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psicoanalisis

 

 

 

 

 

 

 


El PSICOANÁLISIS es un tratamiento eficaz en:

  • Depresión, ansiedad.
  • Estrés, baja autoestima.
  • Miedos, obsesiones, fobias.
  • Inseguridad, timidez.
  • Crisis de angustia.
  • Adicciones.
  • Dificultades en el trabajo y/o estudio.
  • Problemas de comportamiento.
  • Hiperactividad, retraimiento.
  • Enuresis, encopresis.
  • Fracaso escolar.
  • Alteraciones del lenguaje (dislalia, disgrafía, tartamudez, etc.)
  • Crisis de crecimiento.
  • Orientación vocacional a jóvenes.
  • Orientación a padres.
  • Asesoramiento a profesionales.

ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS

  • Anorexia, bulimia, obesidad.
  • Palpitaciones, mareos, hipertensión.
  • Hipocondría
  • Úlcera, gastritis, dolor de cabeza.
  • Asma y otro tipo de alergias.
  • Enfermedades de la piel.
  • Trastornos menstruales, menopausia.
  • Enfermedades crónicas.
  • Colon irritable. Colitis ulcerosas. Enfermedad de Crohn.
  • Enfermedades autoinmunes (Lupus, artritis reumatoide).
  • Cáncer: Apoyo a pacientes y familiares.

TRASTORNOS DE LA SEXUALIDAD

  • Impotencia.
  • Eyaculación precoz.
  • Frigidez.
  • Inhibiciones de la sexualidad.
  • Problemas de pareja. 
  • Infertilidad.

MEDIACIÓN FAMILIAR

  • En todo problema matrimonial o en proceso de separación.
  • Informes de guardia y custodia.
  • Informes de adopción.

SITUACIONES DE CAMBIO

  • Matrimonio
  • Divorcio
  • Paternidad
  • Comienzo y finalización de estudios
  • Incorporación al mundo laboral y cambios laborales
  • Jubilación
  • Adolescencia
  • Menopausia

 

ANOREXIA NERVIOSA

La anorexia nerviosa no es en sí misma una enfermedad, podríamos decir que es un síntoma, es decir, un indicador, una señal de la existencia de una enfermedad. La anorexia no se puede reducir a una única entidad clínica.

El paciente ha disminuido considerablemente su ingesta de alimentos, come poca comida, y está perdiendo por tanto peso de manera considerable. Pero como siempre en psicoanálisis, el síntoma nunca coincide con lo que le pasa al paciente. El síntoma en sí no es lo que debemos observar, sino que a lo que habrá que prestar la escucha, es a la relación del paciente con el síntoma, es decir, a lo que el paciente dice del síntoma. El problema de la anorexia no es la comida, como parece decírsenos al encuadrarla dentro de los trastornos alimentarios. En todo caso, la posición de la anoréxica, la lleva a tener una particular relación con el acto de la ingesta.

De esta manera, bajo la escucha analítica, se pueden distinguir tres tipos de anorexia: una anorexia histérica, una anorexia paranoica y una anorexia depresiva.

1. En la anorexia histérica, las frases que pronunciará la paciente serán similares a estas: “No como porque me da asco”, o: “pensar en comida, me da ganas de vomitar” (los vómitos son en el alfabeto histérico una manera de expresar la repugnancia moral).

2. En la anorexia paranoica, lo que subyace es un temor paranoico al envenenamiento, que se puede expresar en la frase: “No como porque estos me quieren envenenar”, o más sutilmente: “la comida me sabe mal, creo que está en malas condiciones, pienso que me va a hacer daño, que me va a sentar mal…” Añadir que al paranoico, nunca le son indiferentes las personas que arguye, quieren causarle un daño. Por el contrario, son personas amadas.

