentamente y con un gran gasto de energía voy aceptándolo mientras tanto prolongo la estancia viva del objeto, bueno en los procesos de formación la realidad me indica que ya no soy el que era, sin embargo puedo pasarme años tratando de elaborar la  nueva situación para que se prolongue mi estado anterior, es decir, cuando yo  era un estúpido, cuando yo era un niño, cuando yo tomaba la teta, cuando yo estaba en brazos de mi madre. Por eso es absolutamente necesario que un psicoanalista continúe su psicoanálisis, es decir, que para poder entender la enfermedad en psicoanálisis, hay que entender que el sujeto nunca abandona lo que consigue y cuando lo abandona, lo abandona con un gran gasto energótico, que esa es la enfermedad.

A ver si pueden entender, ni siquiera lo que me hace mal, bueno, todo  el día se escuchan: «no sé qué hago con este hombre», «no sé qué hago con  esta mujer», «no sé qué hago con este trabajo». ¿Lo escuchan o no lo escuchan? Bueno, está ocurriendo eso. Evidentemente al final de la labor del duelo o aflicción vuelve a quedar el yo libre y exento de toda inhibición. La depresión en una serie de casos constituye también una reacción a la pérdida de un objeto amado dice Freud, en la melancolía, una enfermedad, también pasa
como en el duelo, pero otras veces dice Freud, observamos que la pérdida es de naturaleza más ideal. Es muy difícil hacer un duelo normal por la pérdida de un ideal, en cambio es más fácil, el objeto no ha muerto dice, pero ha quedado perdido como objeto erótico.

En el caso de la novia abandonada o el candidato a psicoanalista, que llevado por los avalares de su formación debe cambiar de supervisor o de psicoanalista, y así como la novia abandonada puede llegar al suicidio, el candidato, candidata también, pueden dar por finalizada su carrera por la imposibilidad de sustituir el objeto amoroso. Además Freud hace hincapié en que la única salud psíquica posible, diferencia entre salud y enfermedad, es que el sano psíquicamente tiene la capacidad de sustituir un objeto amoroso por otro
objeto amoroso y por otro objeto amoroso, un ideal de vida por otro ideal de vida, por otro ideal de vida, por otro ideal de vida. Hay una ética. O vamos a esperar, hablando de nuestra propia enfermedad, vamos a esperar ya sin insultar a nadie, que los Estados Unidos de Norteamérica, o que la Unión Europea a la cual pertenecemos o que la reunión de los Países Árabes, desgraciados y unidos, resuelvan el problema ético que les ha planteado la humanidad este siglo. Viviríamos sin ética, moriríamos sin ética. Si dejamos que el Estado resuelva el problema que ha creado al hombre. El hombre tiene que poder resolver el problema que el Estado le ha creado. Tenemos que poder generar una ética, estamos sin ética y no se puede vivir sin ética. Ni los griegos vivían sin ética. Este problema del planteamiento de que no hay ideales, no hay utopías, no hay utopías. No se puede vivir sin utopías, hay que generar utopías, hay que generar sueños. Me van a decir, más sueños todavía, no. Es que lo que tenemos no son sueños, son realidades oscuras.

En muchas depresiones no solemos distinguir claramente lo que el sujeto ha perdido, algo ha perdido pero no sabe qué. A veces el paciente sabe a quien ha perdido pero no lo que con él ha perdido. Ejemplo: se muere la madre del paciente, el paciente en apariencia hace un duelo normal en el sentido de que llora, está unos días triste, esto, lo otro. El paciente pierde a su madre y hace como una tristeza pequeña, aparentemente elabora el duelo va a trabajar vuelve de trabajar, vuelve a tener relaciones con su mujer, sale va por la calle Princesa con los hijos. Y un día pierde el camafeo donde estaba la fotografía de su mamá y ahí se instala en él una melancolía. El paciente sabe lo que perdió va al médico y le dice perdí el camafeo. No, ese día de la pérdida de la fotografía de la mamá, acaba de morir la mamá, ese día no el día que murió la mamá sino el día que él perdió el camafeo, es decir a veces ciertos objetos de ciertos seres amados, y esto sí les pasó a todos, son más importantes que los objetos amados. El doctor guarda en un cajón de su escritorio un panuelito de seda bordado con las iniciales «Peti te amo» sin embargo Peti ya no esta más en su vida, pero el pañuelito sí, bueno cuando pierda el pañuelito vera lo que perdió cuando perdió a aquella mujer. La mujer, el amor el hombre también, les puede pasar con un hombre también, el hombre queda embalsamado en el pañuelito, embalsamado en la fotografía. Ustedes se dan cuenta que cuesta menos trabajo ir con una fotografía en el bolsillo que con una mujer colgada del brazo. Es más barato. Creyendo que hace una economía psíquica ha tomado el camino de la enfermedad, que generalmente ocurre asi, en todos los ahorristas, en todos los que ahorran energía psíquica terminan en el hospital. La energía psíquica está hecha para ser gastada el deseo esta permanentemente en actividad, cuando deja de estar en actividad el deseo, morimos, por lo tanto la enfermedad es cada vez que yo detengo el funcionamiento del deseo, que no se detiene, es decir, los intentos de detener la producción...(entran tres congresistas) estuvimos hablando toda la mañana de ustedes tres ¡qué suerte! En serio, ellos nunca lo sabrán, porque cómo se lo explicamos, imposible. Eso de que el paciente sabe lo que ha perdido pero no lo que perdió con eso que perdió, debemos entonces relacionar la melancolía dice Freud con una pérdida de objeto sustraída a la conciencia, y ésta es la segunda diferencia importante con el duelo, en el cual nada de lo que respecta a la perdida es inconsciente, la inhibición melancólica nos ofrece una impresión enigmática.