3. En la anorexia depresiva, aparece un desinterés por toda la realidad exterior, que también se extiende a la comida. La frase sería en este caso: “No como porque no tengo ganas” “No me apetece comer” “Le he perdido el gusto a esto de la comida”. Pero si uno escucha un poco más, advertirá que el paciente en cuestión, no tiene ganas de nada, no solamente le sucede con la comida, le sucede con cada una de las acciones que debe emprender en la vida.

También señalar, que en general, en la anorexia hay una regresión a la fase oral de la libido. Las relaciones con los demás, serán en términos oral-sádicos. En esta fase, el niño se come lo que ama, pero al hacerlo así, lo destruye. Los pacientes anoréxicos aman así apasionadamente, hasta la más extrema identificación con el objeto amado (se lo comen), para luego vomitarlo, cuando el otro muestra la más mínima diferencia con ellos.

Otro factor en juego en la anorexia, y que tiene que ver con este goce de la boca, (puesto que cuando comemos, no gozamos de la comida, sino del goce de la boca), es la primera relación con la comida: con el pecho materno, primera fuente de comida para el bebé, o con el biberón, para el caso es lo mismo. En el relato de las anoréxicas, se observa muy frecuentemente que para ellas, sus madres eran madres rechazantes, que no mostraban ningún deseo por alimentar a sus hijas. No estamos afirmando que todas las madres rechazantes generen hijas anoréxicas, puesto que el tiempo en psicoanálisis no se lee desde el pasado, sino desde el hoy, pero si es cierto que partiendo de la anorexia ya producida, aparece este antecedente en muchas de las pacientes.

Si se trata de rectificar la manera de gozar, que no es exactamente que se rectifique, o que su rectificación consiste en sumarle a esa manera de gozar, al menos otra, y otra y otra más, entonces, sabemos que el psicoanálisis es un tratamiento eficaz para la anorexia.

OBESIDAD

En el Departamento de Clínica Grupo Cero contamos con un equipo de profesionales médicos que pueden asesorarle acerca del régimen alimentario más adecuado para usted.

Además, hemos comprobado, tras más de 25  años de experiencia, que el psicoanálisis de los pacientes obesos, les permite mantenerse en un peso adecuado, aún después de haber dejado el régimen alimentario. Se trata de aprender a cuidarse y a comer sano. En este artículo les hablaremos de cuestiones médicas de interés en la obesidad y de los factores psíquicos en juego, los cuales requieren un abordaje psicoanalítico.

La obesidad es un serio problema de salud, no es sólo un problema estético, ya que  aumenta en 12 veces la mortalidad del que la sufre e incrementa el riesgo de padecer  enfermedades cardiovasculares, como el infarto agudo de miocardio, la diabetes, el infarto cerebral, la arteriosclerosis, etc. Una persona obesa vive de promedio 10 años menos que una persona  delgada.

Muchos autores consideran la obesidad la pandemia del siglo XXI (una pandemia es una epidemia a nivel mundial),es una patología que está aumentando en todo el mundo y la  prevención y tratamiento de la misma, se está convirtiendo en un problema de salud prioritario.

La obesidad está aumentando también de manera alarmante en los niños. Lo mejor en estos casos es prevenir, es recomendable acostumbrarles a comer fruta o yogur cuando quieran comer algo dulce, limitar el consumo de golosinas y dulces, es mejor darles  un bocadillo que un bollo para merendar,  y dentro de los bocadillos es mejor uno de jamón o queso que los de embutidos tipo chorizo o salchichón, más grasos. Y sobre todo, no hay que taparle la boca al niño con dulces y chucherías, para que deje de llorar o de “molestar”.

 En España concretamente el 80% de la población está por encima del peso recomendado. Tendríamos que distinguir entre obesidad y sobrepeso. Para hablar de cualquiera de los dos nos remitimos al índice de masa corporal (IMC) que indica el estado nutricional de la persona considerando dos factores elementales: Su peso actual y su altura, la fórmula sería: peso actual en kg / (altura, en metros2). El IMC normal se sitúa entre 18 y 25, entre 25 y 30 se habla de sobrepeso y cuando el IMC está por encima de 30 se habla de obesidad, por encima de 45 se habla de obesidad mórbida.