En el duelo el mundo aparece desierto, empobrecido frente a los ojos del sujeto, en el duelo normal. En la melancolía es el yo lo que ofrece estos rasgos a la consideración del paciente, el paciente nos describe su yo como indigno de estimación, incapaz de rendimiento valioso alguno y moralmente condenable, son tres cosas que ustedes sienten en los pasillos de la institución... indigno de estimación (el profesor no me quiere), incapaz de rendimiento valioso alguno (la ponencia que voy a dar no sirve), y moralmente condenable porque me copié de un libro y de otro libro. Se dirige amargos reproches el paciente, se insulta y espera la repulsa y el castigo, por eso que tienen un alivio cuando alguien los castiga. Si él no me besa, todavía no siento nada, pero si él me dice que no me besa por lo que le hice anteanoche, siento un alivio de ese castigo, leve en realidad, por aquella falta cometida. El cuadro se completa y aquí entramos casi todos, con insomnios, inapetencias y un sojuzgamiento total casi total de las funciones sexuales, el paciente es realmente tan incapaz de amor, de interés y rendimiento como dice, pero todo esto es secundario dice Freud, y constituye un resultado de la ignorada labor que
S devora su yo.

Es decir que toda la sintomatología que es considerada como la sintomatología de la depresión, de la melancolía Freud dice, pero todo esto es secundario y constituye un resultado de la ignorada labor que devora su yo. Y, por último, comprobamos que el melancólico no se conduce como un individuo normal, agobiado por los remordimientos, carece en efecto de todo pudor, más bien tiene deseo de comunicar a todo el mundo sus propios defectos, ven que no es normal, como si en este rebajamiento hallara una satisfacción, es decir, es tanto el interés que el melancólico pone en denigrarse, en insultarse y en reprocharse que Freud sospecha, que en este rebajamiento encuentra el paciente un goce, un placer. ¿Entendieron esto? Carece en efecto de todo pudor, como esos candidatos que tratan de que sus defectos de formación sean compartidos. Ven que no tienen pudor por sus defectos, son melancólicos. El melancólico entonces ha sufrido la pérdida de un objeto igual que en el duelo, pero en sus manifestaciones, de lo que el paciente nos dice inferimos que la pérdida del objeto ha tenido objeto en su propio yo. No ha perdido un objeto como decíamos antes sino que ha perdido una parte de su yo, ¿cuál parte? Aquella parte del yo donde por identificación se constituye el objeto perdido, esa parte queda perdida del yo, entonces lo que antes era el conflicto entre la persona amada y yo, ahora es el conflicto entre el yo y la parte modificada por identificación. Proceso de identificación donde el yo contra el yo como si fuera el objeto, alguien a quien el paciente ama, ha amado o debía amar, los reproches con los que el enfermo se abruma corresponden a otra persona. Por eso es que no tiene remordimientos, cuando dice soy un inútil, no habla de ella, habla de él, cuando dice soy una persona muy mala, no habla de ella habla de él. ¿Entienden la maravillosa explicación de por qué un depresivo puede suicidarse? Puede suicidarse porque no se mata a él mismo, mata al objeto. Sus lamentos, sus acusaciones, no se avergüenzan ni se ocultan porque todo lo malo que dicen de sí mismo se refiere en realidad a otra persona.

Freud aprovecha una vez más para recordamos que la salud psíquica tiene que ver con la capacidad de sustitución, casi totalmente anulada en la melancolía. Al no poder sustituir el objeto perdido, la libido es retraída al yo para establecer una identificación del yo con el objeto perdido y entonces Freud dice «la sombra del objeto ha caído sobre el yo». «La sombra del objeto ha caído sobre el yo», ha empobrecido el yo. En lugar de aceptar que lo perdí, lo conservo pero a costa de ensombrecer mi yo, a costa de perder parte  de mis atributos. De este modo se transformó la pérdida de objeto en una pérdida del yo... y el conflicto entre el yo y la persona amada es una discordia entre el yo y la parte modificada del yo por identificación.

Y aquí Freud nos da una clave, ya para terminar, de la relación sociológica que hicimos en un momento de la conversación, cuando dijimos que antes éramos neuróticos obsesivos y que ahora somos depresivos, bueno Freud dice que ahí donde está la neurosis obsesiva, haber deseado la perdida del objeto amado e incluso ser culpable de ella, el tormento indudablemente placiente que el melancólico se inflige a sí mismo significa la satisfacción de tendencias sádicas, es decir, que cuando él intenta suicidarse, en realidad no es masoquista, es sádico, está tratando de hacerle daño a alguien, orientadas a un objeto pero retrotraídas al yo por el mecanismo de identificación, en realidad él odia a la persona que lo abandona, pero como la persona que lo abandona es él, entonces el autocastigo, el autorreproche. De este modo la carga erótica del melancólico experimenta un doble destino, una parte de ella retrocede hasta la identificación como hemos visto y la otra se detiene en el sadismo, bajo el influjo de la ambivalencia, es decir, la ambivalencia, esa persona que yo amaba pero que a la vez deseaba que se muriera. Y esto es muy fácil, un adolescente, se le muere el padre, dentro de quince días y hace quince días el padre dijo que no podía ir a veranear a Galicia y el chico dijo, por qué no se muere, en voz baja...

Ese chico está bajo el influjo de la ambivalencia. El amante que frente a una pelea con la mujer o con el hombre le dice «no te quiero ver más» y ella desaparece, por lo tanto «no te quiero ver más» una frase que yo he pronunciado es responsable de que el objeto haya desaparecido, estoy en el estado de ambivalencia. Es decir que estar en el estado de ambivalencia es una cosa muy sencilla, no es tan complicado. Este sadismo nos aclara el enigma de la tendencia al suicidio que tan interesante y tan peligrosa hace a la melancolía, el yo sólo puede darse muerte cuando se le hace posible tratarse a sí mismo como si fuera el objeto. Por eso que siempre es efectivo aun en el caso de los candidatos a psicoanalistas preguntarle al suicida ¿a quién quiere matar? Muchas gracias.

Este es el único momento que me pueden hacer preguntas de todo el Congreso porque después no es a mí a quien tienen que hacerle preguntas.

Público: El melancólico se refiere a algo perdido o solamente se refiere a...

Miguel Oscar Menassa: No, no, sabe lo que ha perdido pero no lo que ha perdido con eso que ha perdido... El desarrollo de los procesos inconscientes, la enfermedad psíquica no existe bajo el control de la conciencia, es decir, que todo aquello que yo puedo pensar no me puede enfermar, para que haya enfermedad psíquica tenemos que aceptar la presencia del inconsciente, eso es lo dificultoso, la gente dice, y entonces cómo hacemos para. Nada de lo que pueda pensar conscientemente, a ver si podemos entender esto, que yo le podía dar una receta ahora para tranquilizarles, pero es que no la tengo, la receta es la aceptación plena de la existencia material de inconsciente, es decir, cada vez que dos personas se ponen a hablar, está presente el inconsciente, esa es la receta, la receta es tener en cuenta el inconsciente, así como se tienen en cuenta los factores biológicos, endógenos, climáticos, nada más, no pedimos más, alcanzaría con tener en cuenta el inconsciente como se tienen en cuenta los otros factores que coadyuvan a toda enfermedad.

Público: Yo quería preguntar. Dijo al principio de la ponencia que el diagnóstico debía hacerse al final del tratamiento, entonces, ¿esto significa que la técnica que se aplica es la misma para cualquier tipo de enfermo o se va modificando la técnica?

Miguel Oscar Menassa: Usted trajo algo fundamental, el método psicoanalítico siempre es el método de interpretación, se trate de lo que se trate, se trate de una enfermedad, se trate de otra enfermedad, se trate de un texto, porque también la teoría psicoanalítica progresa por interpretación, no hay, porque si hubiese modificación de la técnica, perderíamos otra vez la dimensión inconsciente, pensaríamos que eso que aparece en la conciencia es la enfermedad, pensaríamos que la enfermedad de la histérica es que no se pueda acostar con su novio, y esa no es la enfermedad de la histérica, esa no es la enfermedad de la histérica, o que el vaginismo, o que la impotencia del histérico hombre, que esa es su enfermedad, que no tenga erección esa es la enfermedad. Esa no es la enfermedad, ese es el resultado de la enfermedad, la enfermedad está transcurriendo inconscientemente, es decir, según la posición inconsciente del sujeto, tengo tal o cual enfermedad, por eso que no tengo que tratar lo que aparece, creo que además me conviene no atender a eso, porque además la gente que hace clínica hace muchos años, muchas de estas, ya nos dimos cuenta que la enfermedad se disfraza, que ella viene para hacemos la histérica y resulta que no es una histérica. Y si decimos que es una histérica, porque hace todo como la histérica, dramatiza, teatraliza, está disociada y seduce, pero nos dimos cuenta que eso que son características de la histeria, lo puede hacer cualquier persona, un niño, traemos a un niño lo ponemos acá y hace eso, se disocia, dramatiza y seduce, entonces ella entra así, pero resulta que después al segundo o tercer año de escucharla ella nos descubre su verdadera realidad, no es que quería seducir al padre sino que tenía un problema con el padre a ver si el padre era o no un padre al cual se podía o no se podía matar, es neurótica obsesiva.

Público:... establecer un duelo, que a una afligida no se la mandaba al médico, sin embargo si una persona que está en un duelo pide un psicoanálisis y le favorecería un psicoanálisis a ese duelo.

Miguel Oscar Menassa: Si yo estoy haciendo un duelo y creo que un psicoanálisis me haría bien, claro, lo que pasa que, el duelo normal, no quiero engañarles, es muy difícil, porque uno siempre tiene un cierto grado de ambivalencia. Todos, todos, con los seres más queridos, lo piensan, quién no tuvo envidia de un hermano, quién no creyó que el padre era severo o demasiado bueno, quién no pensó que la madre era un poco torpe. Si ahí se muere, justo en ese momento, entonces aparece la ambivalencia, yo la quería, yo la amaba pero yo la criticaba mucho, bueno entre las mujeres eso, las mujeres critican a la madre, aman a la madre desesperadamente pero critican a la madre permanentemente, no sabe cocinar, no sabe cuidar a los chicos, mira lo que hizo con el dinero, mira lo que hizo con mi papá, yo hubiese hecho con mi papá mejor que ella, si esa persona se llega a morir en ese momento, la mujer siente que fue responsable en algo, no hace falta sentirse estrictamente responsable, ¿no es cierto?