Hay diferentes tipos de obesidad, está la llamada obesidad central o troncular, por ejemplo Obelix, si lo han visto alguna vez, recordarán que tiene la cintura más grande que la cadera, y la obesidad global, que sería la de las Venus de Rubens. Esta distinción es importante porque la incidencia de enfermedades cardiovasculares es mayor en la obesidad central, que por otra parte es más frecuente en los hombres. El índice cintura- cadera mayor de 1 en los hombres y mayor de 0,85 en las mujeres se asocia a complicaciones metabólicas, como la diabetes, la hipertensión arterial, etc.

Desde la medicina, se dice que las causas de obesidad son la mala alimentación, demasiado rica en grasas y en hidratos de carbono, y el sedentarismo, además de señalar que hay una base genética.

Pero qué es lo que lleva al paciente a comer mucho más de lo que precisa para realizar sus actividades diarias, sólo nos lo puede responder el psicoanálisis, y aunque cada caso es singular y sólo podrá saberse del deseo en juego cuando el paciente hable en el marco de la relación analítica, podemos señalar algunas cuestiones psíquicas generales que podrían jugar un papel fundamental en la obesidad.

A  veces, lo que lleva al paciente a comer mucho más allá de lo necesario, es el miedo a morirse de hambre, aunque nos parezca mentira viéndolo desde fuera con sus 150 kilos, el miedo no tiene nada que ver con algo racional. Otras veces es un equivalente de un ataque de angustia que cursa como ataque de bulimia.

También puede ser una cosa de pudor, hay mujeres que engordan  para esconder sus formas femeninas, al engordar también se masculinizan, pierden pelo, como los hombres, porque en la grasa se producen andrógenos (hormonas masculinas).

También puede ser para estar acompañados, se hacen acompañar de la comida, como una suerte de canibalismo, de hecho algunas veces lo que comen tiene nombre de persona: magdalena, judías, galletas maría, o por ejemplo cuando llamamos a nuestra pareja bomboncito, o cuando decimos está para comérselo…son todo metáforas canibalísticas.

La frase yo me lo guiso, yo me lo como tiene algo que ver con la obesidad. Algunos gordos podríamos decir que tienen aires de autosuficiencia: yo me lo guiso, yo me lo como, él solo lo hace todo, pero solo, sólo se puede comer, para el resto se necesita a los otros.

La obesidad también puede ser una ambición desmedida, una ambición fuera de lugar, en vez de crecer socialmente y obtener logros sociales, culturales, crece a lo ancho. Sabemos también que “los kilos” es una forma de nombrar al dinero “los millones”.

En conclusión, podremos poner todas las dietas que queramos, hay muchas excelentes, pero no vamos a conseguir que el paciente adelgace y se mantenga si no tratamos los factores psíquicos, es decir, es necesario que el paciente se psicoanalice.

 

LAS FOBIAS O MIEDOS

Las fobias son miedos. La psiquiatría clasifica las fobias, según el objeto que aparentemente provoca el miedo: claustrofobia: miedo a los espacios cerrados, hidrofobia: miedo al agua. Se trata de un miedo exagerado frente a algo que habitualmente no nos provoca ningún temor. Para el psicoanálisis lo importante no es tanto el tipo de fobia o el objeto frente al que se produce el miedo sino todo el mecanismo implicado en la enfermedad.

Las fobias clásicas, podríamos llamarlas así: fobia a las arañas, a los ratones, a las serpientes, a las tormentas, a la noche o a la oscuridad. Cosas que a todos nos intranquilizan un poco. O aquellas fobias que aparecen después de un accidente: por ejemplo, fobia a conducir después de haber tenido un accidente de coche, son más del orden de la histeria. El sentimiento predominante en la histeria es el asco. Por eso algunas personas, cuando se les preguntan por la fobia, dicen que es asco, por ejemplo: la fobia a las arañas, o a las cucarachas, como asco a las arañas o a las cucarachas.

Las otras fobias, a objetos inhabituales: por ejemplo, a los caballos, a los ascensores, a los transportes: el avión, por ejemplo, son verdaderas fobias, no son histerias.

El afecto predominante en las fobias, es la angustia. Todas las restricciones, las precauciones y las prevenciones del fóbico, son para evitar el ataque de angustia. Por ejemplo: tiene fobia a los espacios abiertos: agorafobia, y no sale de casa para evitar un ataque de angustia. El ataque de angustia, consiste en palpitaciones, sudoración, respiración acelerada, presión en el pecho y sensación de muerte inminente o miedo a volverse loco.

El miedo de las fobias nos parece irracional: ¿porqué tener miedo a los ascensores?, si no pueden hacerte nada. Si te quedas encerrado, llamas al timbre y te sacan, son frases que se le dicen al que tiene fobia a los ascensores para convencerle de la irracionabilidad de su miedo. La clave está en que el miedo no es a los ascensores, se ha producido un desplazamiento del miedo, que inicialmente era a otro objeto, a los ascensores.

Las fobias son muy frecuentes en los niños, y generalmente en la niñez, se curan sólo con el propio crecimiento, sin intervenciones exteriores. El niño pequeño encuentra en la madre su primer amor, y en el padre el obstáculo mayor para conseguir ese amor, es un competidor. El niño, además de amarlo tiernamente, también desea su desaparición, su muerte. Así que el primer miedo de los niños es al padre. ¿Qué me hará papá si se entera de lo que siento por mamá y que además, me gustaría que él se fuera?
Luego el miedo, es señal del deseo. Es porque deseo a mamá, que me da miedo papá. Pero como admitir que temo a papá sería admitir que deseo a mamá, el miedo se traslada a otros objetos, es decir, se desplaza. Ahora no tengo miedo a papá, sino que tengo miedo, por ejemplo, a los caballos. En realidad, por no aceptar el temor al padre, el fóbico termina teniendo temor, miedo de todo. Cuando el miedo no está en su lugar, se teme a todo.

El objeto que se elige para la fobia, no es un objeto cualquiera, tiene una íntima relación con la historia personal del fóbico. Por ejemplo: un niño que tenía fobia a los caballos, había jugado muchas veces a que el padre se arrodillaba en el suelo, como si fuera un caballo y el niño se montaba encima. Era, pues un animal que representaba al padre.

El objeto de la fobia de los niños es muy frecuente que sea un animal: miedo a los perros, a los lobos, a los leones. Esto es porque para los niños es menor la distancia entre los animales y los hombres, para ellos es más fácil tomar a un animal para representar a un humano. Hay muchas frases que equiparan a los animales con el hombre, cuando llamamos a alguien animal, o cuando le decimos: no seas burro, o te estás poniendo como una vaca, o como una foca, o estás fuerte como un toro...En todas esas frases, equiparamos al hombre con un animal, no es tan raro que el niño haga lo mismo en la fobia.

Además en todos ellos está en juego el miedo a ser mordido o comido por el animal objeto de la fobia.

Las fobias pueden ser muy incapacitantes para el que las padece: a veces no puede salir de casa, no puede trabajar para ganarse su sustento, de tal manera que queda en total dependencia económica. Los fóbicos cada vez limitan más su actividad cotidiana, para evitar el contacto con el objeto fóbico desarrollan todo una serie de conductas de evitación o precaución que los va encerrando dentro de una muralla cada vez más limitada. Por ejemplo, en la agorafobia, y en muchas otras fobias, terminan sin poder salir de casa o necesitan una persona que les acompañe a cualquier sitio, a la cual se la conoce como acompañante fóbico.

Las fobias son uno de los trastornos psíquicos más frecuentes. El fóbico en general tiene miedo a las personas, evita el contacto con los otros lo cual limita su vida social de manera muy importante.