Público: Más allá de mandar a un psicoanalista a un afligido, también estaría bien mandar a un psicoanalista un afligido.

Miguel Oscar Menassa: No, yo lo que le digo es mire, lamento que usted haya entendido lo que entendió de mis palabras porque resulta que yo termino no recomendando el psicoanálisis, cuando yo estoy diciendo que el psicoanálisis es la única posibilidad de que el mundo entero no caiga en la depresión, yo estoy diciendo eso, por lo tanto recomiendo el psicoanálisis, pero lo que digo es que a nadie se le ocurre, a nadie se le ocurre, y a veces se le ocurre al paciente porque, saben por qué se le ocurre, porque se da cuenta que no es normal lo que le pasa, al paciente mismo que le ha ocurrido la muerte no consulta a ningún médico, llora, pero a los diez días cuando siente que siente el mismo dolor, el mismo dolor que el primer día, ahí ya consulta al médico, ya es patológico, porque diez días ya no es el mismo dolor, no es el mismo dolor, además cuando te dan de festivo, tres días, te dan tres días en el trabajo ¿hay algún trabajador en la sala? Tres días de duelo, entonces si a los diez días todavía siento lo que sentía el primer día, entonces... ya no me puedo adaptar, ya no puedo ir a trabajar cuando tendría que haber empezado a trabajar hace siete días, ya no puedo ir a dar la clase, ya no puedo salir con mi novia, entonces ya está, te consulta, y aunque no sea patológico del todo ya es patológico, porque Freud dice ¿tuvo que enfermar tanto el paciente para darse cuenta que es un estúpido? Freud dice así, porque cuando el melancólico está muy enfermo dice: soy un tarado, no sirvo para nada, ¿pero tuvo que enfermarse para darse cuenta que no sirve para nada? una persona normal se puede dar cuenta que no sirve para nada sin necesidad de enfermar porque no servir para nada es todo un aprendizaje, no sirvo para dar clase, dando clase aprendo, si me doy cuenta de que no sirvo puedo aprender no ven que es una cosa del crecimiento normal, darme cuenta que no sirvo en cambio el melancólico enferma y se da cuenta que no sirve. Eso como la pregunta la hizo usted, que es una psicoanalista entonces, que no tienen que dejar de psicoanalizarse ni siquiera cuando se les muere algún familiar querido.

Público: Diferencia entre salud y enfermedad dice el título de su Ponencia, entonces yo me preguntaba, porque la noción de inconsciente en las Facultades de Medicina o en las Facultades de Psicología no se imparte, entonces los médicos, los psicólogos atienden a la enfermedad ¿son los psicoanalistas los que atienden la salud? .

Miguel Oscar Menassa: No, yo diría que con paciencia, con trabajo, con esfuerzo algo conseguiremos, algo se está consiguiendo. No creo que los psicoanalistas atiendan la salud y que los médicos atiendan solo la enfermedad porque hay voces, hay palabras, bueno hay médicos que se psicoanalizan, hay directores de hospitales que se psicoanalizan, que no es una cosa tan despreciable el psicoanálisis, los neurólogos recomiendan el psicoanálisis los cardiólogos recomiendan el psicoanálisis, los ginecólogos se están dando cuenta que el60 de las enfermedades de sus pacientes no son enfermedades, no son enfermedades, y el gasto social que esto ocasiona, el gasto social infinito que esto ocasiona, querer curar con medicamentos a una persona que se curaría con otro medicamento, a ver si entienden, producen un gasto en la salud infinito porque el paciente no se cura, un hipocondríaco no se cura en la Seguridad Social, pero no sabes el dinero que gasta, gasta el dinero de 100 pacientes, de 100 pacientes, fíjate tú el ahorro que significaría que un hipoI condríaco entrara en tratamiento psicoanalítico, que un enfermo capacítado para una enfermedad psicosomática entrara en tratamiento psicoanalítico, sería un ahorro impresionante, hasta cirugía se ahorraría, porque el psicosomático en su pretensión de querer convencer al médico de que esta enfermo hasta se hace operar, escuchen bien lo que estoy diciendo, se hace mutilar para convencer al médico que está enfermo, porque los médicos no creen que esta enfermo El problema que tienen los hipocondríacos y los enfermos psicosomáticos es el problema que tendrían las histerias, las histéricas en la época de Charcot,... se acuerdan que le apretaban el lóbulo ocular, le apretaban los ovarios le daban inyecciones de leche, producían dolor porque creían que fingían el psicoanálisis qué viene a traer, viene a traer que la histeria es una enfermedad, no es una simulación, la simulación es parte fundamental de la enfermedad. Bueno yo creo que estamos consiguiendo eso en este momento, con la histeria ya se consiguió, hoy día es un asesino el que maltrata a una histérica, pero sin embargo maltratan mucho a los enfermos psicosomaticos... ¿por qué? Porque no le dan el tratamiento adecuado, los tratan de otra enfermedad que ellos no tienen

Público: Yo no sé si he concluido o he entendido bien cuando hablaba de la melancolía y la formación o que cura el curador, se podría decir que lo que cura es la posición del analista en la cadena de transmisión.