Y si el paciente no puede salir de casa, puede comenzar su psicoanálisis por teléfono o por Internet y en cuanto se restablezca y comience a poder salir de casa, puede si quiere, ir a la consulta del psicoanalista.

 

FRIGIDEZ

La frigidez es una ausencia de satisfacción o de apetito sexual en la mujer. También se conoce con el nombre de vaginismo (aunque este término alude más a la dificultad para la distensión y lubricación de la vagina). El término de dispareunia hace alusión a una sensación dolorosa durante el coito.

El deseo en la paciente que padece frigidez, puede ser mantener su deseo insatisfecho. No es que no desee, desea eso: mantener el deseo insatisfecho. Es típica la seducción hasta llevar a la pareja al borde de la cama, y cuando está allí se pregunta: ¿pero qué hacemos aquí desnudos? Para ella todo el juego se termina en la seducción, en generar el deseo en el otro. Son las frigideces que más rápido se curan con el análisis.

La frigidez se soporta por las mujeres mejor que la impotencia por los hombres. Ella está cómoda en la posición de ser causa del deseo de él: no le importa tanto Gozar ella, o podemos decir que el Goce de ella es que él Goce. Para él no es así, su Goce no es que ella Goce. Por eso es más difícil para él tolerar la impotencia.

Socialmente tampoco está bien visto que la mujer desee. Si él desea, es un machote, si ella desea, es una casquibana. La represión sexual a la que ha sido sometida la mujer durante siglos.

Hay una frigidez mental: no le entran…. las ideas en la cabeza. La palabra estrecha se utiliza para denominar a las mujeres con poca accesibilidad sexual (hace también alusión a la estrechez vaginal), podíamos decir frígidas y también se dice estrecha de mente, mente cerrada, o que no está abierta a nuevas ideas. Son todas metáforas sexuales.

Respecto a la frase No hay mujer frígida, sino hombre inexperto, habrá casos, pero lo que es interesante, es que en la frigidez, a veces se ve que no pueden disfrutar con su pareja, porque creen que en algún lugar hay una pareja perfecta, que tiene verdaderas relaciones sexuales, que están hechos el uno para el otro: la teoría de la media naranja. Nunca son felices con la pareja actual, pero creen que lo serían con otra. Cuando en realidad, no se trata de la pareja, sino de su propia estructura psíquica, que las hace permanecer en la insatisfacción del deseo.

Las relaciones sexuales se complican hasta lo indecible, cuando dos quieren ser uno, cuando se busca la felicidad única, el orgasmo al unísono, cuando se hace lo que a uno le gusta que le hagan, en vez de averiguar lo que le gusta al otro, cuando no se acepta que son dos y radicalmente diferentes. No es un goce compartido, es el encuentro de dos maneras de gozar, totalmente diferentes.
Las mujeres tienen un elevado montante de narcisismo, el cual influye sobre su elección de pareja, de manera que, para la mujer, es mucho más imperiosa la necesidad ser amada que la de amar. Es frígida porque le cuesta ponerse en posición de deseante. Él es el que desea, y ella el objeto de su amor.

Podríamos decir que él se entrega por ser deseado, entrega hasta sus principios más fundamentales con tal de ser deseado: es como si le dijera a ella: miénteme, dime que me deseas. Ella se entrega por ser amada, entrega hasta su vida con tal de ser amada: ella le pide: miénteme, dime que me amas. Así, podríamos preguntarnos ¿cuántas veces tendrá que decirle un hombre a una mujer que la quiere para que ella consiga la libertad de desear? o viceversa ¿cuántas veces tendría que decirle una mujer a un hombre que lo desea para que él consiga la libertad de amar? Pero parece que ninguno quiere liberar al otro de su esclavitud. Un hombre no puede ser potente si no se siente deseado por una mujer y una mujer, será frígida si no se siente amada por él.

El psicoanálisis nos dice que en el encuentro sexual, no gozamos del cuerpo del otro, aunque pueda parecer así, gozamos de nuestro propio cuerpo por intermedio del cuerpo del otro, de nuestra pareja. Por eso decimos que es el hombre el que le da a la mujer la vagina, el que le permite a ella gozar de su cuerpo, y es la mujer la que le da al hombre el pene, la que le permite a él gozar de su cuerpo.

Por eso, en toda impotencia o en toda frigidez, además, está en juego para quién es el síntoma, a quién se le ofrece como ofrenda, en este caso el perjudicado es la pareja sexual, está por tanto en juego la intención inconsciente de molestar al partenaire sexual.

LA DEPRESIÓN Y SUS CONSECUENCIAS EVITABLES: EL SUICIDIO

Parahablar de la relación entre la depresión y el suicidio, antes debemos aclarar ¿qué es una depresión? y ¿cómo se reconoce a una persona deprimida?
La depresión es un estado, que se caracteriza por una pérdida de interés por el mundo exterior: al paciente con depresión, las cosas que le proporcionaban placer, dejan de resultarle placenteras. No tiene ganas de comer, le cuesta conciliar el sueño y lo más característico es que se dirige constantemente autorreproches, pierde el pudor de criticarse delante de todo el mundo, dice frases como: soy un desastre, no sirvo para nada…. 
Aproximadamente el 15% de la población tiene en su vida, al menos un episodio de depresión mayor. Muchas veces pasa inadvertida, o como lo que se da en llamar depresión enmascarada, con quejas corporales: dolores de cabeza, diarrea o estreñimiento, dolores en el pecho, que a veces pueden confundirse con  un infarto…
Además, las enfermedades mentales son la causa del 50% de las discapacidades, es decir, de los impedimentos para trabajar y desarrollar una vida normal. La depresión grave ocupa el quinto lugar entre las diez causas principales de enfermedad. Y se presume que de aquí a 2020 pasará a ocupar el segundo lugar. 
El mayor riesgo de estar deprimido, es la tendencia al suicidio que tienen estos pacientes, y que hace que este sea un importante problema de salud.
El 15% de los pacientes con depresión no tratada, se suicidan. El fenómeno del suicidio es ya responsable de más muertes al año que las producidas anualmente por el conjunto de todos los conflictos bélicos que asolan el planeta. Podemos concluir que  la depresión “mata más que las guerras”.
La OMS señala que el suicidio es una de las tres principales causas de mortalidad en todos los países del mundo entre personas de 15 a 34 años de edad. 
Sin que resulte curiosidad morbosa, nos preguntamos ¿Cómo se suicida la gente? 
Esa pregunta es muy interesante, porque tenemos que tener en cuenta, que un paciente deprimido tiene otras vías de suicidio que las habitualmente conocidas, como arrojarse al vacío o tomar pastillas, etc. Hacemos alusión a que tiene mayor riesgo de tener enfermedades físicas potencialmente mortales. Serían lo que podríamos llamar “suicidios encubiertos”.
Tratando la depresión, se puede prevenir la aparición de ciertas enfermedades orgánicas,  como las cardiopatías, los pacientes con depresión tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como el infarto de corazón, la HTA. Como siempre en Medicina es mejor prevenir que curar, si tratamos la depresión podemos evitar la enfermedad orgánica. 
Además, cuando una persona está deprimida, deja de cuidarse. A veces engorda muchos kilos, deja de hacer ejercicio físico, fuma, mantiene relaciones sexuales de riesgo, conduce de manera temeraria o no cumple los tratamientos médicos, esta también es una manera de irse suicidando poco a poco.
Pero ¿Cuál es la causa de la depresión, o el mecanismo por el cuál uno se deprime?
Toda depresión se produce ante una pérdida, la pérdida no tiene que ser necesariamente de un familiar o una persona querida, puede ser de un ideal. Por ejemplo: El paciente creía que esa relación amorosa que tenía era perfecta y cuando descubre cosas en la pareja que no son como las imaginaba, a veces eso le hace perder ese ideal de amor, eso se ve con frecuencia en la historia de pacientes deprimidos. 
La pérdida siempre es inconsciente: a veces la persona no sabe lo que ha perdido (sobre todo cuando se trata de un ideal), y otras veces,  aunque sepa a quién ha perdido: por ejemplo, a un familiar querido, no sabe lo que con ello ha perdido: es decir, no sabe lo que el otro significaba para él.
Por ejemplo, el síndrome del nido vacío, que es una depresión que acontece en mujeres maduras, cuando los hijos se van de casa, sería por la “pérdida” de los hijos. Se produce sobre todo en aquellas madres que han renunciado a su vida para dedicarse enteramente a sus hijos. Cuando sus hijos se van, se dan cuenta de que ellas no tienen vida. 
El suicidio y la depresión están muy relacionados. No todos los deprimidos se suicidan, pero sí  todos los suicidas estaban previamente  deprimidos. 
Al deprimido, le pasa, que para no perder aquello que ha perdido se identifica con ello. Pero como también se siente abandonado, tiene un sentimiento hostil, no sólo ama lo que perdió sino que también lo odia y lo quiere matar.
Al identificarse con el objeto perdido, en el intento de acabar con el otro, acaba con él.
Así que el deprimido en realidad se suicida para matar al otro, al que ha perdido. Pero no hace falta llegar al suicidio, en todo deprimido hay un deseo de venganza, y los reproches que antes decíamos que parecen ir dirigidos contra sí mismos: Soy un inútil, no sirvo para nada, en realidad van dirigidos al objeto perdido con el que se ha identificado: En realidad es: eres un inútil, no sirves para nada.
El psicoanálisis ha demostrado ser un tratamiento eficaz en estos casos, ya que ayuda al sujeto a producir una nueva vida sin aquello que ha perdido, a sustituir lo perdido, ya que  es característica del depresivo la incapacidad de sustituir.