Miguel Oscar Menassa: Sí, la cura es una cosa muy complicada, el Chamán cura... es decir, la eficacia simbólica no tiene que ver con ningún símbolo, con ningún estudio médico, la eficacia simbólica que cura tiene que ver con el cuerpo, entonces tiene que ver con la presencia, yo por ejemplo ayer en la radio discutí acerca del porcentaje de curación de la melancolía, y después me fui descontento porque no dije que era conmigo que se curaba el 95 de los deprimidos, que yo no sé si el psicoanálisis cura el 95 de los deprimidos, yo sé que he curado el 95 de los pacientes melancólicos que tenía en tratamiento, pero yo no sé, el problema de la cura es muy subjetivo, el problema de la cura no tiene que ver con ninguna teoría... una novia te cura, pero no te cambia de personalidad, no te cambia de posición del inconsciente por lo tanto te cura y te enferma, como antes me preguntó Degli Esposti, te cura el amor y te enferma el amor, no estás en análisis, cualquier cosa te cura y cualquier cosa te enferma. Te regalo dinero, te hace bien, te regalo dinero la semana siguiente y haces una depresión, una persona normal no, hace la depresión cuando no le doy dinero, no cuando le doy dinero.

Público: Porque se trata no de que cura el curador sino que había puesto la cura en relación al curador, o sea ¿la cura tiene que ver con la transferencia?

Miguel Oscar Menassa: La cura tiene que ver con lo que el psicoanalista es, un psicoanalista cura más por lo que es que por lo que dice, es la discusión de todo el Congreso, qué es un psicoanalista, ¿qué es? Es su formación, es su disciplina en el psicoanálisis, son sus estudios, son los trabajos que presenta, es la aceptación comunitaria que tenga, un psicoanalista que no es aceptado por su comunidad, no puede curar, es muy sencillo, lo que pasa es que nadie lo quiere aceptar pero es muy sencillo, cura aquel que está inscripto como curado. Cómo va a venir un paciente que el pobrecito tiene problemas con la familia, con la ley, como va a venir si yo tengo problemas con mi comunidad psicoanalítica, cómo le voy a curar, no le puedo curar, porque no es que yo ame a mi mamá, no eso no tiene nada que ver, ahora tengo que amar a aquello que me produce como nuevo ser, como psicoanalista, esa no es mi mamá, no es mi papá, esos son frases, son esquemas teóricos, son producciones teóricas, son personas unidas a través de pactos teóricos, ideológicos, filosóficos.

Eso es lo que me produce como nuevo ser. Cómo va a venir un paciente a curarse conmigo si yo no estoy curado de eso, imposible, no es como en la medicina que un tuberculoso no toma la medicación antituberculosa y hace una ley donde los tuberculosos tienen que ir presos, pasó eso en Inglaterra, los tuberculosos que no usaban la medicación antituberculosa, la policía iba a la casa a buscarlos. El que puso esa ley era tuberculoso y no tomaba la medicación, bueno un psicoanalista no puede hacer eso, un psicoanalista no puede aplicar lo que no se aplica, no puede, está dentro del método, está dentro del método dice Freud, no puedo liberar su pensamiento si mi pensamiento no ha sido liberado de alguna manera. No es sencillo, lo que pasa es que no es tan sencillo porque la gente tiene incapacidad de amar, porque la gente está deprimida, entonces, si tengo incapacidad de amar a la persona que me hace el bien cómo voy a amar una teoría, cómo voy a amar un ideal, cómo voy a amar, cómo voy a hacerle bien a la humanidad, cómo voy a amar, defender el derecho de los adolescentes y el derecho de los jóvenes a vivir, a expresarse y a ser libres y a ser grandes y a ser ricos, cómo voy a defender todo eso si no lo tengo para mí, ven que no se puede, no se puede, vaya a saber si por este motivo no fracasó el marxismo, perdóneme, vaya a saber si por este mismo motivo donde aquellos que aplicaban las disciplinas a la realidad, no habían transformado su personalidad, según indicaba aquello que aplicaban,... querían aplicar la libertad por métodos dictatoriales, a ver si pueden entender, es imposible, qué libertad vamos a imponer si lo hacemos de una manera dictatorial, imposible, cómo vamos a creer que va a venir el bien después de una
E guerra, ven que es imposible, cómo vamos a creer, cómo vamos a creer que una guerra, la matanza indiscriminada de personas puede traer algún bien, no lo podemos creer.

Público: En el caso de la pérdida del objeto amoroso, la identificación es general para todo el mundo, es lo que...

Miguel Oscar Menassa: No, en usted es más fuerte.

Público: Cómo inició la enfermedad o no sé, otra manera de... la pérdida.