LA DEPRESIÓN EN RELACIÓN CON LAS ENFERMEDADES ORGÁNICAS

En la depresión enmascarada (aquella que debuta con síntomas somáticos o corporales) los síntomas que se presentan en forma habitual sondolores físicos que suelen ser erráticos y que suelen tener una respuesta caprichosa a los analgésicos administrados.
Las perturbaciones de los aparatos cardiovascular y respiratorio son frecuentes: alteraciones de la presión arterial, dolor torácico o arritmias, asimismo los problemas gastrointestinales como constipación o diarrea.
Cualquiera de estas manifestaciones físicas llevan al paciente a recorrer las consultas médicas, sometiéndose a estudios clínicos con diferentes especialistas, sin encontrar por parte del facultativo causas orgánicas que originen el malestar. En estos casos el diagnóstico de depresión habitualmente es tardío, debido al enmascaramiento de la misma.
La depresión, no se expresa siempre de manera clara, con los síntomas clásicos de insomnio, falta de apetito, tendencia al llanto, autorreproches, etc, sino que a veces, l síntomas en el cuerpo, como palpitaciones, sensación de falta de aire, dolores en el pecho,  etc, que generalmente son considerados síntomas equivalentes del ataque de angustia, pueden ser señal de una depresión. Freud describió a este respecto lo que llamó melancolía ansiosa.
Así mismo, una frigidez o una impotencia pueden ser señal de una depresión, porque en estos pacientes hay una anestesia física: no sienten nada más que dolor psíquico.
Algunas enfermedades orgánicas, como la aterosclerosis, pueden ser también señales de una depresión.
Para hablar de la relación entre la depresión y enfermedades físicas antes debemos saber ¿qué es una depresión y cómo se reconoce a una persona deprimida?
La depresión es un estado, que se caracteriza por una pérdida de interés por el mundo exterior: al paciente con depresión, las cosas que le proporcionaban placer, dejan de resultarle placenteras. No tiene ganas de comer, le cuesta conciliar el sueño y lo más característico es que se dirige constantemente autorreproches, pierde el pudor de criticarse delante de todo el mundo, dice frases como: soy un desastre, no sirvo para nada…. 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) relaciona la depresión con determinadas enfermedades físicas, en su Informe sobre la salud en el mundo del año 2001, señala que la salud psíquica (nuestros  pensamientos, sentimientos, emociones, preocupaciones…) influyen directamente sobre nuestra salud física. 
Se ha demostrado, por ejemplo, que la ansiedad y la depresión ponen en marcha una cadena de alteraciones de las funciones endocrinas y de nuestro sistema inmune, que es el sistema que se encarga de la protección de nuestro organismo, son nuestras defensas. Al disminuir “las defensas”, aumenta la propensión a diversas enfermedades orgánicas. Es evidente que los trastornos mentales desempeñan un papel importante en la depresión del sistema inmunitario,  y por tanto, facilitan la aparición de ciertas enfermedades y la muerte prematura.