Miguel Oscar Menassa: No, si hay enfermedad hay identificación, pero dijimos que hay una manera normal de resolver la pérdida que es sustituyendo el objeto amoroso,... ni usted ni nadie, todo el mundo quiere conservar lo que perdió, ¿cuántas personas usted conoce que fuman? ahora no voy a hablar mal de los fumadores, no quiero hablar mal de nadie pero todas esas personas... están todo el día chupando la teta, no pueden perder la relación primitiva con la madre, han aumentado el número de infartos, han aumentando el número de cánceres, han aumentado el número de no sé cuantas porquerías y no pueden abandonar la teta materna, millones y millones de personas. Ahora es imposible detener... el tabaco, el porro y todas estas cosas, es absolutamente imposible detenerlas porque hay millones de persona que viven de eso, hay millones de personas que viven de la incapacidad del ser humano de abandonar la teta de la madre ¿entendió? El sujeto no abandona aquello que consiguió, solamente mediante un trabajo, mediante un esfuerzo puedo alejar, como la señora de ayer pobre que consulta... pero yo me quedé vacía, el mundo se quedó vacío, mis hijos se fueron, no hicieron la vida que yo quería para ellos, entonces estoy deprimida, y dije no pero usted no está deprimida porque sus hijos se fueron, usted está deprimida porque al irse sus hijos se dio cuenta de que no tenía vida para usted, que usted no tiene ninguna vida, que la vida suya era querer doblegar a sus hijos a que hicieran una vida determinada, como sus hijos hicieron lo que se les cantó, usted se quedó sin vida, por eso está así. Me lo agradeció la señora, claro porque realmente era lo que le pasaba, no era que se había vaciado el nido, ella estaba vacía de amor, no tenía vida, su único amor era doblegar a sus hijos a que hicieran el camino que ella había pensado para sus hijos, eso nos pasa a todos, a mí también.

Público: Retomando lo de candidato a psicoanalista ese poder amar lo que nos produce como candidatos es como, se me ocurre debe de tener que ver con la ética del psicoanálisis en cuanto al psicoanalista, en el sentido de la vida del psicoanalista, en el sentido de que si la salud está en la posibilidad de sustituir...

Miguel Oscar Menassa: Una sola frase mire, usted tiene que cambiar, nosotros tenemos que cambiar, el psicoanálisis me ha hecho bien por la sencilla frase de «el psicoanálisis hace bien» porque cuando yo digo «el psicoanálisis me hace bien», me hizo bien porque soy inteligente, bello y alto, ven que soy un racista, en cambio la frase que tengo que decir, «el psicoanálisis hace bien» y como el psicoanálisis hace bien se lo voy a recomendar al señor, al señor, a la señorita, al señor, al tuberculoso, al deprimido, al fóbico porque el psicoanálisis hace bien. No que me hizo bien a mí, no, el psicoanálisis porque hace bien, también me hizo bien a mí. Ven que siempre es un complejo
narcisístico el que se opone a la verdad, a la realidad.

Público: Y eso lo que exigiría o convendría en el presente cuando decimos psicoanálisis permanente para el psicoanalista, digamos que eso es lo que lo justifica o que lo exige, esa necesidad de la reapertura al mundo, a la realidad.

Miguel Oscar Menassa: Sí, lo que pasa es que sin un trabajo fuerte sobre cada uno de nosotros, nos olvidamos de la existencia del inconsciente. Por ejemplo el Harrison, que es el libro que utilizan todos los médicos del mundo, porque yo lo conozco de un país, la doctora ha hecho la universidad aquí, lo conoce de este país, todos los médicos del mundo utilizan Harrison. Harrison dice que el corazón no existe como órgano, es una caja de resonancia, ningún médico leyó eso, caja de resonancia, es decir en el corazón dice pasan todas las cosas que le pasan al sujeto con la realidad. Harrison, un anatomopatólogo, no tanto no, ¿un anatomopatólogo es? no, no, clínico, un
clínico, caja de resonancia y eso nadie lo leyó, nadie, es decir, en los libros de medicina hay un 30 por ciento de enfermedades de causa desconocida, etiopatogenia, es decir, el modo de producirse la enfermedad desconocido, son enfermedades psíquicas, nadie lo lee, nadie lo leyó, no es que tengo que traer un libro de psicoanálisis, en los libros de medicina está escrito y el hombre no está todavía capacitado para escuchar que sus procesos inconscientes le producen enfermedad e incapacitación, mutilación y muerte. No estamos en condiciones de comprenderlo, entonces ahí es donde decimos que la ciencia del psicoanálisis es joven, joven en el sentido de que el universo de las
personas que nos tenemos que encontrar con el psicoanálisis, no estamos en condiciones de comprender la dimensión de lo que nos dicen porque no es una frase la que usted ha puesto o sus compañeros han puesto en la carta que yo también he recibido, no son meras frases, es verdad, los accidentes de trabajo se deben a la depresión. Ayer escuché por la radio, por la televisión que los obreros de la construcción, el 70 de los accidentes laborales en la construcción son en trabajadores temporarios, a ver si pueden entender esto, una diferencia abismal entre trabajador que ya está deprimido porque sabe que su trabajo va a terminar el mes que viene, dentro de dos meses, dentro de tres meses, ahí es donde se produce el 70 de los accidentes laborales. Yo lo escuché por la televisión al pasar, no va a hablar para mí la televisión o a ver si voy a creer que la televisión habla para mí, o va a hablar para mí, habla para todo el mundo y nadie lo escucha, es verdad como usted dice, que el fracaso escolar, el fracaso escolar, cómo va a tener que ver con que el chico se volvió tonto. No, el chico está deprimido porque pierde los ideales, el chico va a encontrar un profesor y se encuentra con otra cosa. Qué quieren, que no se deprima, se deprime. Entonces, el fracaso escolar es por la depresión, no que el fracaso escolar trae la depresión, como andan los psicólogos hablando tonterías por ahí. No, la depresión hace que el chico fracase en el colegio. Los divorcios, los divorcios, no digo que el 100, bueno pero el 30 ya es suficiente, de cada 10 personas 3 personas se separan porque están deprimidas, no porque tienen motivos para separarse, no tienen motivos para separarse.

Y lo del infarto no es ninguna broma, por ejemplo fíjense, ¿usted no es doctora recibida en la Facultad de Medicina?, bueno ella cree absolutamente que los infartos antes de los 45 años son de causas psíquicas, lo cree firmemente, entonces quiere decir que no son palabras esas que pusimos en la carta, que son verdades que no nos podemos creer, no nos podemos creer porque aunque haya en este momento algún, alguien con capacidad institucional como para imponer esto que estamos diciendo, no lo hace, no lo cree. Si a veces no lo creo ni yo, si a veces ustedes me hacen dudar de la existencia del inconsciente, entonces, cuando yo pienso que les tiene que dar alegría estudiar y curar a la gente y a ustedes no les da alegría eso, yo digo, me habré equivocado, no existe el inconsciente.

Público: Sí pensando en la intervención de la... para la creencia de la existencia de los procesos inconscientes, me acordé que hace un par de años en el Congreso duodécimo de psiquiatría mundial que se hizo en Madrid, uno de los avances generales de esta disciplina que ellos planteaban como una de las síntesis de esa reunión que los métodos, las técnicas terapéuticas eran diferentes para cada enfermedad que ellos reconocían... no sé si es justamente por la contraposición absoluta, por lo que se dijo.

Miguel Oscar Menassa: Ese pensamiento en medicina, por favor, atención los médicos de la sala, ese pensamiento en medicina produce que haya enfermos. Ese pensamiento de creer que cada enfermedad se trata con un método terapéutico diferente, a veces lleva a ciertos médicos a no hacer los exámenes indicados por creer que hay enfermedades que necesitan radiografías, que hay enfermedades que no necesitan radiografías, que hay enfermedades que se necesita saber cuánto potasio hay en sangre, que hay enfermedades que no necesitan saber cuánto potasio hay en sangre. Cuanto potasio hay en sangre se necesita saber siempre, eso hace al método terapéutico, entonces no se puede pensar que cada enfermedad se tiene que tratar de diferente manera. Si cada enfermedad se trata de diferente manera, estaríamos librados, como está librado, a los delirios de cada médico que se levanta a la mañana y se pelea con su mujer o con su hombre o con su abuela, la conducción de un tratamiento médico, no. Las leyes generales del método psicoanalítico tienen que estar presentes en todos los tratamientos psicoanalíticos, se trate de quien se trate y se trate de la enfermedad que se trate, pero en medicina también.

Público:... es importante también que...

Miguel Oscar Menassa: Eso lo tendrá que imponer usted... creo que los educadores también pero, por ahora vamos a tratar que los psicoanalistas se psicoanalicen.

Público: Una preguntita, es verdad que Freud dice que toda queja es una querella, él mismo, la palabra alemana es la misma... es... toda queja es querella, ahora me interesó mucho esto porque yo había pensado precisamente en Las 2001 Noches, ayer en la cadena de sustitución desde ahí es una obra...voy andando despacito hacia donde voy y me interesaba esto de la cadena de sustitución porque me parece que ahí está la producción del saber y la garantía de la formación, no me cabe ninguna duda, también he pensado esto de la lábil frontera entre la salud y la enfermedad, y esto ¿a qué apuntaba?, porque la lábil frontera que hay entre la salud y la enfermedad, me hizo pensar en la lábil frontera que hay entre lo que podríamos llamar un espacio de reclusión y el espacio extemo o en la vieja terminología espacio privado y público, porque Freud dice, bueno, la cesación del principio de realidad parecería que hay una aumento de un principio perverso de realidad, me aumentó el principio de realidad, pero sólo de realidad virtual para ese tipo recluido, la realidad está virtual, tiene más realidad virtual y ha escamoteado la otra y digo esto que nos había interesado... ahí parecería que el sistema produce patología.
Miguel Osear Menassa: Yo diría peor, el sistema se aprovecha en condicionamientos normales, porque qué religión habría sin el sentimiento de culpa inconsciente, sería imposible la religión, lo que pasa es que el sujeto tiene sentimientos de culpa inconscientes, es imposible no tener, yo creo que es así, yo creo que la realidad virtual me convence, donde yo ya estoy totalmente convencido acerca de que lo que yo pienso es la verdad, con respecto a lo que el mundo piensa, por lo tanto cuando yo estoy en la realidad virtual, esa realidad
virtual es la que me produjo, entonces si es la que me produjo, soy un solitario, es decir, no sé exactamente si soy un depresivo o soy alguien que todavía no ingresó en el proceso de identificación primordial, en tanto no soy un ser humano que proviene de seres humanos sino que soy un ser, no se sabe si humano o no, que proviene de la realidad virtual que yo mismo genero, ves, soy un hermafrodita, me autoprocreo, es decir, cuando yo digo que psicoanalizarse es luchar contra el Estado, no digo ninguna tontería. Lo que pasa es como lo digo y me río, ustedes creen que es un chiste, pero psicoanal izarse es luchar contra el Estado, porque psicoanalizándome impido que el Estado utilice mis estupideces para dominarme, el Estado utiliza las estupideces de la gente para dominarla, si hasta nos han convencido, el Estado es el que te convence, que no pagar los impuestos es mejor que pagar los impuestos, cuando sólo soy un ciudadano si los pagué. El Estado te convence de que no seas un ciudadano ¿por qué? Porque los ciudadanos son los que le hinchan las pelotas al Estado, entonces el Estado mismo te enseña a no pagar impuestos, es decir te enseña a que eres inteligente si no pagas los impuestos, ¿para qué? para no tenerte en cuenta como ciudadano. No te quiero enseñar bajo ningún concepto que sólo el que paga es el que puede producir conocimiento, no te lo pueden enseñar, te lo enseñan al revés, ¿por qué?, porque al Estado no le interesa que el sujeto produzca conocimiento.