Podríamos pensar que previniendo la depresión se podría prevenir el desarrollo de estas enfermedades, ya que a lo largo de los últimos 20 años, la medicina ha hecho acopio de datos que demuestran la íntima conexión existente entre la salud mental y la salud física. Las investigaciones han demostrado, por ejemplo, que las mujeres con cáncer de mama avanzado que participan en una terapia grupal de apoyo viven significativamente más que las que no intervienen en este tipo de actividad (Spiegel). 
La depresión psíquica, la depresión del estado de ánimo, no sólo produce enfermedad porque afecte al sistema inmune, produciendo lo que se llama una inmunodepresión, y como hemos dicho antes, nuestro sistema inmune nos defiende de infecciones, pero también hace desaparecer células propias mutadas, que podrían dar origen  a un cáncer. 
Además de por esta vía de alteración del sistema inmune, cuando una persona está deprimida, deja de cuidarse. A veces engorda muchos kilos, deja de hacer ejercicio físico, fuma, mantiene relaciones sexuales de riesgo, conduce de manera temeraria o no cumple los tratamientos médicos, esta también es una manera de irse suicidando poco a poco.
Tratando la depresión, se pueden prevenir muchas enfermedades orgánicas. Primero tendríamos que explicar someramente cómo se produce la depresión, para entender después cómo se trata. Toda depresión se produce ante una pérdida, la pérdida no tiene que ser necesariamente de un familiar o una persona querida, puede ser de un ideal. La pérdida siempre es inconsciente: a veces la persona no sabe lo que ha perdido (sobre todo cuando se trata de un ideal), y otras veces,  aunque sepa a quién he perdido: por ejemplo, un familiar querido, no sabe lo que con ello ha perdido: es decir, no sabe lo que el otro significaba para él.
¿Sabían ustedes que las enfermedades mentales son la causa del 50% de las discapacidad, es decir, de los impedimentos para trabajar y desarrollar una vida normal.
La depresión grave ocupa el quinto lugar entre las diez causas principales de enfermedad. Y se presume que de aquí a 2020 pasará a ocupar el segundo lugar. Pero además, como decíamos, la depresión es la causa de enfermedades físicas. Pero ¿a qué enfermedades físicas puede predisponer una depresión?
Las enfermedades del corazón, el infarto, la angina de pecho. Otra de las enfermedades que pueden estar precedidas de depresión es el cáncer, que es una enfermedad grave, potencialmente mortal. Como hemos dicho antes, la depresión se asocia a una inmunodepresión, es decir, a una disminución de la función del sistema inmune, y el sistema inmune es fundamental en la vigilancia contra el cáncer.
Pero no hace falta llegar a enfermedades tan graves, cuando una persona está deprimida, es más propensa a las infecciones, a los catarros, las gripes, etc. 
El psicoanálisis es hoy por hoy, el arma más eficaz de la que disponemos para el tratamiento de la depresión, tratando la depresión, se evitaría el desarrollo de un número importante de enfermedades orgánicas, algunas de ellas muy graves.

 

 

 

 

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