Público: Entonces un criterio de salud y ético es la resistencia al Estado.

Miguel Oscar Menassa: La resistencia a la hegemonía es un criterio de salud porque la resistencia a la hegemonía es lo que dice que yo soy capaz de sustituir y eso es la salud. La salud es el engrandecimiento y la liberación de mi capacidad de sustituir.

Público: Y respecto al desafío que me tiraste, tienes razón, el conductismo político ha fracasado, el marxismo no.

Miguel Oscar Menassa: El conductismo político ha fracasado, el marxismo hay que estudiarlo, hay que pensarlo, el año que viene vamos a empezar un curso.

Público: Me parece que no entendí. Parece claro que en toda melancolía se da la ambivalencia... en la base...

Miguel Oscar Menassa: Sí, pero no está el pensamiento, Freud lo explica como ambivalencia común, normal, yo te amo y te odio, pero no soy responsable de ese amor y de ese odio, y además ese amarte y odiarte no es responsable del bienestar ni es responsable del malestar, en cambio el odio del melancólico te ha hecho daño, la diferencia es abismal... en un amor común, en un amor común, cuando uno es normal tiene que ir por la vida pensando algo que ustedes no pueden pensar del todo que es: «no hay acto humano que  genere ningún acto humano», porque parecería ser que el que yo les explique hace que ustedes entiendan y no es así, yo explico y de ustedes depende entender o no entender, no es que de mí dependa, no es que de mi explicación  dependa que ustedes entiendan, no es que de mi amor ha de depender lo que ustedes me aman. Lo que ustedes me aman depende de vuestra madre, no de mi gran amor, porque si dependiera de mi gran amor no estaríamos discutiendo lo que discutimos, todos harían lo que yo hago con mi gran amor, pienso que el psicoanálisis también les haría bien a ustedes. Pero eso es normal, para poder pensar así tengo que ser muy normal, como todos somos un poco anormales vamos por la vida pensando que porque la quise se mató, porque la odié abandonó la disciplina, porque la mandé a estudiar más que al compañero no estudió nada. No, nada que ver, ni los honorarios que cobro tienen que ver conmigo, hay pacientes que quieren psicoanalizarse con un psicoanalista caro porque eso les hace bien y hay pacientes que quieren psicoanalizarse con un mercenario estúpido y poco inteligente, pues yo me tengo que someter a ser estúpido y poco inteligente para ese paciente que sólo se puede psicoanalizar con un psicoanalista estúpido y poco inteligente, gordo, feo y sin dinero, ¿entienden? Porque no hay nada en mí que pueda provocar nada en ustedes, si ustedes no están absolutamente convencidos de que lo tienen que hacer, por eso que cuando yo le pido algo al paciente, lo que le pido es que acepte el tratamiento, es decir que acepte el inconsciente, por eso que Lacan, que no es ningún estúpido, decía sólo someto a tratamiento psicoanalítico a aquellas personas que vienen a demostrar la existencia del inconsciente, no me pidan hora cuando tengan ganas de demostrar otra cosa. Porque la gente pide hora, ayer me pidieron una hora en público para demostrar que ella tenía razón, no se le puede pedir una hora a un psicoanalista para demostrar al psicoanalista que tengo razón, cuando pido una hora, tengo que pedir una hora porque estoy dispuesto a edificar toda mi vida en una creencia de la existencia material del inconsciente, entonces voy y pido una hora de análisis. Parecería que tengo muchas horas libres con esta última frase, pero se entendió, ojalá que lo hayan entendido bien todos, para que después lo utilicen. Para mí fue dura esta Conferencia, porque yo, entre el lucimiento personal y la presencia del discurso freudiano guiándonos, sobre todo para mí que podría tener bastantes ilusiones y con bastante fundamento, de poder elaborar una teoría psicológica que me desligue de la omnipresencia de Freud, sin embargo, reconocer que él ha dicho mejor que yo es lo que me salva, es decir que esa creencia que tienen de que lo hacen mejor que nadie, es una mala creencia, es una mala creencia, algunos de ustedes los he visto, son capaces de someterse y perder absolutamente vuestra libertad a pensar de esta manera que dice Freud, bueno tampoco lo tienen que resolver ahora.

Profesionales en España, Argentina y Brasil.

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